Dias Soleados

Capítulo 31

ANGELINE:

Creí que mi último año sería perfecto.

Salidas con mis mejores amigas, fiestas, un novio popular y guapo y muchos recuerdos emocionantes. En su lugar, todo se ha destruido y ahora mismo estoy avanzando de camino a la escuela al lado de Lester Gómez y Douglas “Cold”

A pesar que todo está yendo mal, sonrío un poco dándome cuenta que tenerlos a mi lado los hace ver como mis guardaespaldas. Es un pensamiento tonto pero necesito encontrar motivos para sonreír ahora mismo.

Ayer no podía creer que les confesé a ellos algo que he estado guardándome por siempre.

Eso que me pasa, eso de jamás haber sentido atracción a alguien. Ni chicos ni chicas, nadie. Tampoco me gusta la sensación de besar a alguien, cada vez que ocurre me he obligado a pensar que está bien y que es algo que me gusta.

Pero no me gusta, me siento tan mal. No sé porque soy así, no sé qué está mal en mi o si es una enfermedad mental pero pensar en contacto físico de esa forma es tan raro para mí. Digo, no me molestan los abrazos y todas esas muestras de afecto pero no puedo con la idea de besar a alguien o más que eso.

Me sentía tan anormal, tan rara y tan patética por ser así. Yo veo a mis ex amigas y me preguntaba cómo podían solo besar a alguien sin sentir esa repulsión que yo sentía. No me molesta la idea del amor, de una relación romántica pero todo lo físico es tan incómodo.

Yo culpaba al “accidente” que me ocurrió cuando era niña, pensé que solo necesitaba superarlo para ser normal pero ahora creo que quizás, yo nací de esta forma.

Al menos así me hicieron sentir Douglas y Lester ayer. Les expliqué eso, que sentía como repulsión por todas las muestras físicas de afecto y ellos me dijeron que algunas personas solo son así y no tiene nada de malo.

No entiendo porque ellos parecen comprenderme mejor que todas las personas que ya me conocían. Pero me pregunto, ¿Somos amigos? No lo sé, siento que únicamente somos conocidos que de alguna forma se llevan bien.

Cuando llegamos a la calle de la escuela, siento mis piernas débiles. Estoy a punto de entrar a este lugar donde dicen que he engañado a mi “novio” a pesar que Clay nunca dejó claro qué éramos y sobretodo, nunca lo engañé.

— ¿Quieres arruinarles su jueguito? —Douglas pregunta con la mirada al frente—. No los voltees a ver, camina con la espalda recta y deja de pensar en lo que podrían estar diciendo de ti.

Tomo su consejo, respiro profundo y lo hago. Camino en medio de ambos con la frente en alto, aunque mi humor esté en el suelo. Noto un par de personas señalándome pero muerdo mi lengua, recordando que no debo llorar.

Pero solo quiero llorar.

Cuando atravesamos las puertas de la escuela mi seguridad se va disminuyendo. En especial cuando detrás de mi escucho la voz de Daniela llamándome. No quería girarme, no quería que volviera a hacerme sentir tan mal como ayer pero lo hice.

Douglas y Lester se detienen y también se giran. Ella está con Beverly, Seth y Grant.

Daniela camina para acerase, me da una sonrisa pero no es nada amable. —Hola Angie, ¿Viste tu foto ayer?

Bajo la mirada. —No…

Daniela se cruza de brazos. —Entonces era cierto lo que me dijo Jonah, ahora sales con ellos —bufa—. Te estás adaptando bien.

— ¿Terminaste? —Douglas pregunta—. Me estás dando pena ajena con tus comentarios.

Ella lo mira enojada. —Pena me dan las personas como ustedes.

Douglas se inclina hacia adelante y acerca su rostro a ella. —Me da igual —pronuncia cada palabra haciendo énfasis.

Seth da un par de pasos y levanta un brazo para apartar a Daniela. —Ey, ¿Cuál es tu problema? —Mira a Lester—. Ratón, ¿Cómo le hiciste para llevarla a tu cuarto?

Siento náuseas y mucha ira. Quiero golpearlo, quiero empujarlo lejos y gritarle. Quiero reclamarle por aquella vez que intentó besarme justificándose después diciendo que estaba borracho y pensó que era Beverly.

Douglas se mueve hacia él, entorna sus ojos. — ¿No te quedó claro?

—No le hagas nada o te meterás en problemas —Beverly interviene.

Ya no puedo más con esto, me está doliendo tanto la cabeza y siento que voy a vomitar. Lamo mis labios deseando poder tomar un vaso con agua, respiro profundo y me giro.

Camino reteniendo las lágrimas, unos segundos después Lester y Douglas se acercan a mí sin decir nada. Quizás es solo mi imaginación pero las paredes son cada vez más pequeñas y los ojos de todo el mundo están sobre mí.

De nuevo soy esa niña que todos odiaban. De nuevo soy la “gorda”. La fea. La que nadie quiere. Soy Angeline, la apestosa. La tonta. La que no sirve para nada.

No sé a dónde voy, tampoco sé porque Lester y Douglas me siguen. Solo quiero salir de este lugar, dejarlo todo atrás. Nacer de nuevo y ser alguien diferente. Quiero que me quieran, que dejen de hacerme sentir tan mal.

Me detengo hasta que alguien me toma del brazo.

Lester me mira y me suelta. —Angeline, estás a punto de salir de la escuela.

Douglas exhala. —Vamos —se acerca—. Puedes con esto.

Aprieto mis labios. —No puedo.

—Sí puedes —se recuesta en una pared—. Y bueno, estaré detrás de ti.

Junto el entrecejo. — ¿Detrás?

—Creo que lo que Douglas quiere decir es que no estás sola —Lester afirma—. No soy de mucha ayuda pero si te hace sentir mejor, aquí estoy.

Muerdo mi lengua, ya no quiero llorar. —Entonces, ¿Si somos amigos?

Douglas rueda los ojos. —Ser amigos está sobrevalorado —cruza los brazos—. Pero si eso evita que llores, sí, somos amigos.

Miro a Lester, él asiente.

Afirmo con mi cabeza varias veces y trago saliva con dificultad. —Gracias, yo… no sé.

Lester mueve la cabeza. —Vamos, ahora tenemos clase juntos, estaré contigo.

Douglas se rasca el brazo. —Si alguien te hace algo, me dices —se toca el mentón y voltea el rostro para que no lo vea—. Cualquier cosa.




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