Dias Soleados

Capítulo 34

ANGELINE:

— ¿Cómo estás, querida? —La madre de Douglas me recibe con un abrazo.

Ella es la mujer más dulce de todo el planeta tierra, me gusta mucho sentarme y hablar por un buen rato. Me ha ayudado mucho, ha escuchado comprensivamente y también me ha sugerido sobre visitar a una psicóloga que se encarga de personas de mi edad.

Pero necesito que sean mis padres los que me lleven por ser menor de edad.

No puedo explicarle como es mi relación con mis padres, así que solo le prometí que cuando estuviera lista, les diría sobre todo eso. Ella propuso que tuvieran una reunión pero le expliqué que ambos trabajan y casi nunca tienen tiempo.

Sin embargo, hablar con ella me ayuda mucho.

Ya pasó una semana desde esa vez que Jonah golpeo a Lester y las cosas siguen igual, no mejoran. Siguen hablando de mí, siguen diciendo que dormí con muchos chicos, que yo era con quien engañaban a sus novias.

No se detienen y no sé cómo hacer que se detenga.

—Estoy bien, gracias —contesto—. Um, hoy solo vine a hacer tareas con Douglas —y a dejar de quitarle su tiempo de escritura.

Ella sonríe. —Si me necesitas, las puertas de mi oficina están abiertas para ti.

Asiento, agradecida. Salgo de ahí y me dirijo a la sala de estar, donde Douglas, Ty y Lester están hablando sobre algo de una película. — ¿Qué pasa? —pregunto.

—Estamos tratando de decidir cuál es la mejor película de todas —Lester contesta.

Me siento en el sofá frente a ellos. —Titanic no lo es —señalo—. Pero me encanta Romeo y Julieta, es tan linda.

Douglas niega. — ¿Cómo puedes decir que esa película es la mejor cuando existen películas como “La Gran Estafa”?

Ty niega. —En realidad, Romeo y Julieta no es una mala película.

Douglas levanta una ceja. —Solo lo dices porque es ella, ¿no? Quieres quedar bien con Angeline.

Ty niega varias veces. —Claro que no, ¿de qué hablas? —se levanta—. Además yo, um, tengo novia.

Douglas suelta una carcajada. —Sí, claro, tienes novia.

—La tengo —aclara su garganta—. De verdad pero eh, bueno, iré con los gemelos —me da una sonrisa nerviosa—. Adiós, Angeline.

—Y Lester —Douglas le recuerda.

Ty se gira y señala. —Y Lester, adiós.

Lester sacude su mano. —Adiós.

Yo me recuesto en el sofá. —Es tierno, es como una versión pequeña y amable tuya, Douglas.

Se levanta. — ¿No venimos a hacer tarea?

Él camina a su habitación y ambos lo seguimos como siempre.

Me gusta estar aquí, me gusta que su familia nunca parece incomoda con nuestra presencia y como ya sé dónde queda la habitación de Douglas, la oficina de su mamá, el baño y la cocina. Me gusta que su abuela siempre me toma de la mano y que los gemelos me saludan llenos de energía.

Douglas cierra la puerta cuando llegamos a su habitación, se tira sobre la cama de forma horizontal, dejando sus piernas colgando. —Tengo sueño, ¿Por qué no hacen ustedes tareas y luego me la pasan?

—No —me siento en una esquina—. No somos tus esclavos.

Lester se sienta en la otra esquina y gira para ver a Douglas. —Tenemos que estudiar para el examen de química.

—Odio química —se queja.

—Hablando de química —balanceo mis piernas—. Si Ty tiene novia, ¿Por qué tu no?

—Ty no tiene novia —afirma—. Y, ¿Acaso tengo que tener novia?

Me giro hacia Lester. — ¿Qué hay de ti? ¿Te gustaría tener novia?

— ¿Estás declarando tu amor por Lester? —me molesta Douglas.

Lo fulmino con la mirada. —Cállate.

Lester sonríe. —No sé si quiero tener novia, no sé qué se supone que debería hacer si salgo con alguien.

Me encojo de hombros. —Ni me preguntes, sin duda no es lo mío —resoplo—. Los tres estamos igual, ¿no? Solteros por siempre.

—Yo no estaré soltero por siempre —Douglas asegura—. Tal vez ahora no salgo con nadie pero sí quiero hacerlo, después, mucho después.

Me giro sobre su cama, doblando mis piernas para no subir los zapatos. — ¿Te ha gustado alguien? ¿Cómo era?

Toma una almohada y la usa para cubrirse la cara. —Eres una chismosa.

—Lo soy —retiro su almohada—. Entonces dime, ¿Cómo te gustan? ¿Quién es tu tipo?

— ¿Cuál es tu tipo? Si es que tienes uno, o no sé, ¿te ha gustado alguien físicamente? —pregunta de vuelta.

Sonrío. —Cuando era niña me gustaba un chico de un anime, el anime se llama Ore Monogatari, a mí me gustaba Makoto Suna. Él es mi tipo, tan dulce y guapo y es el mejor.

Douglas sonríe. —Y animado.

—La mejor parte —afirmo y le lanzo suavemente la almohada a Lester—. ¿Qué hay de ti? ¿Qué tipo de chicas te gustan? ¿Alguna referencia a una famosa?

Lester lo piensa. —Um, no sé, nunca lo había pensado mucho antes —entorna sus ojos—. Supongo que alguien amable y que me haga reír.

—Angeline no encaja ahí entonces —Douglas afirma—. Sus chistes son los peores.

—Son los mejores —me defiendo—. A ver, señor perfecto, ¿Cuál es tu tipo? ¿Qué buscas en tu chica?

—Nada —contesta—. No quiero a nadie, no me gusta nadie.

—Pero, ¿No eres como yo, no? —pregunto—. Ósea, ¿Si has sentido interés por alguien? Físico.

Él se reincorpora y sale de su cama, se mueve hasta su escritorio. —Tenemos que estudiar.

—No evadas mis preguntas —insisto—. Vamos, solo dinos cuando fue la última vez que te gustó alguien, aunque sea un poco.

Se encoje de hombros. —No sé, mi mente no se desvive en eso. Supongo que sí me han parecido atractivas algunas personas pero eso es todo, nada demasiado importarte.

Mi teléfono suena con el tono que le tengo para los recordatorios. Lo tomo y veo que dice BAILE DE OTOÑO.

Ruedo mis ojos por haber colocado una alarma. Se suponía que esta semana seria cuando saldría con mis amigas para buscar vestidos. Estaba emocionada por ello, iba a comprarme un vestido que Daniela me había sugerido, sabía que me vería genial. Incluso compraría unos zapatos más altos de los que normalmente uso.




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