ANGELINE
—Sigo teniendo la teoría que el golpe de Seth te movió algo en el cerebro —le digo a Douglas.
Él acerca los lentes de sol a mí. —Solo hazlo, será divertido.
Arrugo mi frente. —Douglas, nos veremos ridículos.
Rueda los ojos. —Mira, ya somos un chiste en la escuela y me da completamente igual, podemos hacer lo que queramos —Lester también mira su par de lentes—. De todas formas es nuestro último año y no pueden inventarse más burlas, hagámoslo.
Lester me mira, confundido y divertido. — ¿Por eso querías que nos vistiéramos con ropa oscura?
—Les enseñaré a ser chicos malos —se coloca los lentes de sol—. ¿Entonces, lo harán?
Ruedo los ojos y me los coloco. Es temprano, hay algunas nubes y estoy segura que parecemos personajes de una película de asesinos barata pero tengo que admitir que es divertido. Supongo que tiene razón, ya no importa lo que digan, si se burlan por cómo nos vemos.
Realmente me da igual.
Lester se coloca los suyos. — ¿Y ahora qué?
Douglas se encoje de hombros. —Ahora vamos allá y actuamos como si sabemos los más oscuros secretos de cada persona.
Suelto una carcajada. —Douglas, ¿Desde cuando eres así?
Levanta el mentón y señala con su cabeza el camino a la escuela. —Desde siempre —me toma del brazo y me coloca en medio—, sin mirar a los lados, recuérdalo.
Bufo. —Ni sabes pelear y quieres que actuemos como matones.
—Matones —repite—. Esa palabra es tan anticuada, ahora pongan sus caras serias y vamos.
No puedo poner una cara seria ahora pero lo intento. Douglas tiene un pantalón roto por las rodillas, ya le dije que no están tan de moda ahora pero no le importa, sigue usándolos. Su camiseta es negra con el nombre de una banda que desconozco. Lester lleva un pantalón azul bastante oscuro, una camiseta de manga larga sin ningún diseño y unas botas estilo militar. Yo me puse la falda que más me gusta, es negra con pliegues y una blusa gris muy oscura, unos zapatos negros con plataforma y ya.
Podríamos ir a un funeral, vestidos de esta manera.
Si me vuelvo filosofa por un segundo podría decir que simbólicamente estamos asistiendo al funeral de las personas que éramos antes. Ni Lester ni yo ni Douglas somos los mismos que éramos hace unos meses.
Esto que estamos haciendo es tan dramático y raro pero cuando llegamos al estacionamiento de la escuela y lo cruzamos, tengo la confianza que jamás había estado en mí. Por unos tontos lentes de sol.
O quizás no son los lentes, quizás es saber que Douglas tenía razón cuando hablaba de como los comentarios de esas personas realmente son irrelevantes, nadie de ellos me ha ayudado cuando tenía problemas, ¿Por qué debería importarme lo que piensen de mí?
Y si estoy haciendo el ridículo, me alegra hacerlo al lado de los dos chicos que me han mostrado lo que es ser un verdadero amigo.
No todos nos voltean a ver como en las películas, algunos solo nos dan miradas de confusión por llevar esto en plena mañana, otros si se detienen a mirar qué rayos estamos haciendo.
Cuando vamos por los pasillos, veo que Seth está hablando con Beverly quien lo empuja y él la toma de la muñeca. Parece que están peleando, pero no solo verbalmente.
Seth tira de ella y le apunta hacia el rostro, tiene la mandíbula apretada y las cejas juntas, ella abre los ojos y trata de apartarse pero no lo logra. Yo sé que Beverly ha sido mala conmigo y con muchas personas más pero no quiero que él le haga daño.
Iba a acercarme cuando dos chicas se acercan, no eran de las que solían juntarse con nosotros, ni siquiera sé sus nombres. Ellas le dicen algo a Seth y él las ignora, luego se acerca otro chico y aparta a Seth.
Beverly les asiente para agradecerles y se gira, alejándose de todo.
—Vamos —pide Douglas y nos alejamos de ahí también.
~ ~
—Tengo una idea —les digo después de terminar hoy con las clases—. Vamos al zoológico.
Douglas se coloca los lentes de sol de nuevo, que los ha mantenido colgados entre el cuello de su camisa todo el tiempo. — ¿El zoológico? ¿Para qué?
—Porque cuando era niña me gustaba mucho ir allí —explico—. Y hoy está al dos por uno, así que es un buen día.
Lester me mira mientras levanta un pulgar. —Estoy dentro.
Douglas arruga su nariz. — ¿Tengo opción?
Suelto una carcajada. —Claro que no tienes —tomo su brazo y lo entrelazo con el mío, luego hago lo mismo con el de Lester.
—Angeline, ¿Cuándo vas a madurar? —Douglas me molesta.
Le hago una mueca y él bufa.
Lester se pasa la mano por la barbilla. —Si las entradas son al dos por uno, ¿Quién va a pagar la otra? Mejor dicho, solo uno de los tres va a entrar gratis.
Con un movimiento de cabeza, acomodo mi cabello hacia atrás de mi espalda. —Obviamente yo entro gratis, ustedes paguen.
—Como quieras —Douglas murmura.
— ¡Lester! —le hablan desde atrás.
Los suelto y los tres giramos. Es Tania, su hermana, junto con una chica alta de cabello largo y liso, piel bastante pálida y frenillos. También está un chico igual de alto, con la piel oscura y el cabello rizado, corto.
Ella se acerca sonriendo. —Hola, ¿Te vas ya a casa?
Niega. —Voy al zoológico.
Sube sus dos cejas. — ¿Al zoológico?
Douglas recuesta su brazo sobre mi cabeza. —Es dos por uno.
Ella levanta la cabeza, como diciendo “entiendo” —Ah, bueno, iré a la academia ahora —avisa—. Um, entonces, ¿te veo después?
—Si —Lester contesta y luego señala hacia atrás—. ¿Son tus amigos?
—Sip, son mis amigos —Tania me mira a mí y a Douglas—. Hola por cierto, lo siento.
Empujo el brazo de Douglas. —Hola Tania, deberían venir al zoológico con nosotros.
Sonríe. —Gracias pero tengo clases de baile, y bueno, um, el viernes tengo una presentación.
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Editado: 15.06.2023