Dibújame

Capítulo 2: Culpo al egoísmo

Después de estar un año fuera de la escuela en lo que me “adapta a mi nueva vida”, sentía que la impotencia me consumía, si tan solo no hubiera intentado ser el héroe no cargaría con esto…eso pienso mas sin en cambio cuando escucho la risa de mi hermana menor, creo que puedo soportar la pérdida de cualquier extremidad con tal de que esa enana este bien… ¿enana?, tampoco es como si actualmente pudiera observar crecer, es más solo podía estar con ella cada dos veces al mes y con la supervisión de mi padre, jamás sabré cómo es su rostro con exactitud, jamás podré acompañarla a su primer día en la escuela media…jamás seré ese hermano mayor al que recurriría si alguien intenta dañarla.

Es simplemente inútil pensar en el pasado, intento repetirme ese pensamiento diario.

Si tan solo…pudiera regresar el tiempo.

Todos esos pensamientos gobernaban en la mente del joven ciego, lentamente se estaba hundiendo con cada palabra que pronunciaba, esto le sucedía casualmente cada vez que iba en el auto con su padre.

-Es una tortura pensar en ello todos los días y no poder hacer simplemente nada-susurro el chico mientras tocaba su pecho-me siento frustrado-murmuro aún más bajo.

- ¿Qué tanto susurras Óscar? -interrogó su padre con curiosidad.

El chico sonrió con sorna-que la vida es egoísta-termino de decir sin mover ningún músculo.

Su padre carraspeó mientras una mueca se instalaba en su rostro-hijo, fue un accidente. Ya lo hemos discutido-sonrío para sus adentros de manera orgullosa-lo que hiciste fue algo único, algo que te caracteriza demasiado, siempre has procurado a los demás antes que a ti-pauso sus palabras y al mismo tiempo estacionaba el auto- a pesar de que tu madre no te lo dijo en su momento-volteo a ver hacia los asientos traseros donde iba su hijo- estamos orgullosos de ti, y pase lo que pase te apoyaremos-finalizó su discurso, tomando la mano de su hijo, apretandola de manera cariñosa para darle apoyo.

Óscar sonrío con cariño hacia su padre-no puedo ver tu rostro…pero no sé, porque siento que estás llorando-pensó el chico mientras que con la mano que no sostenía su padre intentaba encontrar su rostro. Jonathan, su padre comprendió las acciones que quería hacer su hijo e inconscientemente comenzó a sollozar en silencio. 

Por otro lado, Amelie junto con uno de sus compañeros de academia estaban presentando una pieza de ballet fusionada con breakdance, era simplemente hermosa; sus cuerpos se movían de manera flexible, las puntas de sus dedos eran firmes y sin titubeos rotaban sobre ellos a manera de eje, Without Me dé Halsey acompañaba el compás de sus movimientos. Un salto con giro en el aire y la atrapada del chico fue el broche de oro que la presentación necesitaba. Terminaron de bailar cuando ambos voltearon a lados opuestos y se sostenían de las manos y jalaban a diferentes direcciones.

Los aplausos y gritos eufóricos en la sala no se hicieron esperar, definitivamente a todos les contagiaron esa tensión romántica palpable en la sala. Ambos jóvenes hicieron una corta reverencia mientras abandonaban la pista de baile y volvían al lugar que les correspondía como participantes del concurso de “baila para mí” de su escuela. 

-Lo hiciste fantástico Amelie-comentó su mejor amigo con una sonrisa.

-Tú también Lucas, no te quites mérito hiciste la mayor parte de la coreografía-sonrío con un nudo en la garganta-ojalá mis padres estuvieran aquí-pensó melancólica mientras apretaba los labios para evitar que las lágrimas salieran. Había pasado aproximadamente un año desde que sus padres tuvieron aquel trágico accidente frente a sus ojos.

Lucas noto el cambio de expresión de la chica-no te desanimes Amelie-intentó consolarla con un abrazo-dudo que a tus padres les guste ver a su hija llorando y no sonriendo porque se esforzó dando lo mejor de sí misma-mencionó con un tono suave y cálido a manera de apoyo.

La chica no lo soportó más y comenzó a llorar silenciosamente sobre el hombro de su mejor amigo. Lucas pasaba la mano por su cabeza a manera de consuelo.

-Los extraño demasiado, si tan solo hubiera salido antes todo seria diferente-pensó la joven entre hipidos que aumentaban con cada palabra que mencionaba.

Lucas sentía un fuerte pinchazo en el corazón al sentir los leves temblores del cuerpo de su mejor amiga, los sollozos débiles que se esforzaba por ocultar solamente provocaron una fuerte agonía en el joven pelirrojo.

Las personas que observaban el acercamiento de ambos jóvenes desde afuera, creían que se trataba de la emoción por pasar a dar tal presentación que se les enternece el corazón. Daban una dulce escena.

-Disculpen que los interrumpa, en lo que sea que estén haciendo, pero…-hizo una pausa, señalando a su alrededor-están llamando la atención-finalizó, cruzado de brazos el chico pelinegro.

Lucas volteo a ver de mala manera al chico que era dos centímetros más alto que él, bufó molesto, hizo una seña con su mano de que la chica estaba mal, mientras movía sus labios sin emitir ruido- “recordó a sus padres…imbécil” -exclamó con el ceño fruncido.

El chico por su parte abrió los ojos de manera desmesurada, observó a sus lados para saber cuál era la vía de escape más segura para evitar el tema. Amelie comenzó a limpiarse los rastros de lágrimas, inhalo y exhalo de manera profunda hasta calmar su respiración, ambos chicos esperaban ver la respuesta que su amiga daría a todo esto.

-Hola Ángel-dijo con la voz levemente quebrada por estar llorando minutos atrás- ¿te gustó nuestra presentación? -interrogó la chica con una sonrisa forzada.

Los dos chicos se observaron fijamente a los ojos-Volvió a evitar el tema-pensaron ambos jóvenes para después desviar la mirada y concentrarse en la chica y es que no era un secreto para nadie el trágico accidente que habían tenido los padres de la chica y como esta terminó viviendo con su tía.




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