Diez años más

"Día 1"

Ciertamente me aburría la actividad, me aburría estar haciendo esto, en 10 años tal vez ni recordaríamos estas cajas. 

Meh. 

Mis amigas estaban emocionadas con esto. Yo solo estaba con ganas de terminar e irme a casa. 

Había unos ojos que llamaban mucho mi atención, un chico, de otro grupo, yo era ingenua y creía en el amor a primera vista, pero él no me vio, bueno no tanto como yo. 

¿Qué había de especial en sus ojos? Eran unos simples ojos cafés, en mi salón había ojos más bonitos, los de Jared por ejemplo, eran color verde azulado. 

Nunca había visto a este chico, ¿será nuevo? Yo creo. 

—Ev. 

Tan misterioso. 

—Eve...

Tan.... 

—¡Evelia!

—¿¡qué!? 

—Secate la baba, ¿a quién ves? 

—Ay no sé,  Nayla, yo cambio de Crush cada cinco segundos. 

—Me consta. ¿Ya elegiste taller? 

—Y dale con eso, en verdad, me da harta flojera tener que elegir uno. 

Hasta los ojos de Nayla eran más bonitos que los de aquel chico, Nay tenía ojos grandes, en un tono café claro. 

—Sí, tienes que elegir uno, inician hoy. 

—Agh entraré al primero que vea. 

—Deberías pensarlo mejor y no ser tan impulsiva. 

—Si lo pienso no entraré a ninguno. 

Me dirigí a la dirección a elegir un bendito taller. 

Música, teatro, matemáticas, ajedrez, cocina, danza, literatura, arte. 

¿No había más? 

Música, soy pésima, solo toco el triangulo, teatro, muy agotador, matemáticas, iugh ya soy demasiado nerd como para agregar eso, ajedrez, demasiado nerd dije, cocina, no gracias, danza, muy agotador, literatura... Mmm ¿qué me harán leer?... Arte... Sí arte, ¿que tan difícil puede ser dibujar? 

Terminando mi inscripción volví a clases, para ser honesta me encantaban las matemáticas, no tarde mucho en concluir la actividad y explicar a los demás el procedimiento. 

Las últimas 3 clases fueron eternas. Finalmente llegó la hora del dichoso taller, tal como pensé sólo éramos un gran grupo de chicos que no sabíamos que elegir. La profesora llegó, era linda y agradable, nos intentó explicar un poco de la historia del arte, nos pidió tomar un lápiz y dibujar. 

Bah, yo no sabía dibujar. Pero lo intenté. Al menos era un poco relajante y podía distraerme de la bolita que gritaba.

Al terminar mi intento de dibujo lo lleve a la profesora, dijo que estaba bien, que requería más práctica, bueno no fue ni un insulto ni un halago, por si fuera poco, al volver a mi lugar choque con un tonto que me llenó de pintura y se rio, lo identifique, era el chico de ojos bonitos, aunque de cerca y viendo su actitud, perdía el encanto. 

—¡Déja de reírte y fíjate lo que has hecho ! 

—Jaja, lo siento pequeño demonio, no fue mi intención pero deberías ver tu rostro. 

¡Me ha llamado demonio! Esto no tiene ningún perdón. Como era de esperar éramos el centro de atención la profesora nos llamó la atención. Nunca me sentí tan humillada, por si fuera poco, nos mando a limpiarnos y a que él fuera el encargado de limpiar mi ropa con la recomendación de siempre llevar ropa extra para no maltratar el uniforme, al menos siempre llevaba ropa extra. Entramos al baño de chicas, ya que era el más limpio, y había jabón. 

—Vamos pequeña demonio, no fue para tanto fue un accidente, a demas el azul te sienta bien. 

—Tengo nombre ¿sabes? Y no soy un demonio. 

—Por tu cara de ángel lo podría creer, pero tus acciones dicen lo contrario. Un angelical demonio. 

—Ya basta, tú tienes cara de monstruo y no digo nada. 

—Mira angelical demonio, no niego que no tengo atractivo, pero por lo menos yo no soy odioso. 

—¿odiosa yo? 

—Sí, tan odiosa como angelical. 

—Mi nombre es Evelia, deja las comparaciones divinas. 

—Estás muy lejos de una comparación divina pequeño demonio angelical. 

—Pará ya  —el odioso definitivamente era él—. Mira, tú... 

Escuchamos cómo la puerta principal del baño se cerró. Esto debía ser una broma, ambos corrimos a revisar, efectivamente, cerrado. 

—¡Hey, hay gente aquí! 

Mi grito fue inútil, la sombra del conserje se desvaneció. 

—Parece que nos quedaremos toda la noche aquí. 

—Cállate idiota, no es gracioso. 

—Pero que boquita niña. 

—Por última vez mi nombre es Evelia, pero para ti ni siquiera debo existir cuando nos saquen de aquí. 

Intente de nuevo empujar la puerta y gritar. 

—Muy buen Elizabeth, será mejor ponernos cómodos. 

—Evelia. 

—Cómo digas demonio cara de ángel.

—Agh. 

—Mira, calma la profesora se dará cuenta que no estamos y nos vendrán a buscar al único lugar en el que podíamos lavar tu blusa. 

—¿En qué te basas? 

—Lógica e intuición. 

—Uy sí muy sabio el desconocido. 

—Si no prestaste atención a la lista, mi nombre es Jesdrian. 




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