Mayo 2014
Mientras viajaba en un autobús a casa escuchando música, recordé que han pasado ya dos años desde la última vez que vi a Jesdrian, ahora que pienso en la situación me doy cuenta de que era muy irracional y que quizá si lo hubiese dejado hablar las cosas habrían sido diferentes.
No entiendo porque no puedo simplemente superarlo hasta pena me da decírselo a Nay, tanto que se lo negué, que tonto, estoy a un año de terminar la preparatoria y no puedo olvidar al mocoso que me gustaba en secundaria, ni siquiera los que me han gustado de aquí me han hecho olvidarlo.
Aún recuerdo una ocasión en que salí con Nay y unas amigas a comer a una plaza y olí a un chico con su perfume pero no era él, que vergüenza. Casi corrí tras él.
Había llegado a mi parada, corrí para bajar del autobús, estúpido Jesdrian dos años después y aún me causas problemas aunque no te vea. Seguido fantaseaba con cruzarme con él en el parque al bajar del autobús o en alguna situación random, sabía que frecuentabamos los mismos lugares pero nunca lo vi, ni siquiera por casualidad en un autobús como a otros compañeros, stalkearlo en Facebook seria fácil pero jamás me atreví ¿y si lo hacía ahora? No, sería absurdo y arriesgado, seguro tenía novia y era de esos que andan con muchas.
—Estúpido Jesdrian —dije mientras me ponía el otro audífono y cambiaba de canción.
—Wow, ¿con esa boquita comes? Yo ni te he hecho nada.
Me detuve en seco, mi mente debería estarme gastando una mala jugada, no podía tener tan mala suerte, estaba en semana de exámenes finales estaba muy estresada, no había dormido bien, no he comido bien y soy consiente de que un muffin y un café con leche no son un desayuno. Me giré lentamente y lo vi. Sí, era real, mi suerte era muy jodida.
—V-vaya hasta parece que te invoque.
—Lo sé Mon Coure, imposible dejar de pensar en mí ¿no? Siempre supe que te gustaba pero no que tanto.
Sentía mi cara ponerse roja.
—No te recordé porque me gustases en ese tiempo o me gustes ahora —lo vi, oh Dios mío aún era igual de lindo pero ahora era sexi—. Simplemente recordé que me quede encerrada en un baño por tu culpa.
—¿Y por qué recordaste dicha asaña Coure?
—Porque —Debía pensar rápido en algo—. Me quedé encerrada de nuevo.
Jesdrian sonrió burlonamente.
—Espero que haya sido estando sola porque nadie puede quitarme mi lugar de encerrarte en un baño —Lo mire enojada—. Ya, ya, ya fue Coure ¿estás bien?
—Sí, descuida nadie te quitara tu lugar de ser la persona más odiosa con quien quede encerrada.
—¿Y que hace una señorita como tú por aquí?
—Voy camino a mi casa, Jesdrian, fuiste por un año completo a hacer proyectos a mi casa.
Lo mire enojada, por algún motivo me dolió que no recordase donde vivía.
—Cierto, cierto, ¿vienes de la escuela?
—No, solamente me gusta venir a caminar al parque con una mochila pesada con libros y cuadernos por las tardes.
—Cierto, perdón —antes de poder reaccionar me quito la mochila que colgaba de mi hombro derecho—. ¿En que preparatoria estas Coure?
—Dame mi mochila, —negó— ¿Para qué quieres saber?
—Pará visitarte Coure, ¿para qué más será?
—¿Y yo para qué quiero tus visitas?
Sentía mi corazón latiendo a mil por hora.
—Oh vamos, sé que me extrañas.
—No. Nadie me molesta es muy tranquilo todo.
—Con mayor razón, alguien te falta para hacerte enojar, nadie debe quitarme mi lugar.
—Lo veo imposible, nadie es tan odioso a demás tú también tienes clases. Si es que estudias.
—Claro que lo hago, estudo en la Estatal 11.
Por eso no lo veía, el estudiaba al lado contrario.
—Bien, bien, yo estoy en la Estatal 12.
—Te visitaré algún día.
—No lo hagas no quiero tus visitas.
Sonrió como si hubiese dicho algo gracioso.
—Esta bien, no te visitaré.
—¿Me regresas mi mochila?
—Cuando lleguemos a tu casa. Extraño la comida de tu mamá.
Oh no, no, no.
—Ni lo pienses nunca he llevado a un chico a la casa y no pienso hacerlo ahora.
—Yo tampoco he llevado chicas, y fui muchas veces a tu casa.
—Como compañero de escuela.
—Igual, pesa y te extraño y se que amas mi compañía.
Me abrazo por el costado y su perfume inundó mi nariz, aun tenía ese olor pese a que su perfume era diferente, estar en sus brazos me hacía olvidar todo.
Jesdrian.
—Mentiria si te digo que no extraño pelear contigo. Pero no, no amo tu compañía.
—Si tú lo dices —se encogió de hombros y comenzamos a caminar.