Dibújame

Prólogo

Mi nombre es Amelie aún recuerdo cuando hice mi primera presentación de ballet tenía solo 8 años, recuerdo perfectamente las horas que dediqué para lograr un baile perfecto y que lograra ser reconocido como algo espectacular. Desde que era chica siempre he estado muy orgullosa y terca respecto algunas disciplinas: la puntualidad, el orden y sobre todo el ballet. Para mí la perfección es aquello que logras dominar a través de la satisfacción que el mismo te enseña, las auto palmaditas que te das cuando haces algo bien, algo correcto que haces al pie de la letra eso es perfección.

Pero desde hace un año, deje de sentir estas emociones, la felicidad me abandonó, la esperanza se marchó dos días después y la tristeza decidió acogerme bajo sus alas. La depresión llegó a darme el tiro de gracia. Todo comenzó por eso, por ese maldito suceso que me seguirá hasta el lecho de mi muerte. 

El accidente de mis padres será mi castigo eterno, mi verdugo que me seguirá hasta el último día de mi vida.

No puedo soportarlo más.

Mi nombre es Óscar. Desde que tengo memoria el arte de la pintura y yo hemos sido amantes, confidentes, mejores amigos...no sabría cómo explicarlo exactamente tal vez como la más bella antelación que he vivido en mi vida. Pero todo se fue al carajo cuando ese accidente ocurrió; mi hermana pequeña se encontraba corriendo por la casa, yo me encontraba pintando una pintura para mi concurso de "arte juvenil", aún recuerdo exactamente lo que pintaba con tanta felicidad. Una hermosa bailarina, que lucía tan elegante y bella ante las luces de un reflector, quería plasmarlo todo. Pero claro, todo empeoró cuando vi a mi hermana menor de 6 años subiendo a la alacena de la cocina, recuerdo que abrió el gabinete que tenía prohibido sacar el amónico en frasco que había allí. Sabía perfectamente que aquel líquido en sus manos era peligroso, ella abría el frasco listo para ingerirlo, así que tomé aquel maldito frasco, ella era una niña por lo que no lograba comprender directamente que eso era dañino por lo que forcejeó conmigo y termino tirándolo en mi cara, por suerte alcance a cerrar la boca y lo demás cayó en mis ojos. El ardor fue malditamente doloroso...pero si me dijeran que sacrificaría mis ojos por la vida de mi hermana no dudaría en volver a hacerlo otra vez. 

Incluso si esto cuesta mi felicidad. Porque la quiero.

...

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.