Diario de una perdedora

#12. Paginas vacías

Recuerdo ver a una patética chica hecha ovalo en la cama del psiquiatra, después de recibir la noticia de la muerte de su padre dejo de escribir, dejo de imaginar, dejo de sentir la soledad, duro un mes así, con paginas vacías, uno de sus soportes se había quebrado, se derrumbó por completó, su madre se marchó dejándola en aquella clínica o tal vez está equivocada.

5 meses pasaron en los que Greta solo veía el rosal blanco que adornaba el patio de la clínica, a veces imaginaba que su padre estaba ahí plantándolas, fue algo bastante doloroso de ver, tener una enfermedad mental es desgastante y doloroso para quien lo tiene, aunque también para quienes están alrededor, no se podría juzgar si el tutor de aquella persona la abandona, pues lidiar con alguien mentalmente mal es desgastante y podría enfermar a la otra persona.

No recuerdo mucho, solo recuerdo que sentía un gran vacío, todas las noches deseaba aventarme a aquel acantilado, quería perderme en aquellas olas gigantes que se golpeaban contra las rocas, sin embargo, había algo o más bien alguien, mi madre…ella me necesitaba, aunque se había divorciado de mi padre su muerte fue algo difícil, sin contar que sus familiares la culparon a ella, quería consolarla, abrazarla, ser fuerte.

Pero unas cadenas me tenían en aquella orilla, los médicos me dieron pastillas más fuertes me ayudaron un poco, de alguna manera el dolor y el miedo se hacían más visibles, de hecho llego el día en el que los doctores creyeron que ya estaba lista para enfrentar el mundo real, tenía miedo y mucho, a veces me imaginaba que alguien leería este diario y me recordaría como algo histórico, sin embargo, cuando recobre la cordura supe que me verían más como una patética que cayó a un hoyo solo porque no supo hacer amigos.

Literal una persona con esquizofrenia por no saber enfrentarse al mundo escribió un diario creyendo que sería un ejemplo a seguir ¡Ja! Un año ha pasado desde que Salí de la clínica, desde que dejé tener ataques de ansiedad por estar rodeada de personas, desde que alondra y mailo también salieron, para nada ha sido fácil.

He tenido ansiedad social, he regresado unas cuantas veces a la clínica, vivo medicada, voy a terapias, tengo que convivir con personas, necesito conocerme, me necesito, no recuerdo como Salí de aquel precipicio, solo sé que mamá siempre estuvo y aún sigue a pesar de mis bajas, ahora ya todo es diferente, ya soy más valiente.

—Basil dice que las rosas blancas son mala elección para una casa color café.

Un suspiro sale de mi boca, termino de llenar el hoyo de tierra, tomo la regadera con agua y aplico un poco en la tierra recién plantada, la lápida de mi padre reluce con el sol, diario lo vengo ver, quiero que sepa que ya estoy bien, que su niña gano contra ella misma.

—Claramente le dije que era un idiota, aunque rodo los ojos continúo ayudándome.

Recojo todo, no me gusta que este sucia su tumba, realmente no sé si me escuche o no, no se los secretos de más mundos ni siquiera se los secretos míos, me gusta pensar que está durmiendo mientras espera por mí.

—Ahora viviremos en los ángeles, Hana, Basil y Kilian vendrán a verme — acaricio el mármol — prometo venir diario o al menos una vez por semana.

Después de despedirme tomó mi mochila y me marche, ese trio fue muy inesperado en mi vida, pero ellos también estuvieron conmigo a pesar de no conocernos, Dana y vera como siempre me veían como si fuera una enfermedad contagiosa, da igual ya no me afectaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.