Dictadura de Metal #1 Princesa de Bronce

Capitulo 11: Visita Inesperada*

Texas, Estados Unidos

Sintió los rayos del sol sobre su cara, no perdió el tiempo en quedarse en la cama y rápidamente se levantó, se puso lo primero que vio en su armario un vestido negro de escote redondo y de manga corta, con unos zapatos negros y se hizo una coleta alta. Bajo rápidamente las escaleras esperando encontrarse a su madre o a su padre, pero cuando entro en la cocina hallo un recado de su madre donde le decía que tenía una junta en la escuela de su hermano Lance y su padre había sido citado temprano a la empresa para una junta de emergencia, así que tenía la casa para ella sola. En otra ocasión hubiera invitado a Olena y Andrés para hacer desorden, pero hoy no tenía tiempo de lidiar con sus amigos.

Se dirigió hacía el apartamento de Henry que está a sólo unas cuadras de su casa, tenía ganas de preguntarle porque consiguió un departamento cerca de donde ella vive, pero el momento no era oportuno. No tenía que preguntar dónde se encontraba porque Regina ya se sabía el camino. Tocó varias veces la puerta con el número 18 esperando que le abriera la puerta, pero nunca le abrió, entonces tocó aún más fuerte la puerta mientras gritaba su nombre.

- ¡Henry! ¡Soy Regina abre la puerta! -le gritó-. ¡Henry!

Se dio por rendida Regina, tal vez no estaba en su casa o no quería abrirle la puerta, sea cual sea sus razones ella pensaba venir el día siguiente para seguir insistiendo hasta que abriera la puerta. Justamente cuando estaba a punto de irse la puerta se abrió y apareció Henry vestido con sólo un pantalón de dormir dejando ver su abdomen marcado, Regina desvió la mirada ocultando que se había puesto roja al verlo, este pareció no darse cuenta porque apenas podía mantener los ojos abiertos por la falta de sueño. Su cara lo decía todo parecía que no se esperaba que ella viniera a verlo pues cuando la miró sus ojos mostraron impresión.

- ¿En verdad eres tú? -preguntó somnoliento, tallándose el ojo por el sueño-. No pensé que fueras a venir.

-A decir verdad, yo tampoco lo creí.

- ¿Entonces porque vas venido? -le preguntó.

-Porque tengo algo que contarte -dijo apresurada, miro a sus lados comprobando que nadie la había seguido-. ¿Puedo pasar?

Se hizo a un lado indicándole que podía pasar a su departamento.

-Es bienvenida majestad.

Hizo caso omiso a su comentario y paso a su departamento. Se impresionó a ver lo limpio que se encontraba era como si nadie viviera en él, Regina tomó asiento en uno de sus sofás de cuero y Henry se sentó delante de ella. Regina quiso esperar a que este se pusiera una camisa, pero sólo recibió la mirada impaciente de Henry que esperaba que le dijera algo.

- ¿Vas a quedarte todo el día admirándome? -preguntó sarcástico-. No puedo culparte porque no halles esto en tu planeta, pero me haces sólo perder mi tiempo.

- ¿No piensas ponerte una camisa al menos? -preguntó impresionada.

Henry sonrió divertido ante la idea de incomodar a Regina.

- ¿A caso no puedes concentrarte?

-Sólo ponte una maldita camiseta por favor -pidió tajante.

Henry agarró una camisa blanca que estaba encima de un sofá y se la puso pudiendo Regina concentrarse.

- ¿Algo más princesa?

-Solo que me escuches -respondió, tratando de conservar la calma-. La verdad no pensaba volver contigo y olvidarme de que todo esto había sucedido, pero no pude hacerlo. Estuve meditando mucho tiempo, a decir verdad, pero no tenía ninguna respuesta hasta que tuve aquel sueño con una tal Metalia.

Al mencionar aquel nombre fue como si el sueño hubiera desaparecido del cuerpo de Henry y se puso más alerta.

- ¿Estas segura que fue con Metalia? -dijo meticulosamente-. ¿No te habrás confundido de nombre?

-Pude verla en persona -se quedó pensativa-. Bueno a través de mi sueño, y ella me mostró todo lo que sucedía en Metalion, las muertes de hombres y mujeres al luchar por algo perdido, el hambre y las injusticias que abundaban en tu gente. Después de ver todo eso no puedo quedarme con los brazos cruzados si puedo ayudarlos en algo lo haré.

-Puedes ayudarlos tomando tu lugar como la descendiente de una reina que eres -dijo serio-. No eres sólo una princesa perdida de un mundo desconocido sino eres su reina y su única esperanza de vida. Están usurpando tu trono y tu reino por eso debes de recuperarlos.

-No sabía antes que tenía un reino -dijo exaltada-. ¿Cómo quieres que lo recupere?



#20331 en Fantasía
#28911 en Otros
#3994 en Aventura

En el texto hay: diosas, reinas y princesas, guerra

Editado: 26.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.