Diario de un Sin Memoria | #3.

Número Seis.

Creo que... Mi vida no va bien, para nada. Lloro todas las noches sin piedad, pidiendo por favor que mi vida vuelva a la normalidad. Hubieron muchas personas, vecinos que se preocuparon por mí, pero yo sólo respondí: "estoy bien". Sinceramente, no me siento para nada así. Me encuentro muy destrozado, me dan ganas de no estar aquí y encontrar un lugar más alejado que éste: quisiera morir, ahora. Quiero saber lo que se siente estar en el otro mundo, si estoy más tranquilo allí, si es completa oscuridad mezclada con silencio. De pronto, no sé si fue dentro o fuera de mi mente, pero escuché una voz que me decía...

— Yo puedo sacarte de esto, Bastian... —decía con voz grave y ronca.— ...Simplemente tienes que seguir mis órdenes.

Tras aquella voz que parecía sonar en mi cabeza, comencé a gritar algo descontrolado. ¿Qué era lo que estaba pasando?, ¿quién era ésa voz que sonaba en mi cabeza?. Comenzaba a correr por toda mi casa, quería buscar a la persona que me estaba hablando: capaz que tenía altavoces. Pero no, nada. Absolutamente nada. Ahora muchas voces hablaban a la vez, no entendía ninguna de ellas. Me coloqué ambas manos en la cabeza, cerré los ojos y seguí gritando, notando que todas las cosas de mi preciado hogar vibraban y caían fuertemente en el suelo, con disposición a romperse en mil pedazos. Les grité a cada una de ellas para que se cayaran, hagan silencio y dejen de destruir mi casa, pero no hubo efecto: todo se encontraba igual.

— Nadie puede verme, Bastian, ni siquiera tú. —reía psicóticamente.— No me encuentro en ningún lado, compañero mío... Yo soy tú. Tienes que entenderlo, de una vez por todas. No importa de qué manera sea, ¡tienes que entenderlo y demostrar quién eres!. —su voz empezaba a cesar poco a poco, hasta no quedar nada.




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