Diario de un Onironauta

5.- El gran Lord

El mantra que Alex me enseñó parece funcionar, ya que, en su momento, pude ver una vida pasada donde conocía los secretos de la tierra y a una hermana que era igual de mágica que yo; Sin embargo, perdió su camino y, tras su muerte, se convirtió en un ser místico y fantasmal que atormentaba a algunos viajeros. Y bueno, ocurrieron tantas cosas raras que aún no tengo claro cuáles fueron reales y cuáles no. Sin embargo, la premisa fue tan inspiradora que escribí un cuento basado en esos recuerdos.

En ese periodo, tuve varios sueños con lugares nevados o días fríos… el agua, la luna y la nieve se parecen… quizás por eso el guardián Noche, de mi novela Misión en el planeta Yugot, maneja el hielo y es mi guardián regalón. Antes de que comience a divagar demasiado con los mundos dentro de mi cabeza, iré al punto: uno de esos sueños fue especialmente emocionante. No fue un sueño kármico y tampoco fue un sueño lúcido, pero sí creo que fue un sueño compartido. O, quizás… otro sueño dominado por alguien que entró en mi mundo onírico.

¿Existe el duende pimentón?

Desperté en un auto. Mi mente estaba vagando mientras observaba el paisaje nevado por la ventana del copiloto. Manejaba un varón y buscábamos a una asesina: una mujer delgada bastante mayor que yo. Cuando estuvimos cerca de la cima de una montaña, mi colega creyó estar cerca, así que bajé del auto para recorrer el lugar, mientras que él se quedó con el motor encendido.

Acercó el auto cuando di la señal de haberla visto. Yo avancé pensando en dar el primer ataque y eran tantos los nervios que invadían mi cuerpo que no era capaz de sentir el frío. No alcancé a decir mucho más que un saludo, cuando ella me vio pudo sentir mi ansiedad previa a la batalla y dio el primer golpe.

Me defendí hábilmente hasta que trastabillé y el filo de su navaja cortó la articulación de mi rodilla derecha. Caí, rodé y me protegí. Luego recibí un segundo golpe en la pierna izquierda. Decidida a no perder, contraataqué de inmediato, y con la energía que me daba la adrenalina usé mi espada para atravesar su vientre partiendo su cuerpo en dos.

Fue asqueroso y sangriento.

Me tiré al suelo apenas solté la espada. Mis rodillas sangraban por los tajos que alcanzó a hacer mi enemiga. Con mi espalda contra la nieve, lloraba de dolor, mientras mi colega y otra persona que llegó después me auxiliaron.

—Ya no podrá terminar lo que empezó —dijo mi colega, alentándome.

—Lamentablemente, hay varias más de ellas. —Las palabras del recién llegado me aterraron.

Entonces, di por hecho que se trataba de otro colega. Pero yo era una novata que, estaba a prueba y, después de esta pelea, no sabía si sería aprobada o si acaso quería serlo. El dolor era inmenso.

Con unas cuantas palabras técnicas, explicaron que la asesina se había duplicado. No de la misma forma que el villano en Harry Potter, sino más bien como el “Hombre múltiple” de X-Men, pero menos mágico. Me puse a teorizar con los lugares posibles en que podría encontrármela, mientras los adultos a mi alrededor hablaban de que, tras mi demostración, sería aceptada en una institución importante de educación y entrenamiento. Hasta ahora, no tengo claro en qué estaba trabajando exactamente, ni para qué me preparaba.

*****

La institución se encontraba en una gran edificación antigua al interior de un pequeño pueblo, justo al final de la calle principal. Una vez que me recuperé de mis lesiones, me llevaron a ese lugar, que estaba lleno de jóvenes de diferentes edades, asistiendo a distintas clases que me intrigaban mucho. Seguí al oficinista por los alrededores del edificio, quien me indicaba las instrucciones y presentaba los salones que visitaría constantemente. Al salir, mi mirada se enfocó en lo rectangular del edificio madera. También noté que tenía balcones por la fachada, una entrada con altas y gruesas puertas de una tonalidad oscura. Detrás de mí se encontraban varios locales pequeños, entre ellos uno de comida claramente enfocado a los jóvenes. Era el edificio para los mecánicos e informáticos… no tenía mucho que ver conmigo.

Me asignaron un cuarto para mí sola. No era demasiado grande, pero tenía lo justo, paredes claras y una pequeña cama, y junto a la ventana había un escritorio de madera color cereza y su silla correspondiente.

El día en que inicié las clases, mientras ordenaba mi bolso para ir a ellas descubrí un pequeño espíritu volando a mi alrededor lo cual al parecer no era algo extraño—. Lo saludé, me vestí y bajé las escaleras escuchando sus consejos. Al principio pensé que era mi consciencia, pero fuese o no, estaba fuera de mi cuerpo y parecía que todos ahí eran acompañados por uno.

Había una historia que se contaba de aquella escuela, como en muchas otras existe: se decía que un demonio cazaba jóvenes en medio de la oscuridad, y una vez que eran atraídos por sus engaños, nadie volvía a verlos con vida —si acaso encontraban sus cuerpos—.

Mientras compraba ropa de segunda mano en una de las tiendas cerca del internado, pude oír la voz de mi aparente consciencia decir:

—Vendrá por ti. Cuídate, que en cualquier momento llegará.

La adrenalina recorrió mi cuerpo. Supe de inmediato que se refería al demonio de las historias. Miré alrededor, intentando ver al espíritu, pues no habíamos hablado directamente antes.




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