Diario de una suicida

Capitulo 24

"No intentes remediar algo que ya no tiene solución"

 

-Nadia- un par de ojos grises aparecieron en la puerta, estaban rojos y dudosos

-Leo- mi voz pudo mostrar la tristeza que tenía sobre mi

Se acercó a mí, me mostraba como le dolía verme así a través de su mirada, yo no tenía fuerzas y el dolor de mi cuerpo era demasiado fuerte, mi padre me había golpeado otras veces, pero jamás así, jamás en el punto de provocar que me desmaye y termine en un hospital con un suero en la mano.

-Ella era tu madre- no era una pregunta lo estaba afirmando- son idénticas- lamento tanto que eso sea una realidad, ni siquiera deseo verme a un espejo ahora

 

-No, ella no es nadie

- ¿Esa mujer te ha hecho daño como tu padre? - él se había sentado en el filo de la pequeña e incómoda cama que estaba utilizando.

-Me ha hecho mucho más daño- aún está fresca en mi mente cada palabra que me dijo aquella mujer a la que tanto quería ingenuamente- hasta hace poco me di cuenta de lo hiriente que era la mujer que me dio a luz.

- ¿Es la hermana de aquel hombre? - hablaba de Frank, el maldito que mato a mi tía- del hombre que se mato

-Sí, pero nunca se llevaron nada bien yo como tú me entere que eran hermanos por la carta que dejo el- la conversación tomo un rumbo de preguntas respuestas sin siquiera darme cuenta

- ¿Por qué tu padre nos dijo que eras hija de la señora Mirta? - no sabía sobre esa mentira, regreso mi mirada por lo desconcertada que me deja su pregunta- sabía que era mentira ya que vi las fotos de tu tía y supuse que era tu madre, aunque tú me aclaraste las cosas, aun así, supe que no era tu madre.

-Realmente dijo que era Mirta mi madre, ese hombre no tiene escrúpulos- miro mis brazos marcados- bueno alguien que es capaz de hacerme esto- suspiro- haría cualquier cosa

-Nadia tu padre ¿te golpeo? - enmarca una ceja

-Sí, pero a pesar de ser eso cierto él les debió mentir sobre que tuve una caída- sonrió indignada

-No, dijo que tuviste un ataque de histeria y que te pusiste como loca

- ¿Qué? - ¿cómo pude terminar siendo hija de personas como estas? - maldito- lágrimas de rabia salen por mis ojos y mi mirada se nubla- y tú fuiste y le creíste a pesar de ver cómo me dejo en tu casa- me tomo la cabeza

-Sí, pero yo...- lo detuve levantando mi mano

-No intentes remediar algo que ya no tiene solución- la rabia que contenía se irradia por todo mi cuerpo- en mi vida siempre me han tachado como mentirosa, falsa y manipuladora ese hombre decía que me autolesionada cuando sus amigos preguntaban el porqué de mis golpes y si yo decía lo contrario me amenazaba con enviarme a un manicomio- con mi mano atrapo algunas lágrimas y las limpio- jamás nadie creyó que me pegaba, nadie me ayudo y podrás pensar que es una estupidez que me ponga así, pero quiero que sepas que ese tipo de maltratos tienen secuelas y estas son una pequeña parte de ellas- le señale mi brazo con las cicatrices de los cortes que yo misma me hice junto a los que mi padre me hizo durante muchos años- vestidos largos y cubiertos por completo, ropa muy cubierta nada de escotes, shores y faldas lo tenía todo prohibido era una maldita Nadia sumisa- inclino mi cabeza hacia adelante mientras me cubro la cara y lloro.

-Nadia- me toca la cabeza, me levanto asustada.

-No me toques- estaba demasiado alterada y no pensaba con claridad- ¡y aun así nadie dirigió su atención hacia a mí, les valía si existía si yo respiraba o comía, mis padres se hicieron amigos gracias al odio que me tienen y olvidaron incluso que soy el producto de su idiotez!- para este punto estaba gritando-¡¿una vez alguien me pregunto si me importaban mis padres  sabes lo que respondí?!- me quedo callada y el hace lo mismo- le dije que me importaba un carajo si Vivian o morían, pero aun así añoro que un día me abracen amorosos y me pidan disculpas, aun quiero poder sentir al cariño de las personas que tanto mal me han hecho, aun lo espero- esto último se oye tan bajo que sé que estoy a tope- estoy harta- me retiro la sabana y arrancó el suero de mi mano provocándome un dolor insoportable  me sale un poco de sangre.

- ¡No! - Leo se levanta e intenta agarrarme, pero salgo corriendo descalza por el hospital- ¡Nadia! - grita tras de mí y yo apenas me fijo en mi alrededor, en el camino choco con algunas enfermeras y pacientes, pero a nadie le molesta, ni siquiera a ellos les importo.

Subo y subo muchos escalones hasta que encuentro una puerta grande blanca, la abro de manera dificultosa no tardo mucho, al salir el viento frio y la llovizna me reciben veo cada edificio, mi garganta arde y el frio estremece mi pequeño cuerpo el que solo lleva puesto una bata delgada, me acerco a la pared y miro la gran altura a la que me encuentro el recuerdo de mi más reciente sueño me invade

-Este es el abismo tía- me subo con mucha dificultad a la pared delgada y quedo entre la gran altura y el frio suelo, la lluvia aumenta.

-Baja- regreso mi mirada a la voz- ven- me mira preocupado.

-Ya estoy cansada y no lo soporto- mi cabello mojado tapa mi cara el viento sopla muy fuerte- lo siento por no ser fuerte, pero- suspiro- no lo entenderás- me limito a volver a mi posición inicial.

-Nadia yo...



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En el texto hay: miedo, angustia, muerte

Editado: 12.10.2023

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