Al pasar los días el dolor se convierte en una cicatriz queriendo sanar, algunas palabras al teléfono son pequeñas punzas para la herida y cuando me veo con amigos se convierten en efímeras alegrías.
Mientras compartí en mi casa con algunos amigos note que se burlaron de los momentos en llanto, no comprendieron lo que estaba sintiendo o tal vez buscaron en la sonrisa un remedio para tanta agonía.
Posd: Dicen que debo olvidarte pronto.