Dictadura de Metal #1 Princesa de Bronce

Capitulo 2: La Chica Universitaria*

Ciudad de Texas, Estados Unidos

-El amor es la sustancia más volátil que conocemos y que ha existido desde tiempos inmemorables, ha formado parte de la vida y es el sentimiento que nos hace hacer lo que sea con tal de preservarlo. El amor puede llegar a destruirnos o a salvarlos -les comentó-. O bueno es lo que trata a dar a entender los escritores en la mayoría de sus novelas -sonó la campana lo que significa que su clase se había acabado-. De tarea deben de traer un resumen de cualquier libro que trate acerca del amor.

Regina fue de las primeras en correr de la clase de literatura en cuanto sonó la campana, su cabello rubio estaba desordenado y tenía que peinarlo. Fue de las primeras en llegar a los baños, siempre en receso se llenan los baños y no porque fueran hacer sus necesidades sino porque ocupaban el tocador, y casi siempre era batalla campal para poder verse. Se amarró sus cabellos en una alta coleta, eso le pasaba por seguirle el juego a Olena, no volvió hacer unas carreras contra ella.

Se aliso su vestido blanco y se arremango las mangas de su chaqueta de cuero para lavarse las manos. Se miro en el espejo, sus ojos eran de un extraño color bronce, añadiendo su cabello rubio y su tez bronceada, la hacían peculiar en la preparatoria. Escucho las risas de un grupo de chicas entrando al baño lo que hizo que saliera de sus pensamientos y se colgará su mochila para salir de los baños a buscar a su mejor amiga.

En cuanto abrió la puerta del baño se encontró con la cara de Olena enfrente de ella, haciendo que pegara un brinco del susto y se llevará su mano al pecho.

-Por Dios -exclamo asustada-. No puedes salir así de la nada, vas hacer que me muera del susto.

-Desapareciste muy pronto de la clase -sospechó, haciendo caso omiso a su queja-. ¿Qué te traes en las manos?

Hizo a un lado su amiga y comenzó avanzar hacia los comedores, no pensaba perder tiempo en las conspiraciones de Olena menos cuando tenía hambre. No tuvo que decir que la siguiera cuando sintió que estaba detrás de ella.

-Ya estás paranoica -se quejó-. Solo fui a arreglarme el cabello porque alguien me lo destruyó -hizo énfasis en "alguien" porque sabía que era ella-

-Solo fue un pequeño error.

Entraron a los comedores escuchando el ruido de los estudiantes a la hora de comer y platicar, mientras avanzaban las miradas de los chicos recaían en ellas en especial de Olena. No los culpaba, su amiga era extremadamente hermosa, con sus cabellos rizados de un color castaño oscuro siempre lo llevaba suelto y de manera que la hacían verse salvaje. Su tez era de un tono oliva que contrastaba con el color de sus cabellos. Pero lo más raro en ella eran sus ojos, tenían un color platino en ellos que la hacían relucir entre todas. Añadiendo su manera de vestir, ese día llevaba un top negro de manga larga con una falda del mismo color y unas botas largas de cuero.

Sus estilos eran totalmente diferentes como sus personalidades. Regina no le gusta ponerse colores oscuros y sombríos como le encantan a Olena, siempre se ha caracterizado por ser paciente y buena, en cambio su amiga era grosera y no conocía la palabra paciencia.

Regina pidió una milanesa con ensalada y un agua mineral mientras Olena solo pidió una ensalada de pollo y un refresco, se fueron a sentar en el mismo lugar de siempre, solo pasaron unos cinco minutos cuando llego el mariscal de campo junto a ellas. Patrick había sido el ex novio de Olena, pero la había engañado con Amber, y como Amber lo engaño con su mejor amigo ahora venía rogarle a Olena y está claramente se dejaba porque quería vengarse de él por haber sido la cuernuda de la escuela.

-Tengo un examen difícil de historia me sería útil que alguien como tu Ole me ayudará -dijo en un tono seductor-. ¿Te parece si saliendo vamos a mi casa?

-Claro -dijo encantadora-. No habría otra cosa que me encantará más.

Le regalo su sonrisa más grande y después de eso se largó dejándolas solas. Olena dejo de sonreír y su sonrisa se convirtió en una mueca.

-No me puedo creer que piense que yo voy aceptar a ser su segundo plato de mesa después de que la zorra de Amber, esa pelirroja teñida lo dejará -dijo irritada-. Olena Hopkins no podrá ser muy inteligente, pero tiene mucho orgullo y dignidad.

-Solo bastaría con rechazarlo en público para humillarlo -dijo calmada-. No tienes que salir con él solo para después rechazarlo. En el fondo sabes que te gusta.

Soltó un bufido.

- ¡Claro que no! -exclamo ofendida.

Llego a su mesa Andrés, un chico moreno de cabellos negros rizados con una sonrisa de travesura y de estatura considerable. Se sentó en medio de las dos con una sonrisa de oreja a oreja.

-No me digan que acabo de ver a Patrick Collins hablando contigo -dijo incrédulo con una voz un poco femenina-. Amiga pensé que tenías más dignidad que Regina y yo juntos.

Le soltó un golpe en el hombro a Andrés molesta, provocando que este y Olena se echaran a reír.

- ¡Oye! Solo fue una vez -les reprochó.

- ¡Oh Taron! ¡No me dejes te quiero! -trato de imitar su voz-. Podemos intentarlo.

Taron era su ex novio, ella pensó que la amaba de verdad, pero su ex llegó un día y termino con ella detrás de las canchas de futbol. Ese día y los siguientes estuvo destrozada porque nunca supo el verdadero motivo por el cual su ex novio la había dejado.



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En el texto hay: diosas, reinas y princesas, guerra

Editado: 26.04.2020

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