Hombres lobos
Había una ciudad llena de edificios con un castillo abandonado, lleno de arañazos de sangre en las paredes, habitaciones grandes que parecían interminables, luces intrascendentes que no llegaban a los finales del pasillo. Creo que vivía un señor llamado Tom Towmason si no mal recuerdo, siempre iba con sacos largos, zapatos desgastados, tenía un collar de un árbol con un pétalo de rosa y un porte respetable que no daba miedo, pero imponía. Siempre pensé que era un hombre lobo, son normales en el otro mundo ¿Pero qué vivan en un castillo en medio de una ciudad habitada por miles de personas? Nunca lo vi.
He conocido hombres lobos. Algunos pastores que en las lunas llenas corrían alrededor de su iglesia en su pueblo de mala muerte, otros que directamente no entienden su situación, se despertaban en el día en lugares de campo llenos de sangre, con suerte, de animales.
Una vez tuve que matar a uno, se llamaba Poultan Rose, tome una cerveza con él antes de pelear, parecía agradable, un poco engreído, quien me diría que me atacaría al pasar las horas yendo al baño a la salida del bar. No quise hacerlo, le ataqué las rodillas para que no se pudiera levantar y poder esperar al amanecer, pero tuvo que saltarme encima. Pobre hombre, los hombres lobos viven peleando contra su instinto animal o por lo menos los que aceptan las habilidades que te otorga, en realidad el precio que hay que pagar por ellas, quién no querría tener superfuerza o superolfato todo el rato.
Me parece que podrían ser del mismo linaje Poultan Rose y Tom Towmason, los une un pétalo de rosa. Aunque son solo supersticiones de un simple conocedor de la materia.
En mi experiencia los hombres lobos son Pastores, ya sea de ovejas o los de iglesia, críticos de comida, motoqueros, que no necesariamente tienen que tener músculos, obvio deportistas y científicos.
Una vez cuando corría por el bosque huyendo de unos matones, con los que había tenido problemas, me cruzo con una bestia gigante, media 2,5 mts., tenía garras largas con manchas de sangre y unos ojos verdes que te dejaban hipnotizado. Nos quedamos mirando unos 5 minutos hasta que uno de los matones le dio un disparo en el hombro, este se asustó y quedó traumado, aproveche y le dije:
—Huye, vendrán más, ya nos volveremos a ver, amigo mío.
Nunca lo volví a ver o por lo menos no en su forma lobo, con los matones me las pude arreglar, se vuelve fácil cuando te ven con un lobo gigante.
No quiero que esto sea una enciclopedia de monstruos, pero son los recuerdos que me vienen.
Los hombres lobos tienen el pelo de tonos marrones y blancos, mediante más viejos se vuelven el pelo pasa a tener tonos más grises. Hay cazadores que los matan y venden su pelaje en el mercado negro y otros que directamente lo tienen como premio. Imagínense asesinar a un monstruo de 2,5 mts, es todo un logro y más cuando te dedicas a matar ciervos en el bosque.
A mí me dan más respeto los lobisones o chupacabras, aunque solo son otros tipos de hombres lobos.
Mi primer lobisón lo vi a los 8 años en Entre Ríos. Le parecerá raro que esta provincia exista en su mundo, pero se sorprenderían de los lugares nexos que existen. Esa noche escuché un aullido y respiraciones fuertes viniendo de afuera de la casa, salí y me senté en la entrada esperando visualizar aquello que me quito el sueño, los perros se comenzaron a volver locos y él apareció, parecía lastimado, tenía sarpullidos en todo el pelaje y era calvo en otras. Estaba sufriendo, así que le ofrecí mi mano, pero él salió corriendo hacia la avenida. Sus ojos demostraban el suplicio que le implicaba el vivir. Las siguientes noches espere escuchar ese aullido devuelta para intentar curarles las heridas.
Lo volví a ver en la noche que volvía a Buenos Aires al final de la calle. Saliendo de los árboles, él aulló y saludó con el brazo. Lo saludé sonriendo y me subí al auto contento de tener otro amigo. Seguro ya estará muerto, si no lo curaron, no creo que le quede muchos años de vida. Ojalá vuelva a verlo, pero para eso primero tengo que volver a Entre Ríos.
Chupacabras
Los chupacabras son esos hombres lobos a los que la enfermedad los afectó por completo, en cada luna llena se transforman y les salen sarpullidos y pierden pelo, comienzan a tener tanta hambre que chupan hasta lo último de sus víctimas. No sé qué enfermedad afectará a los hombres lobos, pero conocí a bastantes así y algunos a los que le llegaba el final.
No te topes con un chupacabras de frente porque tendrás que pelear con todas tus fuerzas. Es raro pensar que una persona enferma sea más peligrosa que uno normal. Ellos pierden toda razón, solo piensan en sangre, he conocido chupacabras que se ataban en sus sótanos esperando la muerte.
Estuve con uno, se llamaba Richard Wegal, él me ordenó que lo vigile y ante cualquier peligro termine con su sufrimiento. En su forma humana escupía sangre y tenía jaquecas que me dolían hasta mí, en cuanto se transformó le salieron granos, sarpullidos, partes del cuerpo con quemaduras, calvo, ya sea por la enfermedad o los rasguños de sus propias garras. Todo un festival de sufrimiento, pobre de él porque se ahogó con su propia cadena.
Me caía bien, era profesor de historia, siempre hablaba de sus antepasados y dejaba algún dato de cómo era la enfermedad durante el día. Me habló de su madre, ella era una mujer lobo, para los que no sepan los lobos se rigen por familias y mandan las mujeres lobos. Lamentablemente, su madre se volvió chupacabras, de ella eran las cadenas del sótano.