Dias Soleados

Capítulo 19

ANGELINE

Mis amigas me odian.

Daniela y Beverly me han estado ignorando todo el día y yo solo quiero gritar pero no lo hago, obviamente. Únicamente finjo que esto no me afecta.

Beverly me dijo que no contestaba los mensajes porque su teléfono se quedó sin carga y olvidó llevarse el cargador, me acusó de ser una mala amiga por no haberla cubierto mejor y por no haber mentido más o mejor.

Que mi casillero esté muy cerca del novio de Beverly no ayuda, ahora mismo ella se está quejando sobre mí en voz alta con él. Seth le sigue el juego, dice que las mejores amigas falsas son lo peor. Yo me siento tan pequeña y débil, odio esto.

No hice nada malo, solo quería protegerla. Tenía miedo que realmente hubiera pasado algo y me abrumé con toda la situación.

Un golpe duro se escucha de pronto, como el metal golpeado por algo. Giro después de pegar un salto, veo que Douglas está con el puño cerrado sobre el casillero de Seth.

— ¿Qué te pasa? —le grita Seth, sosteniendo la mano de Beverly.

Douglas lo señala con un dedo dirigido a su cara. — ¿Cuándo dejarás de ser un idiota? ¿Por qué te la pasas fastidiando a otras personas?

Seth niega, Beverly habla indignada: — ¿De qué rayos hablas? ¿Cómo te atreves a hablarle de esa forma a Seth?

Douglas la mira con las cejas juntas. —Esto no es contigo, no te metas.

Seth suelta la mano de Beverly y da un paso al frente. — ¡No le hables así a mi novia!

Me pregunto si Douglas se ha dado cuenta que yo estoy aquí, quizás no o quizás no le importa. Ahora mismo se mira muy enojado con Seth, ¿Qué habrá pasado?

Douglas no se mueve, lo mira enojado. —Te lo advierto, si me entero que sigues siendo una porquería de ser humano yo mismo me encargaré de ti

Trago saliva, nerviosa, como si me hubiera hecho esa advertencia a mí.

Seth se ve incómodo. — ¿De qué hablas, Cold?

—Sabes bien de lo que hablo —su voz suena más gruesa—. No tengo miedo de nadie, de nada y tú… —da un paso al frente—, deberías tenerme mucho miedo.

Beverly resopla. — ¿Estás amenazándolo? Hacer eso es ilegal.

Douglas le da una mirada a ella, igualmente filosa. — ¿Cómo te puede gustar un tipo que se la pasa maltratando a otros? —cuestiona—. ¿Crees que será bueno contigo? ¿Qué jamás intentará dañarte?

Niega. —No sé… —Douglas se gira sin esperar a que ella responda, Beverly rasca su cabeza y mira a Seth, — ¿Qué quiso decir con eso de maltratar, Seth?

Seth se encoje de hombros. — ¿Crees que yo lo sé? Es raro, ese tipo tiene problemas, seguro es esquizofrénico.

Ruedo los ojos, Seth es de los que usan las enfermedades mentales como insultos. Es molesto que haga eso, aunque nunca se lo he dicho o he intentado detenerlo, es solo que no creo que entienda porque está mal hacer eso.

Cierro mi casillero y me voy rápido, pasando por Beverly y Seth quienes no están interesados en mí. Me apresuro siguiendo a Douglas, es fácil distinguirlo entre todos, es el único que camina como si fuera a asesinar a alguien.

Aunque después de ayer ya no creo que él sea tan malo.

Se detiene luego de cruzar un pasillo, toma su teléfono y yo llego con él. —Douglas —llamo.

Me mira con esa misma expresión de irritación. — ¿Qué quieres?

No sé, ¿Por qué lo seguí? ¿Por qué le estoy hablando?

Lamo mis labios. —Um, ¿Qué pasó con Seth? ¿Qué fue toda esa conversación?

Rueda los ojos. —No es asunto tuyo —sigue caminando con el teléfono en la mano.

—Espera —pido, alcanzándolo—. Um, ¿no se supone que tenemos ir juntos a entrevistar a alguien? No me has dicho nada sobre eso, ¿en dónde es? ¿Quién es?

—Tenía esperanza que no fueras con nosotros —no responde ninguna de mis preguntas.

Resoplo, acomodándome el cabello. —Eso no es muy amable de tu parte.

—No quiero ser amable contigo —contesta y cruza de nuevo, yo lo sigo como si fuera una niña pequeña detrás de su hermano mayor—. ¿No tienes algo más que hacer?

—No —mis amigas no me hablan.

Estamos yendo hacia la salida de la escuela. Después de cruzar las puertas, Douglas baja un par de escaleras y mira hacia abajo como si se le hubiera caído algo, mueve sus ojos al frente y junta sus cejas.

— ¿Qué pasa? —pregunto.

Señala la rampa a un lado de las escaleras de concreto. —Esa rampa es muy inclinada para una silla de ruedas, no sirve.

Suelto aire por mi nariz. — ¿Cómo lo sabes?

Levanta y baja los hombros. —Porque sí, mírala —apunta con su dedo—. Eso no ayuda a las personas, lo hace difícil. Lo sabrías si hubieras llegado a hacer la tarea con nosotros.

Me cruzo de brazos. —Ya me disculpé.

Douglas mira por encima de mí y levanta el mentón, Lester se aparece y me da una sonrisa con los labios juntos. —Hola.

Yo le devuelvo el gesto. —Hola.

— ¿Cómo estás? —pregunta Lester.

Asiento. —Bien, gracias —es una mentira pero no tengo ganas de explicar cómo me he sentido hoy.

—Bien, deberíamos irnos, ella nos está esperando —Douglas se gira y sigue caminando.

Lester y yo lo seguimos. Mis ojos se mueven entre las personas y los autos, el de Daniela sigue ahí pero no hay nadie afuera. No me ha escrito nada, no quiere contestarme los mensajes. Espero que me perdonen pronto, no quiero que sigan ignorándome.

Esta mañana ella no pasó por mí y tuve que caminar a la escuela, fue horrible. Odie tanto sentirme como una rechazada, sentía que todos se burlaban de mí y solo ocultaba la mirada.

— ¿A dónde vamos? —pregunto, por segunda vez.

Douglas bosteza. —Un lugar —responde vagamente—. Pero tengo una idea —mira a Lester—. Podrías llevarnos, con mi auto.

Lester junta sus cejas. — ¿De verdad? ¿Es lejos?

—Más o menos unos veinte minutos en auto —señala.

Lester asiente lentamente. —Está bien, aunque… um, ¿estás seguro?




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