Diario de una perdedora

#6. Instituto

Abro los ojos despacio, la luz me encandila, miro alrededor, hay cortinas azules alrededor, el techo es blanco, se escucha bastante ruido y apesta a medicamento, frunzo el ceño cuando veo a mamá y papá a mi lado, parecen preocupados.

—¿Qué pasa? — apenas se escucha mi voz.

—Mi amor — hablan al unísono.

Pasan al menos 15 minutos en los que ambos me dicen cosas que no entiendo, solo me quiero ir, la vida en un hospital es demasiado deprimente, un globo amarillo se asoma de la cortina azul que me separa de los demás pacientes, sonrió cuando vera entra con una sonrisa, atrás de ella vienen mis demás amigos.

Ahora entiendo cuando mi madre decía que con compañía todo era mucho mejor, hablamos por un buen rato, lo sé porque cuando miro a la ventana ya es de noche, mi padre entra después de que todos se fueron, me mira con… ¿tristeza? ¿decepción? No puedo descifrar su mirada, mi ceño se frunce cuando mi madre entra llorando seguido de un doctor.

—Greta, buenas noches — saluda amablemente el doctor canoso.

—¿Qué pasa? — miro a mis padres.

—Mira — parece meditar algo — vas a ir a un instituto un poco más…restringido.

—¿Restringido?

—Si te quedaras ahí, habrá más chicos, necesitas sanar y para eso iras a este instituto.

No entiendo lo que me quiere decir, pero asiento, igual no me importa, antes de que mis padres se vayan los hago prometer que me despediré de mis amigos, ambos se miran y asienten con una sonrisa, prometieron que volvería cuando acabe la preparatoria.

**

Veo a mi padre subir mis maletas, ambos lloran sin disimulo, frunzo el ceño cuando Hana y Basil se dirigen a mi casa, mi madre corre a recibirlos, ¿Qué hacen ellos aquí? Ni siquiera hablamos, ellos me molestan, me odian.

—Greta — habla Basil.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a despedirme de ti — menciona.

Me cruzo de brazos, por su expresión sabe que no me gusto su visita, aunque hace algo inesperado, un abrazo un poco torpe me sorprende.

—Recupérate pronto — su voz se corta — empiezo a extrañar a mi compañera de banca.

Se separa de mí, un ligero nudo se forma en mi garganta, por alguna razón entiendo, pero no entiendo, Hana se acerca con una sonrisa nostálgica, extiende su brazo hacia mí.

—Sé que es demasiado tarde, pero…soy Hana y espero que cuando regreses podamos ser grandes amigas.

Después de tan extraña despedida me marcho, miro por el retrovisor, mi madre se ha quedado llorando mientras Basil la consuela, miro a mi padre que parece que ha perdido una batalla, después de unas 5 horas llegamos al instituto, se ve…lindo, me bajo, un señor con bata blanca me recibe, antes de que entre mi padre me abraza.

—Necesito que te gradúes con honores y todo — carraspea cuando su voz se hace pequeña — porque pienso hacer un jardín de rosas blancas.

—Hazlo — le digo sin mucho ánimo.

—Tu eres mi principal rosa blanca, si no estás las rosas no florecerán.

Un pinchazo atraviesa mi corazón, abrazo a mi padre y sin decir más entro al lugar, todo es colorido, me presente con los directores y demás, mis compañeros son un poco intensos, aunque no será difícil acoplarme, una chica llamada alondra me habla, empezamos hablar, me toco con otras chicas, pero ellas son un poco…raras.

Llevo al menos dos semanas aquí, no ha sido tan difícil gracias a alondra quien me sacaba en las noches a tomar un poco de iré o gracias a mailo un chico extremadamente delgado quien se la pasa riendo, es alguien agradable a comparación de alondra que pareciera estar sumida en su propio mundo.

Miro a las estrellas, se ven muy brillosa, toso cuando el humo del cigarro de mailo llega a mi nariz, alondra mira hacia abajo como si hubiera algo que ella tanto quisiera, yo por otro lado cierro los ojos dejando que mis recuerdos vuelvan, hace una semana que me han estado medicando y he perdido la mitad de los recuerdos, eso me molesta, al igual que una psicóloga me ha estado molestando.

—Cuando lo aceptaras — pregunta mailo.

—De que hablas — susurra alondra.

Prefiero ignorarlos antes de que se pongan intensos.

—Greta…tiene esquizofrenia, sigue pensado que esto es una escuela.

—Lo es — murmuro.

—Es un psiquiatra.

—Mailo.

—Es un puto psiquiatra.

—¡Cállate! No es mi puto problema que te hayan encerrado aquí por bulímico, yo estoy aquí para estudiar, todo va bien, la escuela ya casi termina.

—Y tu seguirás aquí — me golpea con sus dedos en mis cienes.

—¡Cállate!

—Estas tan malditamente enferma como yo o alondra.

Lagrimas brotan de mis ojos, me marcho, alondra me llama, escuche que ella se ira la próxima semana, pero es porque ella ya acabo su escuela, es un año mayor que yo, llevo mis manos a mis oídos, no estoy enferma, bajo corriendo las escaleras, solo vine a estudiar, corro a mi habitación, solo…vine…a…estudiar.

Antes de entrar a mi habitación alguien me detiene, intento luchar, pero mi vista es borrosa, mis fuerzas nulas por el hecho de bajar corriendo, siento un piquete en mi cuello me sobresalto, aunque no tardo en caer en un profundo sueño.

Abro los ojos despacio, la luz me encandila, miro alrededor, hay cortinas azules alrededor, el techo es blanco, se escucha bastante ruido y apesta a medicamento, frunzo el ceño cuando veo a mamá y papá a mi lado, parecen preocupados.

—¿Qué pasa? — apenas se escucha mi voz.

—Mi amor — hablan al unísono.

Pasan al menos 15 minutos en los que ambos me dicen cosas que no entiendo, solo me quiero ir, la vida en un hospital es demasiado deprimente, un globo amarillo se asoma de la cortina azul que me separa de los demás pacientes, sonrió cuando vera entra con una sonrisa, atrás de ella vienen mis demás amigos.

Ahora entiendo cuando mi madre decía que con compañía todo era mucho mejor, hablamos por un buen rato, lo sé porque cuando miro a la ventana ya es de noche, mi padre entra después de que todos se fueron, me mira con… ¿tristeza? ¿decepción? No puedo descifrar su mirada, mi ceño se frunce cuando mi madre entra llorando seguido de un doctor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.