Diario de un Sin Memoria | Libro Dos.

Número Uno.

Caminaba tranquilamente por la universidad, poco a poco trato de arreglar correctamente mi vida. Por suerte, habían mejoras. Nadie me estaba mirando feo o susurraba cosas "terribles" sobre mí. Se ve que ya se aburrieron de utilizarme como juguete, cosa que es buena. En una parte de este mundo, ya podía vivir tranquilo. Poco a poco, superaba aquellos insultos que largaban mal sobre mí. Por una parte, me sentía orgulloso; por otra, me sentía aliviado. Era un gran avance para mí, nunca pude hacer algo solo por mi cuenta. Me sentía feliz por ello, éso quería decir que iba manejando para bien mi vida. Sonaba excelente para una persona como yo, alguien que tenga falta de memoria necesitaba mucha ayuda para recordar lo del día anterior.

Mientras caminaba tranquilamente por los pasillos de la universidad, me encontré con dos puertas. ¿Serán de la cafetería o de algún salón de clases?. Decidí por entrar de una vez: era la cafetería. Habían varios grupos de personas ubicados en algunas de sus mesas, aunque el lugar aún así se podía ver vacío. Dirigiéndome hacia la barra, observé el menú que se encontraba detrás de ésta. Había mucha bebida y comida por elegir, sinceramente me sorprendía bastante. Comencé a chequear de a poco la lista de bebidas, momento después la lista de comidas. Tardé un par de minutos para decidir, pero lo hice con suma precaución. Detrás de la barra, habían dos chicas y un chico atendiendo, parecía mucho para solo tres personas. Atender entre los tres una tienda, sin ayuda de otros compañeros, sería mucho trabajo.

El chico de cabello castaño me atendió amablemente. Al final, no he pedido comida, sino que frappuchino. He pedido el más nuevo, en el cartel decía: "Ultra dulce de leche". Se veía y podía notarse que era delicioso, así que saqué mi dinero para poder entregar la cantidad justa. Le sonreí cuando tomó mi pedido para dárselo a una de las chicas que atendía allí, mientrad le entregaba mi dinero para ponerlo en la caja registradora. Lo que me sorprende de mí mismo, además de esto, es la capacidad que tiene mi memoria para volver a recordar. En mis terapias voy sumamente bien, pero aún no he podido recordar la razón de porqué la perdí. Se notaba que era todo un misterio, o éso se lograba ver. Parecía extraño, solía recordar otras cosas y la más importante no. Esto tendría que hablarlo con mi terapeuta, para que me dé una razón.

Le agradecí al vendedor cuando me entregó mi pedido. Yo lo agarré y me dirigí al lugar más cercano para sentarme. Al hacerlo, le di un trago a la pajilla... ¡Estaba increíble!. Nunca había probado esta bebida antes, lástima que no reconozco a nadie para hacerle probar. Juraría que se parece o es similar a ésos frappuchinos de Starbucks, completamente. No sabía qué decir al respecto, sabía extremadamente bien. Le haría probar, por mi cuenta, a todo el mundo.

Estuve una hora dentro de la cafetería tomando mi bebida, en ése tiempo aproveché para pensar en aquellos que tengo incrustados en mi memoria. Parecían algo extraños, era una de las primeras veces que los tenía después de nueve años. Tendría que analizarlos detalladamente, éso me costaría mucho tiempo. Podía sentir que es más difícil de lo que parece, notó que es un atajo que se toma dentro de la vida. Mi terapeuta una vez me dijo: "No es difícil perder la memoria y luego recuperarla al instante después de nueve años. Es algo que tendrás que afrontar en el resto de tu vida".

Aquella cita se disfraza de verdades... ¿Si así lo es?, ¿si no logró superar aquellos recuerdos que recuperé y deseo que se larguen de mí nuevamente?. Sonaba tétrico, pero lamentablemente era una sincera verdad. De ésas que duelen para toda la vida.




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