LESTER:
A la hora del almuerzo caminé a mi casillero, asegurándome que Clay o Seth no estuvieran cerca. No son los únicos que me molestan pero si son los que lo toman como si fuera su trabajo.
Creo que ya me he acostumbrado, no solo a sus malos tratos sino a ver como las personas evitan ser involucradas y solo ignoran lo que está sucediendo. Nunca he esperado que alguien llegue y me defienda, solo acepto las cosas como vienen y dejo que sucedan.
Usualmente sucede en los momentos a solas pero en un par de ocasiones hay algún otro estudiante cerca y simplemente voltean el rostro. No me sorprende que lo hagan, ¿Por qué les importaría un extraño?
Sin embargo, el día de hoy fue diferente. Douglas Rold llegó justo cuando Clay estaba a nada de golpearme. Lo ha hecho antes, nada muy dramático pero si muchos empujones, un par de golpes en el hombro y muchos insultos de todo tipo.
Hoy me estaba acusando de ser gay, algo que él cree que es un insulto, solo porque crucé miradas por menos de un segundo. Es tan egocéntrico que cree que podría gustarme. De todos los hombres en el planeta, él estaría en la última parte de la lista.
Pero Douglas lo evitó y no solo eso, siguió ahí. Me acompañó a buscar a Angeline y luego, se quedó cuando ella comenzó a llorar.
Puede que Douglas dé la imagen de un tipo duro pero no lo es, estoy seguro.
Y ahora que ambos estamos cerca porque su casillero y el mío están a un metro de distancia, me acerco a él sabiendo que no me dirá nada ofensivo como el resto de las personas aquí. Que puedo acercarme y estaré bien.
Douglas junta sus cejas y me mira confundido. — ¿Qué pasa? —su voz es gruesa, no como la mía.
Rasco la parte de atrás de mi cuello. —Um, bueno, solo… gracias por ayudarme con lo de Clay.
Cierra la puerta con cuidado y se encoje de hombros. —Solo pasaba por ahí, no fue la gran cosa.
Aun así, hizo algo que nadie lo había hecho antes. No es el primer año que me tratan así, desde que entré al “sistema educativo” he sido el rechazado y a quien le hacen todas las burlas. A este punto de mi vida, ya no me sorprende que esa sea la forma en que me traten pero lo que sí me sorprende es cuando en lugar de unirse a las bromas, me defienden.
Como él.
—Eh, yo… ¿Qué harás ahora? —muevo mi pie en círculos presionando la punta contra el suelo.
Douglas exhala. —Lester…
Claro, no sé qué estoy pensando. Por un segundo imaginé que quizás, de ahora en adelante, podríamos pasar el rato como los demás lo hacen. Pensé que quizás él llegaría a ser mi primer amigo pero, no será así. Después de todo, aun si me ha defendido, sigo siendo alguien fácil de ignorar y dejar a un lado.
Froto mis manos en mi pantalón y retrocedo un paso. —Um, sí, lo siento —miro hacia abajo—. Te veo después.
Es momento de huir.
Estira su mano. —Espera —pide, por varios segundos no dijo nada así que subí la mirada y él estaba frotándose la barbilla—. ¿Qué harás tú ahora?
Junto mis manos. —Ah, pues, yo… nada, bueno, comer, es hora de eso, ¿no?
Douglas me mira con los ojos entrecerrados. —Bien.
—Bien —digo, pasando mis dedos por la parte de atrás de mi cabeza—, Um, ¿podemos comer juntos?
Lo he visto sentarse en la parte de afuera, comiendo solo en una mesa redonda, ignorando las miradas de las personas. Nunca había querido hablarle, pensaba que iba a ser un chico más que se metiera conmigo pero eso no ocurrió.
Ahora que lo conozco un poco, solo, quisiera poder seguir hablando con él. No lo sé, sin duda es de esos tipos con el estilo de ser demasiado buenos sin intentarlo. Es todo lo contrario a lo que yo soy.
Solo quiero ser su amigo.
Asiente lentamente. —Da igual, si eso quieres —gira y comienza a caminar.
¿Eso es un sí? Creo que lo es.
Yo lo alcanzo, me coloco a su lado y camino sin pensarlo demasiado. Mientras vamos hasta la cafetería, noto que un par de personas lo miran con ojos llenos de prejuicios y que cuando me notan, juntan sus cejas.
Estoy consciente que vernos al lado del otro es una contradicción andante.
Douglas es alto, se viste con ropa oscura y siempre tiene la espalda recta. No hace falta verle dos veces para saber que es seguro de sí mismo y que no necesita de nadie para nada.
Mamá lo felicitaría por esa postura, ella odia la manera en como camino, con la espalda encorvada. He intentado mejorar mi postura pero me siento extraño ir con los hombros hacia atrás y el mentón elevado.
— ¿Vas a pasar por comida? —me pregunta, aun con los ojos al frente.
No hago eso, no después de esa vez que Seth me empujó y tiré todo lo que llevaba en mi bandeja. Muchas personas se rieron, varias me tomaron video y luego lo publicaron. Es posible que la mayoría ya no recuerda ese momento, pero yo sí.
No puedes olvidar como se sentía el filo del cuchillo cuando es tu piel la que atraviesa.
—No —respondo—. Tengo comida, aquí —doy un golpe a mi bolsa cruzada.
Él asiente. —También yo —avisa.
Y así, atravieso la cafetería al lado de Douglas “Cold” como si ver al chico que siempre está peleándose con alguien y al chico que todos usan de blanco para sus bromas fuera lo más normal.
No voy a mentir, estar a su lado me da seguridad. No es como si Douglas fuera a defenderme de nuevo o está obligado a hacerlo pero sé que todos evitan meterse con él.
Llegamos al fondo, salimos al jardín y él se mueve hasta la mesa más apartada. Este es un pequeño jardín bordeado por un muro de concreto de un metro y medio, lo que hay detrás es el estacionamiento. El año pasado este muro no existía, simplemente era un espacio abierto que llevaba hasta los autos y eso fue un gran problema muchas veces, los alumnos se escapaban sin mayor complicación.
Douglas se sienta en una mesa dejando su mochila sobre la mesa, la abre y saca un recipiente transparente de plástico. Lo destapa para sacar una mitad de su sándwich. Yo también busco mi comida, traigo una barra de cereal, una pera y un paquete de galletas de avena.
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Editado: 15.06.2023