La vida, es y será es regalo más preciado que nos dan, sea para sufrir, para reír, para soñar o para lo que estemos hechos, en esta vida podemos encontrar almas perdidas, almas que saben bien su camino, almas que no tienen retorno y otras que sí, muchas de esas almas decidieron luchar, mientras que muchas otras se dejaron vencer en el camino y no pudieron superar o no quisieron superar el obstáculo grande o pequeño que se les presento, prefirieron no luchar y dejarse llevar por el resto sin intentar siquiera buscar su propósito y junto a eso su felicidad, a muchas de esas almas las tuvieron que ayudar a reponerse y a retomar el camino, en su vida se presentaron almas fuertes y que sabían sobre su destino o incluso almas perdidas pero, con la fe de encontrar y superarse por su cuenta, es así que cada uno de nosotros decidimos si queremos ser débiles, infelices o si deseamos ser fuertes y felices. No por tener un corazón roto, por estar solos o creer estar solos en el mundo, por tener un pasado, presente que se empeña en verte destruida debemos dejar la batalla, somos nosotros quienes debemos decidir ser felices aunque la vida no lo quiera así, aunque existan miles que no lo quieren así, al fin y al cabo nosotros somos los dueños de nuestra vida, nosotros debemos dejar de lado la estupidez de los demás y ser felices por nuestra cuenta y si creemos no tener el carácter o la fuerza dejemos que las personas buenas, que quieren ayudarnos lo hagan, porque aunque decidamos terminar con nuestra vida, hacernos daño a nosotros mismos, no podremos dejar de sentir dolor, en nosotros cargara el peso de la muerte y de la infelicidad, nadie quiere morir, nadie quiere sufrir, nadie quiere que su corazón le pida que termine con el dolor, nos significa que tengamos el valor de matarnos, cuando tengas este tipo de ideas en la cabeza lo mejor que puedes hacer es pensar, que lo único que consigues hacer es no cumplir tus metas, soñar y ser feliz. Por eso jamás dejes de soñar y buscar la felicidad, aunque sientas que no existe te aseguro que esta llegara más pronto de lo que crees.
Mensaje de la autora :)
Nadia
Mi cuerpo está muy maltratado, mientras Leo sostiene mi mano yo lucho por no cerrar mis ojos, quien iba a pensar que aquella condición que me puse hace años para no acabar con mi vida se estaría haciendo realidad, no estoy enamorada de este hombre, solo siento atracción por él, no tengo pensado en casarme con él y tal vez jamás podamos ser más que amigos, pero lo que siento mientras estoy junto a él es lo que me hace quererlo a mi lado, querer ver su sonrisa y sus ojos, sentir la paz que me trasmite su voz.
-Buenas noches- el doctor ingresa, es un hombre ya mayor al que ya he visto antes
-Buenas noches, pase- Leo se pone de pie y retira su mano ayuda al doctor a pasar
-Disculpe joven necesito que una empleada venga y que usted se retiré, por privacidad de la señorita- con esto Leo me da una pequeña mirada y sale de la habitación, en muy poco tiempo entra una joven empleada al cuarto- venga y ayude a que se ponga boca abajo para ver sus heridas.
Por lo que entiendo mi padre ya le ha explicado mi situación, bueno, aunque aún desconozco si le dijo que me pego, el doctor pasa gasas con alcohol por mi espalda, suturando mis heridas, luego las cubre y me envuelve con vendas
-Solo ubico estas vendas porque usted se movilizará y las vendas ayudaran a que las heridas no sufran mayor cosa con sus movimientos-me observa el brazo-Disculpe que pregunte, pero esas heridas del brazo no son normales- me percato que mi brazo esta descubierto totalmente y se pueden ver las cicatrices que tengo por mis cortadas, las que no hace mucho comencé a hacer en mi cuerpo
-No se lo diga a nadie, solo fue en un momento turbio de mi vida, pero le prometo no volver a hacerlo- la empleada, me mira asustada, pero sé que no dirá nada
-Bueno solo le pido, que no se autolesione de esa forma ni que tenga pensamientos malos, yo perdí a un hijo por lo mismo y sé que él jamás será feliz- se ve triste
-No lo volveré a hacerlo- repito- pásame mi pijama- le digo a la empleada
-La dejo y a su padre le dejo los medicamentos que debe comprar para usted, una buena noche- se pone de pie y sale de la habitación
La empleada me ayuda a cambiarme, yo se lo agradezco le permito que se retiré, me quedó sola en la habitación, con la gran duda de que quiso decir el doctor, al casi afirmar que su hijo no encontró la felicidad en la muerte, aunque yo no he pensado tanto en eso sé que habrá un momento en el que debo decidir.
-Ya se fue el doctor- Leo entra despacio a la habitación y yo estoy en posición semi sentada- ¿qué te dijo?, ¿qué tienes? - me doy cuenta de que mi padre no le ha dicho a nadie lo que paso
-Me caí y tengo heridas en mi espalda, se abrieron y por eso el dolor- lo miro detenidamente, me fijo en sus rasgos y en como su preocupación se nota en su rostro
-Siento no a verte ayudado, la verdad es que no debí descuidarte
-Eso no es así, era tu mejor amiga, a quien hace tiempo no habías visto, yo apenas y soy una conocida, estoy bien no ha pasado nada grave- le sonrió para quitar un poco la tensión que se está formando.
-Bueno en eso tienes razón, apenas y nos conocemos, pero desde mañana tu y yo viviremos juntos, vamos a tener mucho tiempo para conocernos.
Nos miramos, los dos parecemos estar lejanos del mundo, en algún momento me veré en la obligación de contarle sobre mí, de forma en que conozca todo, absolutamente todo.
Al final él se va a su casa a preparar sus maletas y me dice que descanse para empezar una nueva vida juntos, a lo que solo respondí con una sonrisa, las cosas van demasiado rápidas en cuestión de cercanía con él y me asusta un poco ese simple hecho, al poco rato me quedo dormida y sin darme cuanta la mañana a llegado.
-Señorita- alguien me mueve muy delicadamente-señorita-repite la voz, yo de apoco abro mis ojos y veo a la misma joven empleada de ayer- disculpé, pero ya debe despertar, es algo tarde debe arreglar para viajar, sus maletas ya las preparé y también un baño, claro que yo la ayudaré por lo de sus heridas.