Dias Soleados

Capítulo 48

LESTER

Luego que Douglas se calmó, nos dijo que quería irse a su casa y prometió que solo necesitaba un momento a solas. Angeline se veía muy preocupada pero aceptamos.

Luego de terminarnos unos pedazos de pizza, yo también regresé a mi casa.

No podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido, en las palabras de Douglas y en la dirección que esta historia ha tomado.

Intenté no pensar en él pero no podía. Algo dentro de mí me pedía que fuera a hablar con él y aunque ahora mismo es tarde, mañana tenemos escuela y mis padres están aquí, me levanté y me alisté para salir.

Por suerte mi mamá estaba encerrada en esa habitación que usa como oficina y mi papá estaba dormido en el sofá, con una película de acción en la pantalla de televisión.

Pensé en llamarlo primero pero preferí no hacerlo hasta que estaba frente a su casa. No sé qué pasará, no sé si me pedirá más tiempo antes de hablar o si se arrepentirá de sus palabras.

No sé si todo cambiará.

— ¿Hola? —habla con un tono plano en el teléfono.

—Um, oye, estoy frente a tu casa, ¿Podemos hablar? —pregunté mientras el viento frio soplaba contra mi rostro.

Le tomó unos segundos responder, yo veía la ventana de su habitación preguntándome si estaba detrás de las cortinas esperando a que me diera la vuelta y me fuera. —Ahora voy.

Y la puerta se abrió en unos dos minutos.

Seguía con su misma ropa de hace un rato, pantalones grises y una camiseta blanca. Se acercó sin verme para abrir la reja y se quedó sosteniéndola, parecía como si no quisiera estar aquí.

Pero tenemos que hablar.

— ¿Qué pasa? —no me ve a los ojos, algo que no es común en él.

Trago saliva, la presión en mi pecho es leve por ahora. —Solo quiero hablar contigo, lo necesito.

Realmente necesito que tengamos esta conversación.

Suspira. —Lester…

—Por favor —pido—. Dame al menos diez minutos, por favor —aunque no sé si podré expresarlo todo en ese tiempo.

Hay muchas cosas que quiero decirle, esta es la parte de mí que aún no he mostrado frente a Angeline o Douglas. Confío en ellos peo no pensaba que fuera necesario que lo dijera.

Ahora sí lo es.

Hace una mueca. —Um, bueno pero, eh, ¿Dónde quieres hablar? Digo, ¿Aquí?

Miro hacia el auto y le hago una seña. — ¿Podemos hablar ahí?

Recuerdo la primera vez que entramos a ese auto, la vez que él condujo y confrontó su miedo. Todas las veces que hemos salido a comer o esa noche donde se peleó contra Seth.

Recuerdo estar en su auto y como presionaba todos los lunares con su dedo.

Asiente dos veces. —Iré por las llaves.

Lo veo entrar de nuevo. Toco la reja con mi mano, deseando poder leer sus pensamientos. Douglas es complicado pues cuando se cierra, es difícil que se exprese con la verdad total.

Necesito que esta noche él lo haga, que me diga toda la verdad porque estoy dispuesto a yo hacerlo también.

Regresa luego de ir por ellas, vuelve a salir y se mueve hasta el auto sin cruzar miradas. Entra al lugar del conductor y yo al del pasajero. No quiero que conduzca, quiero que hable conmigo.

—Bien, pero, necesito que me mires —le pido—. Tengo que saber que estás escuchándome realmente.

Él deja las llaves dentro del portavasos. —Te estoy viendo.

No lo está haciendo. —Douglas —empiezo de todas formas—. Hay muchas cosas que quiero decirte, no sé por dónde empezar.

Mira al frente, se encoje de hombros. —Por donde quieras.

Esta actitud de él es la que inspiró a las personas en la escuela para que le asignaran el apodo de “Cold”. Cuando Douglas quiere, él puede ser frio, bastante frio.

—Está bien —suspiro—. Resulta que tú me dijiste que te gusto y quiero saber si eso es verdad.

Bufa bastante irritado. — ¿Crees que mentiría sobre eso?

—Está bien, lo haces —bajo el tono de mi voz—. A mí solo me ha gustado una persona en toda mi vida y fue hace mucho tiempo, pero ahora sé que esa persona eras tú —sus hombros se tensan y sus cejas se juntan—. En el zoológico, fue la primera vez que lo sentí.

—No eres como yo —afirma con un tono filoso—. No eres gay.

—No —respondo pacientemente—. Es cierto, me he sentido atraído por actrices y otras chicas, no como para que me gusten pero sé que también siento atracción por ellas… así como por los chicos.

—No —niega varias veces—. No es cierto, Lester. No mientas para hacerme sentir bien, no tienes que hacerlo —ahora está tensando la mandíbula.

—Basta Douglas —pido, ¿Por qué no me cree?—. Mira, siempre lo he sabido. A los quince descubrí que era bastante probable que fuera bisexual pero siempre he sabido que me pueden gustar tanto chicos como chicas, no provocaban sonrojarme como tú en el zoológico pero, bueno, lo sentía desde niño.

Chasquea su lengua. —Seguro no te gustaba realmente, solo, no sé… no era nada de eso. Quizás piensas que te gusto porque nos llevamos bien pero no es así, yo creo que deberíamos olvidar esta conversación y seguir como siempre.

¿Cómo espera que sigamos como antes ahora que sé que el chico que me gusta yo le gusto? ¿Por qué le es tan difícil aceptarlo? ¿Por qué me dijo que yo le gustaba y ahora está rechazándome?

Ruedo los ojos. —Eres frustrante —recuesto mi mano en mi rodilla y giro un poco hacia él—. Escucha, está bien, según tú no me gustaste esa vez pero, ¿Qué hay de ahora? ¿Crees que no sé qué lo que siento por ti es algo diferente a simplemente verte como mi amigo? ¿Crees que cada vez que estamos cerca no siento nada en mi corazón?

Ahora sí me mira con el ceño fruncido. — ¿Qué?

—Si Douglas, cada vez que estoy contigo siento algo —toco mi pecho—. Cada vez que estamos solos no puedo dejar de pensar en cómo me gustaría acercarme más y que no puedo dejar de pensar en ti.

Parpadea varias veces, inclina su rostro como si estuviera hablando un idioma desconocido. — ¿Sientes eso? ¿Qué dices, Lester?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.