Diario de una suicida

Capitulo 5

-La vida me cobra tan caro algo que aún no eh pedido-

-Adlihj-

Su mano es tan cálida, siento esa calidez, que me provoca tranquilidad, mientras toma mi mano vendada y le da un vistazo, yo se la retiro, asustada.

- ¿Qué te paso? - me quiere volver a tomar la mano

-Nada que te importe- me voy de ahí, y escucho como todos sus amigos comienzan a preguntarle por mi

La administración de empresas es muy aburrida, pero como antes lo dije solo lo estudio por mi padre y mientras mi fecha de muerte se acerca.

 El profesor de la mañana no da clase, lo único que hace es contarnos de su incesante lucha por que su perro aprenda a ir al baño y tire de la cadena él solo, siento que es una persona solitaria y que quiere caerle bien a todo el mundo, sus clases se vuelven tan rápidas que de un momento al otro ya estamos saliendo del aula, ,me quedo sola como siempre y aunque no lo hago conscientemente siempre me tardo más para que cuando salga al patio este vacío, es más fácil para mi vivir así que tener que escuchar las conversaciones o reclamos de mis compañeros, 

Afuera el sol brilla muy fuerte, hace que me frunza- ¿Será hoy un buen día? - me digo en voz alta ya que después de semanas que el cielo estaba nublado, por fin hoy aparece el sol, a esta hora del día.

-Espero que si- una voz masculina, me saca de mis pensamientos y hace que de golpe gire hacia la persona detrás de mi

- ¿Qué haces aquí? - Aleph está parado detrás de mí, con una mochila azul, él va vestido de forma formal, siendo más específica de un traje negro y una corbata roja, se veía muy bien.

-Nada solo que por aquí paso- se toma el cabello, recordando bien en la mañana no estaba vestido así.

-A- me limito a decir, nos miramos un rato y aunque no con tanta determinación decido irme yo primero

-Espera a ¿dónde vas?, podemos ir juntos- no le hago caso y sigo mi camino- te voy a seguir, solo quiero que seamos amigos- sigo mi camino, aunque mi pecho se presiona sé qué debo hacer esto, pero por alguna razón me resulta muy difícil- esa raro lo sé aun así no lo puedo evitar- el seguía detrás de mí, yo ya lo había olvidado.

Llego a la clínica y me subo al ascensor al entrar, el ya no está, aunque es raro también es bueno, bueno para todos, se está metiendo a mi vida sin que yo tenga armas para detenerlo. El ascensor se detiene y todos empezamos a bajar, el aparece ahí frente a mí, con el cabello alborotado y su respiración agitada.

-Parece que no te caigo tan mal- sonríe- esa media sonrisa me demuestra que no- sin darme cuenta estoy sonriendo por su persistencia, por lo tonto que es, no por nada mas

-No te conozco y el hecho de que alguna vez hablaremos no te da el derecho de hacerlo después, deja de acosarme, porque lo que estás haciendo se llama acoso, y lo sabes muy bien así que por favor hazte a un lado y deja de intentar hablar conmigo, lo único que me provoca es incomodidad- no me di cuenta de lo grosera que fui, pero mis palabras dieron el efecto que esperaba.

-Lo siento, solo quería saber si estabas bien- señala mis manos, las vendas están rojas por la sangre y yo no me había dado cuenta- siento mucho el haberte incomodado, solo quería ayudar

Pasa a mi lado, de forma tan rápido que se forma una pequeña brisa con su perfume, yo me quedo parada mientras en sonido del ascensor bajando, suena en mis oídos como miles de tambores, la culpa por lo grosera y fría que fui tal vez me está agobiando, no soy una persona fría, mala o desinteresada del mundo, hay cosas que me entretienen, sueños que aunque sé que  no cumpliré viven en mi corazón, sonrío, lloro veo novelas, leo, miro la tele, hago bromas, pero en este tiempo las únicas sonrisas que he visto son las de los demás, mi corazón, se pone triste frente a la felicidad de los demás, vivo sola y lo único que ha logrado mi soledad es pasar más tiempo triste.

Mis manos y mi cabeza dejan libre paso al dolor físico y me doy cuenta que eso alivia mi dolor mental, ahí conocí el método Cutting, que se utiliza para aliviar el dolor mental, poco tiempo después del encuentro con ese chico, no lo vi más como por dos meses, mis brazos estaban llenos de cortes con un couter, me sentía muy libre y aliviada al hacerlo, a pesar de que después de que pasara el dolor del corte, volvía a sentirme mal, en esos dos meses pude volver a hacer todo lo que quería.

Pero después todo cambio, cortarme ya no funcionada, y lo volví a ver a quien ya había renunciado hace años, él fue la gota que derramo el vaso, pensé que ya no significaba nada para mí, pero no era cierto esa escena rompió mi corazón una vez más 

Fuera de mi casa, existe un parque, que es bellísimo, salgo a correr y hacer ejercicio ahí, en las mañanas está muy solo y en las tardes demasiado lleno, ahora salgo a la tarde a sentarme en una banca mientras un montón de parejas pasan a mi lado y lo único que imagino es en cómo se separaran, miró una pareja en singular y no puedo no reír por la forma tan desesperada del beso que se dan, podría jugar que duro más de un minuto, la chica se pone de pie y puedo ver a quien hace unos meses me rogaba por respuestas de porque lo traicione.

Acaso tengo derecho de sentirme mal como me siento, es lo que quería ¿verdad?, quería que me olvidara y fuera feliz, solo deseaba que un día me viera y que no me reconociera o finja no hacerlo, desee todo eso para que nadie sufra por mí. Las lágrimas tocaron mis mejillas, y supe que era momento de volver a casa, sabía que a la persona que alguna vez quise tanto, ya no la volvería a ver sabía que era el fin para ambos, aunque ya hace tiempo decidí decirle adiós y pensé que no me dolería mas la ruptura que provoque, nunca pensé tener que regresar a casa tan rota y con tanta impotencia como hace años lo hice.



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En el texto hay: miedo, angustia, muerte

Editado: 12.10.2023

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