Dias Soleados

Capítulo 43

ANGELINE

—Querida, por favor, habla con tus padres —me pidió la madre de Douglas.

Lo sé, tengo que recibir ayuda profesional, tengo que afrontar todo lo que ha sucedido pero, ¿Cómo decirles? Son personas ocupadas y lo único que quieren de mi es que sea perfecta. Si de pronto llego y les cuento la verdad, su idea de perfección se acabará y todo estará arruinado.

—Linda habitación —Douglas se burla cuando los dejo entrar.

Usualmente vamos a su casa pero hoy es un día importante y quería que ellos vinieran a la mía. —Es mejor que la tuya —reclamo.

Arruga su nariz cuando mira el oso de felpa gigante a un lado de mi habitación. Un regalo de papá cuando cumplí dieciséis, tal vez es algo infantil pero él se veía tan emocionado cuando me lo dio que se convirtió en mi regalo favorito.

— ¿Tienes diecisiete o siete años? —sigue con sus burlas.

—Vamos, continua con tus comentarios y te golpearé peor que Seth —sonrío.

Lester se ríe, sentándose en una esquina de mi cama. —No peleen.

Douglas se deja caer a su lado. —Es ella, siempre comienza.

—Yo no empecé nada —lo empujo para que se mueva y pueda sentarme en medio—. Bien, cállense ambos y escuchen lo que voy a decirles.

— ¿Qué estás enamorada de mí? —Douglas molesta.

Lester resopla. — ¿Qué debemos comenzar el proyecto antes que lo dejemos a última hora?

Lo señalo. —Ah, de verdad, tenemos que hacer eso —sacudo mi mano—. Pero no y definitivamente no estoy enamorada de ti, Douglas.

—De Lester —coloca su brazo sobre mi hombro—. Admítelo, todo esto es un plan para confesarle sus sentimientos.

—No —ruedo los ojos—. ¿Puedes callarte?

Lester estira su mano y le da una palmada en su brazo. —Vamos a escucharla.

—Te escucho —Douglas afirma, recostándose con los brazos hacia atrás.

Me levanto de un salto y los veo colocándome de pie frente a ellos, mi corazón palpita rápido. —Creo que soy asexual.

Los dos me miran sin cambiar de expresión. —Está bien —Lester asiente—. Um, genial.

Douglas inclina su rostro. —No quiero ser un tonto, pero, ¿No te habías dado cuenta?

—No —respondo—. Lo he estado pensando pero, siempre pensé que pues solo habían personas gays o lesbianas, bueno obvio las personas trans pero después no sabía que había y yo… no sé, aunque no estoy segura, ¿creen que lo sea?

Lester estira su mano para que la tome, lo hago. —Angeline, no te atormentes por eso, ¿sí? Eres lo que eres, lo importante es que estés bien contigo.

Quiero abrazarlo. —Siempre eres tan dulce —aprieto su mano—. Creo que si me gustara alguien, me gustarías tú.

Douglas suelta una carcajada. —Tú con tus comentarios, siempre tan creativa.

Entorno mis ojos. — ¿Celoso?

—No de ti —murmura.

Junto mis cejas. — ¿No de mí?

Se encoje de hombros. —Estoy bromeando, pero como sea, él tiene razón. Estamos felices por ti, ahora sabes qué nombre tiene eso que eres pero sigues siendo tú. Asexual o no, sigues siendo Angeline. La muy molesta Angeline.

Muerdo mi labio pero se me escapa una sonrisa. —Douglas, he descubierto que entre todas esas telarañas, tienes un corazón.

Rueda los ojos. —Me golpearon por ti, por supuesto que tengo un corazón.

Estiro mi mano para que la tome, él lo hace con un gesto de cansancio. — ¿Qué?

—Gracias por todo, a los dos —les digo conmovida—. Mi vida ha cambiado tanto y tan rápido pero ha sido más fácil porque están conmigo.

—Cursi —Douglas susurra, sonriendo—. Mira, solo sé que por alguna razón desconocida, te soporto. Así que aquí estoy para ti.

Los suelto y junto mis manos. —Te abrazaría si no me desagradaras tanto —él solo se ríe—. Pero hablo enserio, gracias por ser mis amigos. Nunca la he pasado tan bien como ahora, con ustedes.

Lester y Douglas se ven agradecidos, solo que Lester sí lo demuestra mientras que Douglas intenta no hacerlo. Me vuelvo a sentar en medio de ellos y recuerdo como antes me daba pánico pensar en estar en una habitación a solas con un chico y ahora estoy con dos, pero me siento segura.

—Ahora sí deberíamos hacer la tarea —les recuerdo.

Douglas bosteza. —Ya que nos quieres tanto, ¿Por qué no la haces tú y solo nos incluyes en el trabajo?

Lo fulmino con la mirada a pesar que sé que está bromeando. —Nunca.

Escucho un ruido proveniente de abajo pero, aquí no hay nadie más.

Mi corazón se detiene, ¿alguien está entrando a la casa?

— ¿Qué fue eso? —pregunta Lester al ver mi rostro lleno de preocupación.

Sacudo mi cabeza. —No sé… ¿alguien entró?

Douglas y él se levantan —Espera aquí, vamos a ver nosotros —pide Douglas.

Me coloco de pie también. —No, es mi casa y…

—Aquí —Douglas ordena—. Ahora regresamos y…

— ¡Angeline! —Es la voz de mi papá—. ¿Has visto una carpeta roja?

Pienso primero en la carpeta y luego me da igual porque me doy cuenta que estoy en mi habitación, con dos chicos que papá no sabe nada sobre ellos.

Obviamente no sabe que son mis amigos, ni siquiera hablamos por más de treinta segundos.

— ¿Angeline? —mi cerebro no reaccionó lo suficientemente rápido, los chicos se miraban entre ellos sin saber qué hacer y yo solo permanecí ahí, congelada.

Él abre la puerta, sonriendo como siempre, con ese rostro que vende casas a gente con mucho dinero. Luego su sonrisa se desvanece totalmente, sus cejas se juntan y mira con dureza a cada uno de nosotros.

—Angeline —da un paso al frente—. ¿Qué significa esto? ¿Qué hacen estos dos chicos aquí en tu habitación?

Siento la garganta seca, es Lester quien habla primero: —Eh, señor, nosotros…

Papá levanta una mano para detenerlo. —Estoy hablando con mi hija, ¿Qué estaban haciendo?

Niego varias veces. —Nada, papá.

Douglas interviene: —Solo íbamos a hacer tareas, nada más.




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