Dias Soleados

Capítulo 40

ANGELINE:

Ambos bajaron y me sentí como en esas películas donde todo ha terminado bien y ahora se van al baile de graduación excepto que aquí hay unos ligeros cambios. Primero, no es el baile de graduación. Segundo, no tengo una cita sino dos “citas” y por último, este momento no se siente como un final sino como algo que comienza.

Se ven bien, ambos se han vestido con camisas formales y pantalones rectos. Pero Douglas sigue con esa mirada de irritación y Lester mira hacia el suelo y esos gestos me recuerdan que siguen siendo ellos, mis amigos.

Me acerco sonriente, esperando que hablen sobre mi vestido.

—Bien, sube —Douglas hace una seña.

Lester lo señala. —Conduce tú, es tu auto de todas formas.

—Solo es hacia la escuela —se queja—. Pudimos haber caminado.

—No, mejor así —Lester contesta.

— ¡Oigan! —Me cruzo de brazos—. ¿No dirán que me veo linda?

Douglas levanta una ceja. —Te ves linda, ¿feliz?

Lester sonríe. —Te ves bonita, Angeline.

Ruedo los ojos. —Supongo que es suficiente —les doy una mirada a ambos de nuevo—. Ah, creo que ustedes también se ven bien.

Mi vestido es morado, como una uva. Me gusta aunque ya lo usé para la fiesta de fin de curso del año pasado, pero bueno, no pude ir de compras así que usé lo que tenía.

Los chicos llegaron diez minutos después que les avisé que ya estaba lista.

Recuerdo ver a Douglas los primeros días y las cosas que decían sobre él, recuerdo también a Lester siendo básicamente irrelevante en mi vida. Ahora ellos dos son personas a las cuales les estoy tomando cariño y me gusta mucho pasar tiempo con ellos, aunque Douglas se la pase quejándose de mí.

Ellos saben sobre todas esas cosas personales y nunca lo han usado en mi contra. Me agrada que me cuiden sutilmente, que no hayan jamás intentado nada de esas cosas que siempre hacían conmigo, como tomarme de la cintura sin mi permiso o intentar besarme.

Siempre quise tener amigos y siempre pensé que sería como en las películas, un grupo de chicas que saliéramos todo el tiempo a divertirnos. Con Daniela y Beverly pensé que lo tenía pero ahora puedo verlo todo más claro y me doy cuenta que no era realmente su amiga. En varias ocasiones solo me utilizaban.

Y bueno, quizás no tengo un grupo de chicas pero tengo a este par de chicos que son las personas más amables de toda la escuela. No sé qué tan amigos somos y tampoco sé si después de unos meses dejaremos de serlo pero sé que siempre voy a recordarlos, han hecho por mi demasiado en tan poco tiempo.

 

Llegamos a la escuela tan rápido como Douglas lo predijo. Las personas están llegando, con sus vestidos de todos los colores y sus atuendos un poco elegantes. Veo alrededor y aunque reconozco a la mayoría, no veo a Daniela o a Beverly, quizás ya están adentro.

—Vamos —Douglas sale del auto y se arregla un poco el cabello.

Yo salgo también, asegurándome que no se me suba el vestido. Me llega por encima de la rodilla y no es ajustado, pero aun así quiero evitar que alguien me vea y se ría.

Y entonces, tengo pánico.

¿Por qué pensé que sería una buena idea?

¿Y si Daniela o Beverly se enojan de verme por aquí sin ellas?

¿Y si alguien me ve salir del auto de Douglas con ambos y los rumores vuelven?

— ¿Lista? —Lester me pregunta, inclinando levemente su cabeza.

Trago saliva con dificultad. —Um, bueno… —yo hice que viniéramos aquí, yo empecé con todo esto.

Douglas se coloca a mi lado. — ¿Estás bien?

Me encojo de hombros. —Creo que estaba bien pero ahora, no sé, creo que sí tenías razón. Creo que no era una buena idea, tal vez ahora dirán que esto es una confirmación de todo lo que han dicho sobre ustedes y sobre mí.

Douglas recuesta el brazo sobre el auto y sostiene su cabeza. —Si quieres nos vamos, depende de ti —se desabotona el primer botón que parecía apretarle el cuello—. No tienes que ir ahí si no quieres.

Vuelvo a voltear a la escuela, miro a todos los demás caminar sin dudarlo por un segundo. Parece una mala idea pero también, quiero estar ahí. Quiero dejar de sentirme con miedo de lo que digan sobre mí.

Respiro profundo. —Creo que podríamos ir, entrar un rato.

Lester asiente. —Solo si te sientes bien.

—Creo que sí —contesto, respirando tan profundo como puedo, una vez más.

Nos movemos hasta la escuela. Intento mantener la espalda recta pero siento muchas cosas a la vez y solo quiero esconderme.

Avanzamos por los pasillos y llegamos al gimnasio, que está decorado con globos amarillos y anaranjados, las luces apagadas solo con dos reflectores y al fondo, una mesa para un “DJ” que dudo esté haciendo algo realmente. Seguro esta música que se escucha es de una lista de reproducción ya preparada.

Nos movemos a la esquina del fondo derecho, a un lado de una bocina grande y negra. No sé el nombre de esta canción pero me gusta, me hace mover mi cabeza relajándome un poco. Varias personas bailan en grupos, otros se besan y se toman de las manos.

Arrugo la nariz recordando la vez que Clay me besó en la fiesta. N quería que eso ocurriera pero pensaba que si yo me obligaba, si lo fingía al comienzo, eventualmente iba a gustarme.

No me gustó, no quería que volverá a ocurrir.

La madre de Douglas me ha explicado un par de cosas, que existen personas que no sienten cierto tipo de atracción. Algunos pueden tener contacto físico sin ningún interés en algo romántico, algunos pueden tener sentimientos románticos pero no querer nada físico con esa persona. Y otras personas simplemente no sienten nada romántico o físico.

Ella me dijo que es normal, que ser como soy es normal.

Recuerdo que una vez vi un video en internet sobre una chica que se declaraba Asexual y en los comentarios empezaron a decirle que es no existía tal cosa, que la asexualidad solo era para personas que no podían conseguir una pareja o que simplemente no estaban interesadas en salir pero luego se darían cuenta que sí querían todo eso.




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