Dictadura de Metal #1 Princesa de Bronce

Capitulo 26: Mensaje urgente*

Selenio, Metalion

Annia le tendió la carta para que la leyera y lo iba hacer, pero antes tenía que preguntarle algo de lo que se estaba muriendo de curiosidad por dentro:

-Se que sonará tonta la pregunta, pero me dijo algo Celine que no he podido sacarme de la cabeza -hablo Izan-. Y quería preguntarte si sabías algo…

- ¿No puede esperar más tarde? -preguntó apresurada-. El mensajero está esperando abajo dijo que se la entregará con urgencia al heredero…

-Va a ser rápido si me respondes con la verdad -interrumpió.

- ¿Qué es?

- ¿Tu sabias algo sobre que mi padre pensaba invadir el templo para destronar a la familia de Selenio? -preguntó serio, no tuvo que decirle ninguna palabra Annia para saber que las insinuaciones de Celine eran verdaderas, pues su cara decía todo: parecía sorprendida y desconcertada porque el supiera algo, había palidecido más de lo que ya estaba-. Entonces es cierto.

Se recompuso enseguida de la impresión y adopto su mirada de seria de siempre -No sé de qué habla -le mintió-. La señorita Selenix está totalmente equivocada.

- ¿Qué razones tendría Celine para mentirme? -preguntó molesto-. En cambio, tú las tienes todas para ocultarme la verdad.

- ¿Esta insinuando que le estoy mintiendo?

-Entonces sabias que mi padre a espaldas mías se estaba reuniendo con los líderes de las casas de Mercurio, Yodo, Zirconio, Talio y Platino -replico Izan-. Para arrebatarle a la familia Selenix su poder sobre el templo de los hechiceros.

-No tenemos tiempo para esto heredero -dijo precipitada-. Por favor luego hablamos de esto cuando tengamos tiempo por ahora no.

-No voy a leer ninguna carta hasta que me digas la verdad -sentenció.

-Puede que toda la seguridad de nuestra base esté en peligro y usted está dispuesto a poner eso en riesgo… por una chica -dijo incrédula.

-Sabes que no es eso -repuso serio-. Quiero saber si he sido un idiota engañado.

Annia lo miro seriamente al igual que Izan le dirigía una mirada llena de frialdad, fue una batalla de miradas y al final el que gano fue él.

- ¡Si lo estábamos planeando! -exclamo vencida-. ¡Ahora lee la maldita carta!

Izan se sintió más traicionado que en toda su vida y más por la persona en la que más confiaba, se lo esperaba de su padre, pero de Annia nunca lo hubiera imaginado.

- ¿Por qué me lo ocultaste? -preguntó herido-. ¿Por qué a mí?

-Porque no hubieras accedido si te lo hubieras contado…

- ¿Estabas de acuerdo con esto? -preguntó anonadado-. Pensé que lo hacías por lealtad a mi padre o que él te había obligado -su mirada decía lo decepcionado que se sentía-. Pero que tu participaras en esto por tu propia voluntad… no lo puedo creer.

- ¡Solo mira cómo viven Izan! -exclamó incomprendida-. ¡Viven como reyes! ¿Ya viste como sus hijas están vestidas? Parecen todas unas princesas mientras que los demás nos pudrimos en las calles y nos morimos de hambre. Necesitaban cambios.

- ¿Y por eso se creyeron juez, jurado y verdugo? -preguntó molesto-.

-Tú también opinas lo mismo que nosotros hace unos días ¿Qué te hizo cambiar de opinión tan bruscamente? -preguntó extrañada.

-Porque me di cuenta que ellas no son lo que parecen -explico-. Cuando las llegamos a conocer mejor te das cuenta que no son arrogante sino son chicas asustadas con el mundo. ¿Por qué me lo ocultaste?

-Porque seguramente le hubieras informado al hechicero sobre nuestros planes y hubieras arruinado todo -respondió molesta-. Ellos no merecen gobernar en el templo de los hechiceros.

-Nosotros no somos nadie para decidirlo y menos tu un simple soldado que estaba bajos mis ordenes no la de mi padre -dijo con firmeza, miro con frialdad a Annia-. He sido bueno contigo porque te he llegado a considerar como una amiga, pero no olvides que eres mi subordinado y debes acatar mis órdenes.

-Pero el duque me lo ordenó y yo le obedecí.

- Tu deber era haberme informado de cualquier situación que pueda involucrarme después de todo trabajas para mí no para el duque -Annia iba a hablar cuando Izan levantó su mano para que se callará-. Eso incluye la seguridad de la base de Niobio, y ya que has desobedecido lo que se te ordenó cuando lleguemos a la base te daré de baja.

Annia se quedó paralizada sin que las palabras pudieran salir de su garganta, Izan no esperaba respuesta de su parte, ya sabía que no la tendría. Le arrebató la carta que sostenía con temblor en sus manos. La leyó rápidamente quedándose sin aliento con cada palabra que había escrito su padre, el terror le invadió en todo su cuerpo haciendo que el enojo por Annia se desvaneciera, la preocupación y la angustia después vinieron a invadir sus pensamientos. Se quedo congelado sin saber que decir, Annia al ver lo pálido que se había puesto Izan se preocupó por el contenido de la carta.



#20333 en Fantasía
#28912 en Otros
#3994 en Aventura

En el texto hay: diosas, reinas y princesas, guerra

Editado: 26.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.