Dias Soleados

Capítulo 4

ANGELINE

— ¿Puedes creerlo? —Daniela entrelaza su brazo con el mío, está sudando y puedo sentirlo contra mi piel—. ¿Desde cuándo Fabio sale con menores?

Rasco por debajo de mi ojo derecho con cuidado de no arruinarme el maquillaje. —Elena solo es un año menor.

Daniela se acerca a mí y nuestras cabezas se chocan. —Pero ella, ¿Elena? Mírala, ¿Quién sigue usando mallas debajo de sus faldas?

Junto mis piernas, en realidad es una buena opción cuando hay algo de frio. —No sé, yo…

— ¡A bailar! —Beverly toma mi mano derecha y la izquierda de Daniela, nos arrastra al medio del lugar haciendo que mis hombros se topen con varias personas.

Beverly nos suelta alzando nuestros brazos al aire, se mueve como siempre, con movimientos abiertos y energéticos. Yo intento seguirle el ritmo a la canción mientras aprieto los dientes, deseando poder salir un rato a tomar aire.

Unos minutos después de bailar con mis amigas, Seth se acerca para abrazar a Beverly por la cintura. Jonah está con él, mueve sus ojos a mí y sonríe de lado. Bajo el rostro, esperando que Dani no se haya dado cuenta de la forma en que él me está viendo.

— ¡Voy al baño! —le aviso a nadie en específico.

Hago mi camino a través de chicas y chicos moviéndose, besándose y divirtiéndose en sus propios mundos. No camino al fondo del lugar, voy a la puerta de entrada para escapar unos minutos de todo esto.

Salgo tan pronto como puedo, el viento golpea contra mi cara y respiro profundamente. Mis ojos se van al cielo con pocas estrellas, trago saliva mientras me pregunto si mis padres y yo estamos viendo lo mismo. Es probable que no, quizás están en algún restaurante o en una casa de sus amigos ricos, quien sabe.

Tiro de mi falda y me muevo a un lado. Por aquí hay un par de personas sentadas, hablando muy cerca una de la otra y algunos están fumando. Sé que debería volver pero en ocasiones estar rodeada de personas me hace sentir como un teléfono sin carga en la batería.

No sé si asistir a dos fiestas seguidas sea lo mejor.

—Hola —giro mi cabeza cuando escucho una voz.

Es Clay. Clay, el chico que mis amigas creen que me gusta. —Um, hola Clay.

Clay no es necesariamente de nuestro grupo, digo, sí le hablamos y todo pero él sale con sus amigos del equipo la mayor parte del tiempo. Clay recorre sus ojos a través de mi cuerpo pero no de la misma manera que otros chicos, lo hace como si estuviera buscando algo en específico.

— ¿Tienes frio? —pregunta.

Claro, no es el mejor atuendo para el principio de las temporadas frías pero Beverly cree que esta falda me hace ver las piernas más largas y Daniela me prestó esta blusa de tirantes. Ellas saben mucho más de moda que yo, ellas son las que saben ser bonitas y femeninas.

Niego, aunque sea mentira. —Estoy bien.

Clay señala hacia la casa. — ¿Vas a entrar?

Si entro con Clay solo hará que mis amigas piensen más sobre mi supuesto enamoramiento por él. Por otra parte, si voy a su lado puede que Jonah deje de mirarme como siempre lo hace.

— ¡Ey, Clay! —Uno de sus amigos, Rob, se acerca con una sonrisa—. Vamos.

Sus ojos se mueven hacia mí, muestra una sonrisa y yo asiento para saludarlo.

—Angeline, ¿Vienes con nosotros? —pregunta Clay, su cabello marrón le cae a un lado y hoy se ve mejor con su ropa no deportiva, sin embargo, aún no me gusta de esa forma.

Asiento. —Está bien.

Camino a su lado mientras Rob le habla sobre algún partido de una liga inglesa. A mitad del lugar casi me tropiezo cuando una chica pasó corriendo a mi lado, Clay colocó su mano en mi cintura y me tensé.

—Lo siento —dice—. Solo, pensé que te caerías.

Asiento dos veces. —Está bien.

Pero Clay no me suelta, sigue con su mano en mi cintura y yo siento una sensación extraña. No una sensación agradable como cuando alguien que realmente te gusta sostiene tu mano o toca tu rostro, una parecida a sentir un cabello sobre tu nariz. Incomoda.

La canción cambia, es de un estilo más lento. Clay se gira conmigo mostrando una sonrisa, inclina su rostro hacia mí y pregunta: — ¿Quieres bailar?

No tengo tiempo de responderle pues se gira frente a mí para colocar su otra mano sobre mi cintura. Rob se despide con una sonrisa cómplice. Clay aprieta más mi cintura y acerca mi cuerpo al suyo, yo muevo mis ojos buscando a mis amigas pero parece que no están aquí.

—Te ves muy bien, Angeline —afirma él.

Respiro lentamente. —Gracias.

Clay sube su mano a mi mentón, mi corazón se acelera por los motivos incorrectos. —Estaba pensando —su rostro está a pocos centímetros de los míos—, ¿Quieres ir al baile de otoño conmigo?

No quiero hacerlo pero es Clay. Clay es popular, es atractivo y a mis amigas les agrada. Mis amigas quieren que salga con él y yo quiero ser como las demás personas. Quiero salir con chicos y tener un novio. Si sigo rechazando chicos me veré como la “rechazada” o la “diferente” y no quiero eso.

—Está bien —respondo sin verlo a los ojos.

Clay sonríe, antes de poder decirle que quiero ir al baño para escapar, él acerca sus labios a los míos y me besa.

El beso dura unos segundos, no sentí nada realmente. Solo sentí unos labios contra los míos, nada más. No hubo mariposas, felicidad o emoción.

Sigue bailando cerca de mí.

Y cuando vuelve a besarme, aprieto los ojos alejando la sensación de desagrado de mí. Solo tengo que ser normal y todo estará bien. Necesito ser normal.

Aunque lo que reamente quiero, es regresar a casa.

 

✧*̥ ☆˚☆

 

—Buenos días jóvenes —el profesor Brendan entra como siempre, con la espalda recta haciéndole lucir mucho más alto de lo que ya es, unos libros entre su brazo y sus anteojos colgándole de la camisa—. El día de hoy haremos algo interesante.




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