Diario de un Sin Memoria | #3.

Número Cuatro.

No sé a cuántos lugares me ha llevado mi mente, pero de seguro ya son muchos. No me dan ganas de salir de mi cuarto, la gente me sigue insistiendo en pedir ayuda y yo les repito que me niego plenamente. Ahora me encuentro sentado en el vagón de un tren abandonado debajo de un puente lleno de grafitis, también abandonado. Es el último lugar al que quiero ir. Este lugar se encuentra contaminado, por éso llevo una máscara de gas. Las nubes son grises y el ambiente es negro, oscuro. Me agradaba notablemente este lugar, este tren abandonado, porque es un lugar muy tranquilo si le quitamos que es tóxico al extremo. Todo ése estilo que lleva el lugar me da ganas de agarrar a una persona inocente y quitarle la vida con un machete, pero de manera lamentable no puedo: la policía me busca hace meses y por suerte no me encuentra. Comencé a reírme psicóticamente, juraría que esta risa traería miedo y, a la vez, algo de diversión. Aunque, lo único que puedo notar en aquél puente, es más silencio y tristeza que diversión. Quizá hallan espíritus vagando a mi alrededor, o quizá vagabundos vivan bajo este puente con pena y dolor. Si fuese así, yo, en mi parte, formaría un ejército a su lado para asesinar a todas aquellas personas que nos volvieron seres negativos y sin vida. Haría venganza con ellos y por ellos.

Respecto a mi enfermedad, a mi amnesia, no tengo que preocuparme mucho por éso: estoy volviendo a recordar. Pero... Hay una pregunta que no es respondida aún, ¿qué le pasó a mi ser que recordaba y quién es el ser que habita en mí en estos momentos?. Porque me siento extraordinariamente libre, aunque todavía no sé quién soy ni qué me pasó en el pasado. Todos los lugares a los que he visitado gracias a mi cerebro, todas ésas personas que he matado, nunca me dieron la verdadera respuesta. Se lo pregunté a niños, jóvenes, adultos, hombres, mujeres y a muchos más; aún así, ¡no me dan nada!. Ninguna maldita respuesta o señal, ¡nada!. Siento que tengo que avanzar hacia otro nivel porque pierdo mi tiempo por completo junto a ellos, mis víctimas son un horroso y espantoso desastre para mi pasado y futuro. Ya no sé qué hacer con los seres humanos en general, son tan inútiles que ni siquiera puedo tratarlos. Me definiría como un sociópata psicótico que contiene una mente sin solución, ya que hay algo en mí que no encaja en la sociedad, y, además, me llegan ganas de matar a todo ser que se encuentre en mi camino y esté todavía con vida.

De pronto, las luces de todo el tren se apagaron como si las hubiesen cortado o su corriente no funcionara. Volví a reír de manera psicótica, mi momento llegó por fin en este sagrado camino. Un machete se encontraba reposando delante mío, así que lo agarré a la vez que me levantaba y comenzaba a caminar por el pasillo del lugar ya putrefacto, notando que no había nadie fuera. A ambas paredes del vehículo, podía escuchar cierto golpes que se relacionaban con pelotas de goma dura golpeando una pared de cemento. No me asustó en nada, sinceramente, aunque me detuve en ése instante ya que pude oír centenares de pasos por todo el tren. Sonreí de oreja a oreja, este juego recién iniciaba. Estiré el brazo que contenía el machete mientras me colocaba en guardia para poder matar a todos ésos seres inocentes, capaz podrán darme una respuesta a mi mala memoria. Pero no fue así: los pasos cesaron cuando llegaron cerca de mis oídos, el lugar está vacío. Todo lo que pasó era sumamente extraño, sentía que me volvía loco o capaz algo se encontraba allí dentro que yo no podía presenciar. Otra vez empecé a caminar por el pasillo del vehículo abandonado, en esta ocasión con paso dudoso. ¿Qué era aquél ser que estaba junto a mí y no me había dado cuenta?. Ahora me daban muchas dudas, y quería averiguarlo. No tenía ninguna forma de saber la razón, así que me tuve que retirar de allí. Suspiré con algo de decepción y salí del tren ya tóxico, yendo directamente hacia la ciudad. Seguramente, los oficiales me estarían buscando en posibles escondites que no se encuentren dentro de mi destino.




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