No sabía realmente si estaba preparada, clarisimamente, no soy homófoba, me gustan las personas de mi mismo sexo, sería absurdo, si alguien pensara que soyhomófobaa, pero, mi cabeza a veces me juega malas pasadas, como a todos, supongo.
Claro que cuando quieres a alguien, y piensas que no esta haciendo lo correcto, tienes que decírselo sin miramientos, ya que, quieres llevarle por el camino correcto, por tú camino correcto, aunque para él o ella no sea el mismo concepto, tendemos a ser algo egoístas en ese aspecto de la vida, aunque, en cuanto a relaciones de pareja se refiere, no tenemos más remedio que serlo, nos salen nuestros instintos más primitivos, nuestros sentimientos más escondidos y hacemos cosas que jamás imaginarías.
Aun así, yo quiero a mi musa, a mi energía vital, pero hay cosas que no puedo tolerar.
Los lugares siempre parecen algo distintos de noche, por suerte era un lugar poco hostil, al menos para mi condición sexual o esa era la sensación que a mi me daba. Claro que como en todos los lados, de noche, siempre hay algún que otro borracho o borracha tocando las narices. Entramos al local, solas ella y yo, pero, allí se empezó a encontrar infinidad de amigas, prácticamente conocía a todo el local, algo que no me hacía mucha gracia.
¿Será que soy muy celosa?
Seguro que no, cualquiera se mosqueaba, un poco, sobretodo porque yo no las conocía de nada, y parecían ser todas muy amigas de mi novia. Para mi era algo bastante sospechoso que mi novia se llevase tan bien con ellas, algo que no me gustaba, yo sonreía, y ponía buena cara, pero, sabía que explotará tarde o temprano. Cuando una de sus amigas la saludo con un “pico” en la boca, ya no aguante más, sabia que ese no era mi sitio, y ni la música, ni el ambiente me acaban de convencer, aunque, era la primera vez que iba, y todo ello podría ser por la situación incómoda que esta viviendo, yo no iba dando picos a mis amigos o amigas, a tus amigos se les da una palmada en la espalda, un abrazo si están tristes, y como mucho dos besos para saludar.
Me la lleve a un rincón, lejos de la marea de “amigas”, y comenzamos a discutir, era la primera vez que discutía con ella de algo “serio”, le dije claramente lo que pensaba de esa postura tan liberal con sus amigas. Tras la discusión en la que se escudo en que eran sus amigas, y que yo era muy celosa, nos fuimos a casa, la deje en la puerta de su casa, y entro muy enfadada a ella.
Tras varias horas sin saber de ella me llamó por teléfono. Parecía triste y enfadada, decía que había hecho algo de lo que se arrepentía, yo pensé lo peor, después de todo lo que había visto, pero no, no me puso los cuernos.
Y me comenzó a explicar lo que había hecho.