Estoy escribiendo para mí,
no para ti;
para enterarme de lo que siento.
A pesar de que nunca siento nada,
lo siento todo cuando me encuentro con tu mirada.
Y cuánto te quiero, no puedo ni imaginármelo,
pero lo hago de todas las maneras posibles,
de las maneras que yo sé y tú no.
Tu risa fue preludio
de mi creciente enamoramiento;
conquistaste mi escepticismo
y fue todo tan irónico,
no te importó despojar
a la bruja de corazón estoico.
Me someto a la pasión perpetua que juran tus besos,
y al interminable eco de tu voz
cada vez que dijiste "te quiero".
Y aunque me duele dolerte
porque sin querer me quieres,
quiero tenerte siempre
queriéndote sin que te enteres.