Dias Soleados

Capítulo 9

LESTER

Mi parte favorita del día es cuando papá y mamá están trabajando y mi hermana está con alguna de sus amigas.

Me gusta el silencio que hay cuando soy la única persona adentro en lugar de gritos y gritos. Me ayuda a relajarme, me da espacio a bajar la guardia como siempre me he sentido.

Pero también me gusta sentarme en el pórtico mientras leo y bebo algún jugo comprado en el supermercado o simplemente agua. No importa, solo quiero refrescarme un rato antes de subir a mi habitación y encerrarme para hacer tareas y leer otros libros menos interesantes, de los que asignan en la escuela.

— ¿Hola? ¿Hola? —habla alguien mientras va pasando—. No puedo creerlo, realmente se fueron.

Levanto mis ojos un segundo y mi mirada se cruza con Angeline, la chica de la escuela que estaba peleándose con Douglas en la clase de Sociedad y Cultura. Está sosteniendo su teléfono y tiene el rostro cargado de irritación.

Ella al notarme junta sus cejas y parpadea varias veces, creo que está intentando buscar en sus archivos mentales en donde me ha visto antes. Yo bajo la mirada y regreso a mi libro, sintiéndome incomodo ahora.

— ¡Oye! — ¿Me está hablando a mí? —. Em, hola, soy Angeline de la escuela.

Respiro profundo y vuelvo a verla. —Hola —miro detrás de ella, esperaba ver a sus amigos pero no hay nadie más.

Angeline toca las puntas de su cabello marrón. —Um, ¿Vives aquí?

No sé si debería decirle que sí. — ¿Por qué preguntas? —miro detrás de su hombro cuando le hablo evitando sus ojos, me enfoco en una señal de tránsito en la siguiente calle.

—Pues… —muerde su uña—, verás, yo…

Junto mis cejas, ¿Estará jugándome una broma? ¿Sus amigos saldrán de pronto para burlarse de mí?

Señala a la izquierda. —Sabias que Douglas Cold, digo, ¿Cuál era su apellido?

—Rold —respondo.

Chasquea sus dedos. —Sí, Rold. ¿Sabías que él vive muy cerca de tu casa? En la otra cuadra.

Aprieto el libro entre mis manos. —Ah, ya veo —me muevo para levantarme y entrar a la casa—. Bueno, eh, yo, te veo después.

— ¡Espera! —pide—. Ay Dios, ¿Cómo terminé aquí? —Da varios pasos y entra al camino de cemento que dirige a mi casa—. Mira, yo necesito tu ayuda.

Es una trampa.

— ¿Ayuda? —junto mis cejas mucho más.

Asiente. — ¿Puedes hacerme un enorme favor? —se mueve nerviosa.

A diferencia de como se ve siempre con sus amigas, sonriendo y segura, ahora es todo lo contrario. — ¿Qué favor? —cautelosamente pregunto.

Ella baja la mirada. —Mira, ahora mismo yo no… puedo ir a casa y quiero saber si, bueno, es difícil de explicar.

—Yo tengo que hacer tareas —necesito entrar, no puedo confiar en ella aun si se ve como si realmente necesitara mi ayuda. No quiero que sus amigos se burlen de mí aun después de la escuela.

Abraza su cuerpo sobre su abdomen. —Sí —su voz es débil ahora—. Entiendo, lo siento. No sé que estoy haciendo, soy una tonta.

Algo en la manera que se ve ahora mismo me hace cometer una tontería. —Puedo ayudarte —me arrepiento automáticamente las palabras salen de mi boca sabiendo perfectamente que ella es del grupo donde están esos chicos que me hacen la vida imposible.

Pero se ve aliviada genuinamente.

— ¿De verdad? —sonríe—. Gracias, solo necesito que me acompañes a mi casa.

¿Eso es todo? Sé que hay un truco ahí, sé que Angeline tiene muchos chicos que podrían acompañarla sin ningún problema. Sin embargo la mitad de mi quiere que la acompañe, sea por el motivo que sea.

— ¿Dónde vives? —pregunto.

— ¿Has visto la pequeña librería de libros usados? —voy ahí seguido—. Pues como a unas siete casas de ese lugar.

Miro el libro que estaba leyendo y lo levanto. —Lo haré, de todas formas puedo pasar por otro libo.

Una gran sonrisa se forma en su rostro. — ¡Muchas gracias! —quiere acercarse pero al mismo tiempo, se retiene—. Podemos hablar del proyecto de todas formas.

Asiento. —Claro —voy hacia ella, sin verla, enfocándome en mis zapatos.

—Bien —comenzamos a caminar— entonces Lester, ¿verdad? —muevo mi cabeza para afirmar—. ¿Cuándo es que tenemos la presentación del proyecto?

—El miércoles próximo —respondo.

Suelta un suspiro. — ¿Tan pronto? No hemos hecho nada, solo tenemos el tema.

Pues ella y Douglas se la pasaron peleando por eso no pudimos avanzar con nada. —Deberíamos… um, bueno, tal vez podríamos juntarnos en la biblioteca o algo así, no me gusta reprobar.

—A mí tampoco —lo sé, aunque no es la mejor de la clase siempre tiene calificaciones altas—. Quizás deberías ir con Douglas y convencerlo de trabajar como una persona decente, es tan irritable.

En realidad no me pareció que lo fuera, digo, a diferencia de la mayoría de las personas en la escuela se comportó bastante decente conmigo. — ¿Dices que vive por aquí, no?

Gira su cabeza hacia atrás. —Allá, ¿no lo has visto?

No salgo de casa y cuando digo que no salgo me refiero al área de mi casa. No tengo a donde ir, no visito a ningún vecino y si voy a comprar algo nunca miro quien vive en qué casa.

—No —respondo—. Es nuevo, quizás no lo había visto antes.

—No es nada amable —señala—. Yo le pedí ayuda y solo me dejó ahí parada.

Esto es raro, tener una conversación con Angeline como si fuéramos amigos y vernos después de clases fuera algo normal. Aun no bajo la guardia, sigo esperando que Seth salga de alguna parte y se ría de mí.

—Entonces, ¿Qué deberíamos hacer con el proyecto? El profesor Brendan siempre da puntos extras si somos innovadores. —mueve sus manos en el aire para hacer énfasis en la última palabra.

Juego con mis dedos. —Um bueno, estaba pensando que quizás podríamos entrevistar a alguien con capacidades diferentes así tendríamos una mejor perspectiva de todo —aclaro mi garganta—. Bueno, no sé, solo es una sugerencia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.