Hoy me siento dejado en el mar,
como naufragado consciente.
No sé qué me habrá devuelto hasta acá
si ya no nadaba en la orilla.
Tal vez un estado demente fugaz,
un recuerdo/espejo clavado en la mente.
Aún así, hoy he reemplazado la luna
por la caricia de una flor.
Ya al dar la vuelta la esquina no me espera el sol.
Ni de los días soy prisionero.
Aunque, tal vez, al salir del mar
(como distorsionado en el agua),
me aguarde revivir tres historias más.