Casi todo sigue igual, Eli y Elías han empezado a hacer las primeras armas pero están en proceso. Ayer a Elías se le ocurrió que sería buena idea hacer un pequeño fuego ya que aparte de luz también nos daría calor y al ser invierno todos lo agradecimos mucho. También es mejor porque solo 2 de los móviles tienen algo de batería actualmente, el mío y el de Elías y aunque nadie lo vaya a admitir estoy segura de que lo han usado para algo más. Eli, Ari y Jack juran que casi no tenía batería cuando llegaron pero los vi el lunes y estaban al 95 más o menos. Olivia, los Wine y Max dicen que los suyos se han gastado porque han usado mucho las linternas pero quitando Max solo las han usado unas 2 horas y media y Max lo ha usado tan solo 20 minutos más que yo y sigo teniendo un 43%. No los culpo por usarlos, sinceramente me molesta más que crean que soy tan gilipollas para creerme eso.
Otro cambio que hemos hecho es que al fondo del comedor hemos hecho una especie de “camas” lo cual ha ayudado bastante si me lo preguntas. Al menos yo antes de eso tardaba como media hora en encontrar una postura medianamente cómoda, no son perfectas pero es mucho mejor que dormir en el suelo, supongo que seguiremos mejorándolas y haciendo más cambios en general, pero también sé que tener una cama perfecta está lejos de ser una prioridad para nadie ahora mismo.
Mi trabajo, aunque sea importante, es bastante estúpido, solo tengo que cambiar una olla por otra cuando se llena para guardar la máxima agua posible antes de que el grifo deje de funcionar. Y como eso no necesita mucho tiempo ni trabajo, también estoy ayudándole a Olivia con la comida y la cena.
No tengo claro cómo va a avanzar todo esto, pero de momento nadie ha cogido el mando, todo el mundo estuvo de acuerdo con las tareas que le tocaba y hasta ahora nadie ha parecido querer tener el control o que alguien lo tome, es como que todo funciona así, sin un líder, pero no sé si va a durar, desde el comienzo de la humanidad siempre ha sido necesario un líder, ya sea elegido o impuesto.
<<Olivia, ¿Cuánto crees que aguantaremos así?>> Pregunté mientras vigilaba el horno. << ¿A qué te refieres?>> Me dijo sirviendo los macarrones.<< Cuanto crees que durará esta calma, ya me entiendes, que los zombis no entren o que halla alguna pelea o cosa por el estilo.>> Olivia fue a responder pero Adam pegó un grito desde la zona de las camas. << Está bien, solo estamos jugando!>> Gritó, Daniel. << No lo sé, no creo que dure para siempre, pero prefiero no pensarlo para no manifestarlo, creo que te vendría bien hacer lo mismo.>> Respondió Olivia volviendo a la conversación y llamando a los demás pues el primer plato ya estaba listo. Supongo que tiene razón y que debería vivir el momento y no darle muchas vueltas pero se me hace imposible.
Por otro lado, Eli en sus ratos libres ha empezado a coser y se ha hecho un conjunto muy chulo, ha cogido una chaqueta que alguien se había dejado y le ha añadido tela de su mochila de cuadros roja y negra haciendo una chaqueta corta con capucha.
Al contrario, yo no sé qué hacer en mis ratos libres, ayer estuve hablando con Ari y Max, pero hoy no estaban libres y solo me he quedado mirando al techo como por dos horas. Debo admitir que, por una parte, me ha venido bien porque he podido reflexionar y aclarar mis pensamientos, también me ha hecho plantearme si todo esto merece la pena y me hace tener cada vez más miedo imaginándome sin querer millones de escenarios de los cuales ninguno acaba bien.
Puede que suene como una tontería, y seguramente lo sea pero no puedo evitar imaginar una película de miedo cada que cierro los ojos o que simplemente no pienso en nada y lo peor es que nunca llego a morir, al contrario veo morir a toda la élite sin poder hacer nada. Ni siquiera es siempre igual para poder acostumbrarme, cada vez es un orden diferente con distintas muertes. Ojalá pudiese ser como Olivia y los demás y fingir que no pasa nada y que estamos aquí porque queremos, pero aunque no lo quieran aceptar es mentira, estamos aquí encerrados con zombis aporreando las puertas y ventanas todo el día, solo somos 9 adolescentes de quince años que apenas saben cocinar intentando sobrevivir solos.
Ya casi es de noche, aunque casi no se nota por las maderas que tuvimos que poner en las ventanas. Están todos riendo frente al fuego, gracias a Max supongo, no sé cómo consigue hacerlo en estas situaciones pero él es así. Enseguida iré con ellos y en un rato me dormiré.
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