"Nada es fácil"
-Adlihj-
-Esa pregunta ¿está ahí? - nunca eh tenido que aceptar que tengo depresión, la verdad, solo me han dicho “¡hey tienes depresión!” y ya, aunque no lo parezca me es difícil hablar sobre eso con cualquiera o aceptarlo frente a alguien más. Él lo ha intuido demasiado rápido y yo fui muy descuidada
-No- se remueve en su asiento- sabes, estoy estudiando psicología, no hay nada de malo en preguntarte algo así, si me dices que te sientes tan mal, es normal que lo haga.
-Como decirle a un desconocido algo tan delicado, prefiero que tu interpretes las cosas y saques tus conclusiones- me alejo un poco de él, ya que por lo alto que se tiene que agacharse para poder escucharme.
-Bueno, puedo continuar- me mira de manera fija y hace que me sienta incomoda
-Sí, claro- comienzo a jugar con las tiras de mi maleta
-Tus padres- busca entre sus hojas- con quien congenias más o te llevas mejor- una vez más me hace una pregunta que, aunque no quiera me hiere.
-Bueno- divago un poco- la verdad, no congenio con ninguno, no son lo suficientemente importantes para mí- su expresión se ve más confusa aún
-Me dices que si tus papás te llegan a faltar- me mira como con una expresión de horror- no cambiaría nada en ti.
-Dime tu sentirías algo por las dos personas que solo has visto una vez al año desde que eres niño, que tienen otros hijos a los cuales les han dicho que me cuidan por lastima y más que esas dos personas, solo te envíen lo necesario para no morir y te abandonen con su familia la cual ni siquiera te quiere- miro al frente intentando contener mis lágrimas - dime crees poder querer a alguien así.
No dice nada, yo observa mi mano la cual juega con las tiras de mi mochila, algo que no puedo dejar de hacer por los nervios que siento al estar sentada a su lado.
-Me llamo Aleph- me extiende su mano y yo la recibo
-Mucho gusto- sin darme cuenta deje que el entrara a mi mundo, deje que una persona nueva, ingresar en mi mundo algo que no había permitido hace mucho tiempo.
-Disculpa, que te incomodara con mis preguntas, la verdad es que son de rutina, si me permites terminar, prometo no indagar más- yo asiento
Después de un rato termino de responder todo y como lo prometió no hizo preguntas más allá de las que debía.
-Chicos ya terminaron- grita el maestro Issac- porque es hora de su otra clase- miro como nuestra maestra tutora mira a el maestro Issac, por poco lo desnuda con la mirada.
-Nos vemos- Aleph se pone de pie y se despide con la mano de mí, yo por no ser descortés y por alguna extraña razón me despido de él también.
Sin darme cuenta que por segunda vez estoy dejando que las personas se acerquen a mí. La mañana y tarde transcurren igual que siempre nada cambia, bueno hoy me sentía algo incomoda o mejor dicho inquieta, por alguna razón quería que el día termine pronto.
-Nos vemos mañana- es tarde y la luna hoy esta despejada sin una sola nube que acompañe a la solitaria, recojo mis cosas, soy la última en salir, como siempre las luces se apagan cuando salgo, miro a mi alrededor y sin hallar a nadie mi corazón se decepciona, pero según yo a quien esperaba o que esperaba.
Salgo de ahí y camino como siempre a casa, todo lo que espere que pasara nunca paso, a veces nos hacemos la ilusión de algo y la esperamos con ansias que cuando no pasa, nos sentimos demasiado mal.
En casa, tomo mi diario y escribo todo con la mayor cantidad de detalles para lograr desahogarme y luego no tener atrapado todo lo que quiero decir dentro de mí. Me doy una ducha caliente, tomo una taza de café y por primera vez mis ojos no se llenan de lágrimas en la noche mientras estoy metida en mi cama tapando mi cabeza y abrazándome a mí misma, no puedo dejar de pensar en él, aunque sé que él me causo mucha fascinación y es por eso que me siento así, pero para el día de mañana debo olvidarme de este sentimiento.
-Mamá no llores- le tomo su rostro con mis pequeñas manos
-Mi niña, yo no soy tu madre- se agacha y el monstruo toma su cabeza y la rompe
-Mamá- me levanto de forma brusca de la cama, me siento temblorosa y el sudor me baña toda, la habitación esta vacía y me provoca mucha ansiedad tanta es que sin pensar bien las cosas, salgo de casa descalza gritando- ¡Por favor no!- no controlo mi boca y tampoco mi recorrido el sol se ve casi inexistente detrás de la fila de casas intentando aparecer, caigo rendida pero mi cuerpo lo hace de forma que me golpeo muy fuerte contra el asfalto haciendo que mis sentidos se vayan y que mi cabeza duerma.
-No- una señora vestida de blanco, me mira sin mostrar expresión, mientras que otra a su lado más anciana y con un abrigo grande café, parece llorar - está un poco desorientada y sufrió un ataque de ansiedad, es todo no debe de preocuparse tanto.
-Disculpe donde estoy- me intento sentar, pero mi cabeza provoca que me maree y caiga otra vez
-Tranquila- me ayuda a acomodarme- estas en el hospital, te desmayaste y recibiste un golpe muy fuerte en tu cabeza, tu amiga te trajo- señala a la anciana, la cual parece a ver llorado mucho
-Claro, muchas gracias me dirijo a ella- la señora asiente y con su mano se despide de mi
-Y cuando saldré- miro mis manos lastimadas con vendas, me toco la cabeza y hay una venda que cubre gran parte de ella como una cinta de cabello
-A, hoy de hecho te puedes cambiar ir a la farmacia por el medicamento y salir- dicho eso me dedica una sonrisa me da la receta de mis medicamentos y se va
Me pongo de pie tomo mi ropa y hago todo lo que la señora esa dijo, en la farmacia entrego mi receta y llevo toda la medicación que me dan.
En casa me arreglo para ir a la universidad, mi mochila pesa menos ya que no necesito casi nada de las clases de la mañana, mis manos y mi cabeza me duelen, estas llaman la atención de la gente en la universidad, nunca había llamado la atención tanto como la llamo en estos momentos.