Dictadura de Metal #1 Princesa de Bronce

Capitulo 19: Secretos Revelados*

Texas, Metalion

Después de haber pasado la mayoría de la tarde entrenando con Henry su cuerpo no aguantaba más, no era capaz ni de subir las escaleras para llegar a su habitación, sus piernas le mataban del cansancio, sus brazos estaban rígidos y apenas podía levantarnos, Solo pudo llegar exhausta al sofá de la sala para descansar en silencio. Sus padres no estaban porque habían salido a cenar con unos amigos de la familia según el mensaje que le habían dejado en el refrigerador y su hermano Lance estaba jugando en la casa de su amigo por lo que tenía la casa para ella sola. La casa era muy grande para ella por lo tanto sin la presencia de sus padres y de su hermano menor se sentía sola, después pasaron sus minutos de soledad y paso a la felicidad sabiendo que iba a tener horas de silencio en su casa. Lamentablemente sus minutos de paz duraron muy poco cuando el timbre de su casa empezó a sonar, al principio se hizo la sorda para que la dejarán en paz, pero aun así seguían tocando el timbre como locos, tanto que el sonido comenzó a exasperar a Regina. Sabía que sólo había una persona en toda Texas para tocar de aquella manera el timbre de su casa sin darse por vencida y esa era la maniática de su mejor amiga.

-Se que estas en casa pedazo de floja -gritó escandalosa, al mismo tiempo que tocaba con fuerza la puerta-. Sabes que no me iré hasta que me abras.

-Por amor a tu madre ya cállate Olena -respondió gritando, siguió sentada en su sofá pues se negaba a pararse.

- ¡Eres una perra malagradecida! -exclamo molesta-. Después de que vengo a buscarte a tu casa para saber si aún sigues con vida y así me pagas mi buena amistad pues a ver a la otra…

Sabía que nunca se iba a callar Olena hasta que le abriera la puerta, respiró Regina profundo tratando de conservar la calma y no ahorcar a su amiga en cuanto la viera. Con todo el dolor de su alma hizo el esfuerzo para caminar hacía la puerta y abrirle a Olena.

-Ya calla mujer que tu voz me está comenzando a desesperar.

- ¿Dónde has estado estos días? -preguntó preocupada-. Apenas te veo en clases y cuando quiero charlar contigo en la salida desapareces de la nada ¿Te está pasando algo?

-Olena estoy muy cansada será mejor que mañana hablemos de esto ahora sólo quiero dormir -comentó Regina.

Olena la miro de los pies a la cabeza observando cómo iba vestida con ropa holgada para entrenar.

- ¿Dónde has estado?

-Mañana te explico -dijo evasiva, trató de agarrar su brazo para encaminarla a la salida, pero ella se resistió.

- ¡Dime lo que te está pasando! -exigió-. Andrés también está preocupado como yo, por lo menos ten la amabilidad de decirme que no me preocupe por ti.

-Nadie te lo pide Olena.

-No es necesario que me lo pidas porque eres mi mejor amiga y eso implica preocuparme cada momento por ti -repuso calmada, creyó que en verdad Olena estaba hablando enserio cuando volvió abrir la boca-. ¿Es acaso algún chico?

Sintió sus mejillas arder ante la mención de algún chico pues el primero en venirse a su mente fue Henry, tal vez en otro tiempo pudiera hablar de eso con su amiga. Descartó aquel pensamiento y se concentró en lo que estaba sucediendo ahora.

-No, no es nada de eso.

-Dime de una maldita vez que es Regina.

-Ese es el problema ¡Que no quiero decírtelo!

Señaló la puerta para que saliera, Olena no se podía creer que Regina la estuviera corriendo de su casa. Iba a salir indignada por el comportamiento de su amiga cuando se detuvo en el marco de la puerta y se encaró a ella para enfrentarla.

-Pues sabes que no me iré hasta que me digas que te está sucediendo.

-No es tu asunto Olena -dijo molesta.

Cerró los ojos tratando de pensar en cosas tranquilas para poder calmarse cuando Olena la agarra de los hombros y la empieza agitar haciendo que su última gota de paciencia se esfumara.

- ¡No trates de evadirme!

-Deja de entrometerte en lo que no te incumbe.

Tomo las manos de Olena de sus hombros y se soltó bruscamente de su agarre, sin saber que al momento de zafarse de ella emitiría una onda de luz que chocó contra un reloj de oro que estaba en la repisa de un estante haciendo que el reloj pasará de estado sólido a líquido. Olena y Regina se quedaron boquiabiertas al ver lo que había hecho, una porque no se esperaba aquella reacción de su cuerpo y la otra porque nunca lo había creído posible.

-Henry había dicho que mis poderes se desarrollarían con el tiempo -susurro impactada-. Nunca me dijo que sucedería en tan poco.



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En el texto hay: diosas, reinas y princesas, guerra

Editado: 26.04.2020

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