"Nunca dejes que el desinterés te agobie, lucha y se feliz"
Adlihj
-Nos tenemos que ir- me limpió las pocas lagrimas que han caído, siento cierto dolor en la espalda nada, ambos bajamos las escaleras sin decir nada, es la última vez que vendré aquí, me doy mi tiempo para mirar todo alrededor y al final terminar de despedirme de este lugar que fue un refugio, pero también mi cárcel.
-Ya despertó- escucho a Leo decir, mientras yo veo todo. Tal vez y él no sea una cura, pero me puede ayudar a encontrarla, me consuelo a mí misma, estoy algo sentimental últimamente.
Ya una vez en el auto, me siento menos intranquila, Leo y Sol conversan sobre el día y más sobre Sol, yo miró por la ventana el paisaje, hay edificios y árboles, la ciudad jamás me gusto de hecho me causa ansiedad, la casa de Leo está cerca de la universidad y es obvio que está en plena ciudad, me recuesto sobre el asiento sin dejar de mirar la ventana, el sol casi ha desaparecido al parecer va a llover fuertemente, la lluvia tampoco es mi mejor aliada, no me gusta, esta solo provoca que recuerdos muy dolorosos vuelvan, pasa gran rato y las gotas caen sobre las ventanas y el asfalto, todo se vuelve gris y sin intención lagrimas recorren mis mejillas.
-Amo la lluvia- Sol se pega a la ventana- me da alegría ver como limpia la gran ciudad
-Concuerdo- Leo se ve feliz al igual que Sol, me siento como una intrusa aquí, les quito la mirada de encima y la centro en el paisaje, no me seco las lágrimas tampoco detengo su salida, cierro mis ojos, pero lo único que consigo es escuchar de forma más fuerte la lluvia.
-Yo la odio- no lo digo fuerte, lo digo muy bajo para mí, con mi capucha me tapo y recuesto el asiento, minutos después llegamos, bajamos las cajas o mejor dicho las bajan, yo miró muy concentrada la casa, es bonita y colorida, tiene un hermoso jardín lo suficientemente para que parezca un bosque.
La casa es grande como la de mi padre y tiene mucha seguridad, sumado a un gran muro que encierra la casa, el piso esta mojado hay pequeños charcos de agua repartidos por todos lados, llovió por un largo rato, pero hay pequeños rayos de luz entre las nubes grises apareciendo, el camino a la entrada de casa es de piedra, es irregular pero le da un toque muy bonito, más cerca se observa una mesa afuera y un jardín lleno de flores a su lado, en la parte de enfrente hay un balcón y una mesa con dos puestos, Leo le pide a uno de los sirviente de ahí que tome las cajas, Sol está detrás de él, mirando todo yo estoy mucho más atrás.
-Habré y mete todo- un hombre muy alto habré la puerta y Sol ingresa igual que él mientras Leo se acerca a mí- Vamos eres la dueña debemos entrar juntos- la luz del sol su sonrisa y sus ojos, son la combinación más bonita e hipnotizante que haya visto, me toma del brazo y apresura nuestro caminar.
-No la habías visto antes- me inquieta que no lo haya visto antes
-No hoy lo veré por primera vez- llegamos a la puerta lo primero que se ve es una gran sala como la de mi padre, plantas y otras cosas que normalmente se ven, aunque es un lugar muy triste-Vamos arriba a ver nuestras habitaciones- se emociona por cosas como esas, yo sería feliz si no tuviera esta vida, subimos un montón de escalones y nos encontramos en el segundo piso con tan solo una habitación equipada, la otra en inicios ya que hay una cama, otros muebles pero todo desorganizado, las dos están juntas y del mismo tamaño.
-Esa debe ser la tuya- le señalo la que ya está lista- no es mi estilo- veo su cara de frustración
-Y tu ¿dónde dormirás? - mira la otra habitación
-Donde más- miro la habitación desorganizada- en mi habitación- entro en esta, nunca le llamé mi habitación a la que tuve en casa de mi padre, para mí solo era un lugar de castigo, me gusta la habitación que voy a tener en esta casa ya que es muy viva de colores y se ve el jardín, la piscina, la luz entra en su máximo poder- es muy bonita y si les digo a los empleados que me ayuden a arreglarla y terminarla hoy lo harán, solo hay que acomodar muebles y ya- no dice nada
-Les diré- baja y se topa con Sol- ¿ya te instalaste? - le pregunta a lo que ella asiente y viene a mi
-Señorita, esta es su habitación- mira la de Leo
-No es esta- le muestro la que esta desorganizada- es linda y me gusta como es, me ayudarás a acomodar las cosas
-Claro- esta con el uniforme de empleada de la casa de mi padre, me es difícil dar órdenes o no tratarlos como yo, también tuve que vivir carencias y trabajar como ellos, se lo difícil que es no poder ser libre- la cama ya está en su lugar iré por unas sábanas, para arreglarla- me deja sola.
Hace mucho tiempo que no voy a la tumba de mi tía, esta casa me hizo recordarla, es muy parecida a la de ella, son casi 2 años que no visitó ni dejo flores en su tumba, tal vez ahora pueda ir, tengo auto, licencia y tengo a Leo será más fácil sin que mi padre interfiera.
-Están aquí- suben los empleados y les ordena que acomoden los muebles cosa que hacen muy rápido, mientras Sol arregla la cama
-Podrías traer, por favor las cajas de abajo- un señor de mediana edad me ayuda a subir las cajas con mi ropa, libros, cuadros y otras cosas las que debo acomodar en la habitación, las deja en el piso y todos salen excepto Leo que se ofrece a ayudarme.
- ¿Puedo preguntar algo? - toma la caja de libros
-Claro- tomo los libros entre ellos mi diario y los pongo en las repisas más altas
- ¿Por qué no te gusta la lluvia? - su pregunta me deja helada, no pensé que escucharía lo que dije
-Porque- tomó aire- me pone triste y me recuerda cosas dolorosas- tomo más libros- me pone ansiosa y me siento vulnerable
-Ya veo y que clima te gusta- no quiere hacerme sentir mal- digo alguno debe ser tu preferido
-La primavera y el verano, cuando el sol está más brillante, pero ahora también me gusta el sol que sale luego de la tormenta, el que toca tu cara y la ilumina