Dias Soleados

Capítulo 2

DOUGLAS:

— ¡Ey, idiota! —me habla alguien a mi lado.

Giro para encontrarme con ese verdadero idiota de la cafetería. Si estuviéramos en una película sería el personaje perfecto para interpretar a lo que es. Se cree mejor que todos, que puede hacer lo que quiera y que nadie va a detenerlo.

— ¿Qué quieres? —levanto mi barbilla.

Soy más alto que él y he aprendido a poner la expresión perfecta en mi rostro para que las personas me teman.

Él entorna sus ojos. — ¡No vuelvas a meterte conmigo!

Le tiré la bandeja en la cafetería y lo empujé, era necesario que lo hiciera. —Si no te vuelves a aparecer frente a mí, no lo haré.

Bufa. —Mira, no tengo idea de quién te crees que eres pero no has venido a hacer lo que se te da la gana, ¿entiendes? Yo te enseñaré que mando aquí.

No retiro los ojos de los suyos. —Te ves ridículo diciendo esas cosas, deja de ver tantas películas.

Él da un paso a mí. —Escúchame…

—Seth —otra voz masculina se escucha detrás de mí.

Un chico alto, de cabello oscuro y una camiseta de algún equipo se coloca a un lado. Sus ojos se van entre su idiota amigo y yo, ha comprendido porque se siente tensión aquí.

—Seth —vuelve a hablarle—. Vámonos, las chicas nos están esperando.

Me recuesto en la pared. —Lárgate.

Seth se acerca de nuevo a mí pero yo no me muevo. —Ni lo intentes, te irá muy mal.

Ese otro chico se aclara la garganta. —Déjalo, vámonos antes que me quiten el lugar en las piernas de Angeline.

Seth me recuerda a esas caricaturas donde los toros enfurecidos sacan humo por la nariz. Así se ve ahora, pero sé que la mayoría de estos tipos son pura apariencia.

—Vámonos —murmura antes de darse la vuelta y caminar hacia el otro lado.

Ruedo los ojos, esto es patético.

Camino lento a mi casillero cuando siento que alguien me toca detrás de la espalda como para decirme algo. Me giro sobre mis talones para encontrarme a una chica de cabello rubio corto frente a mí.

—Um, hola —se toca la oreja—. Eres el chico nuevo, ¿no?

Llevo un mes en esta escuela, ¿hasta cuándo me van a considerar de esa forma? —Sí.

Noto que a unos metros de distancia hay otras tres chicas viendo la escena, tienen las caras llenas de curiosidad y preocupación.

—Um, me llamo Rose, ¿Cómo te llamas? Digo, no estoy segura de haber escuchado tu nombre —sonríe un poco.

Suspiro y me paso los dedos a través de mi cabello. — ¿Necesitas algo? Es hora de irse.

Asiente lentamente. —Sí, es que, mira, ¿Te gustaría salir a comer o algo así?

Yo muevo mi cabeza de izquierda a derecha. —No, me tengo que ir.

Antes de poder hacerlo ella da un paso al frente. —Espera, ¿no? ¿De verdad?

Rasco mi mentón. —Sí, de verdad.

Me doy la vuelta y sigo con mi camino. Escucho que sus amigas se reúnen para decirle: — ¿Te rechazó? —Otra voz—. Mejor así, creo que vende drogas.

Las personas son extrañas, a este punto de mi vida ya me han dicho tantas cosas que ya no me importa. No sé qué ganan hablando de mí o inventándose estupideces pero seguramente es porque no tienen nada interesante qué hacer con sus vidas.

Cuando termino de guardar todo, otra persona se acerca a mí.

—Eh, hola —es una chica pequeña, delgada y de cabello rizado. La misma que estaba en la cafetería.

Levanto mi cabezo como un saludo. —Hola.

Aclara su garganta. —Um, yo…

Suspiro. —Está bien —levanto mi mano—. Ya sé qué dirás.

Asiente. —Sí, bueno, yo… —baja la mirada—, gracias.

—No importa —contesto ajustando la correa de mi mochila cruzada—. No les tengas miedo a esos idiotas.

Ella parece de un año anterior o quizás es solo su apariencia pero parece mucho más pequeña. —Lo sé… yo…

Señalo su cabeza. —No eres eso que te dijeron y será mejor que te lo creas, no siempre habrá alguien que te defienda.

Asiente varias veces. —Sí, lo sé, gracias.

Levanto una mano y me giro de nuevo, ahora sí podré regresar a mi casa.

Cuando estaba en la cafetería esa chica estaba frente a Seth quien le tomó un rizo sin pedirle permiso y le susurró a uno de sus amigos: — ¿Por qué no se lo corta? Debe haber animales adentro.

Ella se giró y trató de quitarle el mechón pero en lugar de eso, Seth solo se rio y tiró de ella.

— ¿No te bañas? —le preguntó con un tono de voz burlón.

No me resistí más, me coloqué frente a él cuando pasó por su comida y se la tiré encima, luego lo empujé a un lado.

—Basura racista —le dije viendo a los ojos—. Piensa bien lo que harás si no quieres algo más que esto.

Salí de ahí sin ver a nadie, sabía que las personas iban a hablar de mí y en lo personal, me gustara que fuera así.

Aquí me miran como si estuviera  a punto de hacer algo malo, ni siquiera pueden imaginarse qué, pero solo esperan que grite o rompa algo o peor, golpee a alguien.

Las personas de por aquí no me conocen en absoluto y eso es lo que quiero. No necesito que es acerquen a mí, no quiero entablar amistades con nadie y mucho menos ser co-dependiente de su atención.

Estoy bien así, solo.




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