Dictadura de Metal #1 Princesa de Bronce

Capitulo 29: La Caida del Templo*

Selenio, Metalion

El sol estaba ocultándose, podía verse el cielo pintarse de colores naranjas y amarillos, no hace poco se había ido Scarlett con la caravana de Niobio hacia el bosque y tardarían en llegar por lo menos media hora. Estaba preocupada por su hermana, si la alcanzaba la noche en medio del bosque corría el riesgo de que la atraparan los oscuros o algo peor. Su madre ya le había repetido que llegaría a tiempo al templo y Sidney le decía lo mismo, pero no podía evitar de sentir una opresión en su pecho, como si una tormenta se acercará a ellos. Pudo confirmar sus sospechas al ver como el viento soplaba ferozmente sobre las ramas de los árboles, era como si la naturaleza le quisiera advertir de que algo malo iba a suceder, era la advertencia de Flora, y eso lo aumentaba su ansiedad.

-Si sigues mortificándote así se te va a caer el cabello -le regañó, Tarian entró a su cuarto con una bandeja de té, captando toda la atención de su hermana-. No te sirve de nada estar preocupándote, sabes que es Scarlett no le puede pasar nada.

-No la hace invencible.

-Cierto -comentó, le tendió una taza de té a Celine y está la acepto gustosa-. Pero la hace capaz de sobrevivir -se sentó a un lado de ella en el sillón que está pegado a la ventana-. Yo sé porque estas así -Celine enmarco una ceja-. Es por Izan.

-No es un amor de verano si es lo que crees -le corrigió-. Lo considero un amigo y me preocupa que vaya a pelear…

-Es un soldado es lo que hace.

- ¿Pero porque ir a una batalla perdida? -dijo sin comprender.

Miro hacia la ventana melancólica una vez más, percatándose que el cielo había cambiado drásticamente de color pues había pasado de un naranja a un gris oscuro, como si fuera a llover cuando antes el cielo estaba claro y despejado. Se quedo mirando extrañada el cielo, no era normal eso incluso en Metalion, apenas iba a preguntarle a Tarian sobre eso cuando esta rápidamente hablo:

-Cada quien tiene su papel en la vida, algunos dan la vida por la libertad de otros, otros pelean por lo justo o por su nación, unos se encargan de curar a la gente mientras otros se encargan de quitar esas vidas -reflexionó Tarian-. Cada uno de nosotros decidimos cual es nuestro papel en la vida, decidimos cual es el rumbo de nuestra vida y nosotros decidimos si queremos hacer el bien o el mal. Izan ya tomó su decisión y tal vez sea buena o mala es pelear por su pueblo, aunque no tenga ninguna posibilidad de ganar.

- ¿Crees que Scarlett vaya con ellos?

-Scarlett también decidió cuál era su papel en la vida -respondió-. Si ella lo sabe no pensará en ir con ellos.

En eso tenía tanta razón su hermana. Seguía mirando con extrañez el cielo, el clima había cambiado radicalmente pues ahora pequeñas gotas de lluvia caían desde las nubes tan negras que ni siquiera se podían distinguir del cielo. Las gotas se deslizaban sobre su ventana y cada vez caían más fuertes, miro a lo lejos hacia el bosque, los animales parecían haber huido como si presintieran que una gran tormenta fuera azotar al templo. Noto que las estrellas no se podían observar por el cielo tan nublado y tan negro, ni siquiera la luna se podía distinguir entre tanta oscuridad, y eso fue lo que empezó a preocupar a Celine. Miro a Tarian y por su cara podía deducir que ella estaba pensando lo mismo que ella.

-Tarian creo que algo no está bien.

-Yo también lo creo -dijo desconfiada-. Algo no cuadra…

Se escucho un estruendo provenir del cielo tan fuerte que hizo que dieran un brinco del susto e interrumpiera a Tarian. Miraron el cielo, la noche ya había caído y no había ninguna señal de su hermana, todavía no era tan oscuro sin embargo ya no había rastro donde antes el sol había estado. Otro estruendo se escuchó más fuerte que el anterior, el cielo se había iluminado por los relámpagos y dejo ver una silueta de un hombre, pensó que Celine que no había visto bien, pero al ver la cara pálida de Tarian supo que su vista estaba intacta y que sea lo que haya visto también lo vio su hermana. Otro relámpago ilumino el cielo dejando ver claramente como unos caballeros con armadura negra descendían en sus pegasos de color negro del cielo, no se podían ver con claridad en la noche era como si fueran invisibles, habían escogido el momento correcto para atacarlos pues tendrían ventaja con ellos y lamentablemente ellos serían fáciles de cazar.

-Mierda Izan tenía razón -maldijo Tarian, se levantó rápidamente del sillón y se dirigió hacia el armario de Celine buscando entre su ropa-. Tenemos que irnos.

- ¿A dónde? -preguntó aterrada.

-Muy lejos de aquí -dijo con seriedad, le aventó varias ropas a ella-. Ten cámbiate lo más pronto posible.



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En el texto hay: diosas, reinas y princesas, guerra

Editado: 26.04.2020

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