—Ten —le doy un pastelillo a HeeSoo—. Hay nueve más por si quieres.
HeeSoo frunce el ceño. —Harmony, quizás fue un error. Tal vez estaban hablando sobre algo, quizás es para… ¡para el evento! ¿No lo crees? O quizás es para una tarea.
Me hundo más en el escritorio. —No —acerco el pastelillo a mi boca pero no tengo hambre así que lo dejo a un lado—. Esto es una pérdida de tiempo, quizás debería irme a una montaña y criar ovejas o algo así, el amor no es para mí.
HeeSoo sonríe. —Basta, Harmony. Dudo que Cameron un día se haya despertado y decidió que quiere salir con Bayle. Digo, ¿Bayle? ¿De todas las personas en el mundo? Bayle es… normal. Nada contra ella, pero, eres mucho mejor.
La señalo. —Es lo que digo —sacudo la mano—. No es fea, es bonita pero, no sé ósea… —bajo los hombros—. Olvídalo, Bayle es mejor. Bayle está en el cuadro de honor, es responsable y no es tan estúpida como para hornear y decorar diez pastelillos para un chico que siempre responde con monosílabos.
—Buenos días corazones —Ugh, lo que faltaba.
Jack Kingsley entra, como siempre, llamando la atención. Rodeándolo están sus amigos, algunos porque él tiene muchos más.
HeeSoo sonríe y yo la fulmino con la mirada. — ¿Qué? —se defiende—. Es divertido.
—Es un tonto —pero en la competencia de tontos, hoy le gano. Solo por hoy.
—Como el rey del día de San Valentín, todas las chicas lindas y solteras tienen que darme algo. Besos, dinero, acepto lo que sea — ¿Por qué mis compañeras se ríen?
Veo que algunas se levantan y le dan abrazos, yo solo puedo arrugar la nariz y desear que alguien adelante el tiempo y este día termine de una vez por todas.
Jack camina hacia donde estamos HeeSoo y yo se coloca las manos en la cintura. —Bueno, señoritas, ¿Qué le ofrecen al rey?
Tengo que apretar mis labios para evitar insultarlo. Hoy no estoy de humor, hoy solo quiero vengarme pero no estoy segura de quien.
—No hay nada para ti —digo, mi tono áspero.
Jack toma el pastelillo que dejé a un lado y abro los ojos. —Esto servirá.
— ¡No! —Me levanto de golpe—. No es para ti.
Jack baja la mirada a las cajas. — ¿No tienes más?
Extiendo la palma hacia él. —Dámelo Jack. No es para ti, dámelo ahora.
— ¿Y si no? —Lo acerca a su nariz—. Huele bien, me gustan los postres.
No, no puedo con esto. —Que me lo des —tomo su muñeca y trato de quitárselo pero él se resiste y cuando cede, cae contra mi blusa blanca toda la cubierta roja.
Jack abre los ojos y el silencio en el salón de clases es ensordecedor. Pareciera que nadie quiere respirar.
— ¡Jack! —Elevo la voz—. ¡Te voy a matar!
El levanta las manos, como si estuviera rindiéndose de una guerra pero yo no tengo piedad. No hoy, especialmente en este día tan horrible.
Me inclino para tomar el pastelillo aplastado del suelo y camino hacia él. Jack ve qué está a punto de pasar así que se gira y comienza a huir de mí. Como yo he perdido la razón, empiezo a perseguirlo por los pasillos de la escuela.
Sé que debería comportarme y si pudiera, me daría unas cachetadas para que reaccione pero ahora mismo solo quiero sacar mi dolor transformado en enojo y Jack es el objetivo perfecto.
Jack siempre ha sido un tonto y quizás hoy pueda desquitarme un poco con él.
Jack llega al final de la escuela y se gira. —Bien, Harmony, lo siento, fue un accidente, ten piedad.
No tendré piedad. — ¡No eres tan gracioso como quieres pensar!
Sonríe a medias. —Por favor, por favor, haré lo que quieras, no arruines mi perfecto rostro.
Me acerco y levanto el brazo con intención de estrellarle el postre contra su camiseta pero antes de hacerlo, tengo una idea.
— ¿Quieres que te perdone?
Asiente frenéticamente. —Sí, te daré lo que quieras, ¿Qué quieres? ¿Mi corazón? Es tuyo.
Bajo el brazo. —No gracias. Quiero algo mejor, quiero usarte.
Levanta una ceja. —Oh, bueno, claro si es lo que…
— ¡No! —Tengo que detener sus ideas locas—. Me refiero a que tú eres el que está siempre involucrado en ese festival, ¿no?
Jack es el hijo de una profesora aquí, la señora Kingsley. Ella es agradable, su hijo no tanto. El punto es que como hijo de una profesora, siempre lo obliga a estar más involucrado en eventos escolares y todo eso.
— ¿De qué te encargaras este año? —pregunto.
Se encoje de hombros. —De lo de siempre. Entregar las rosas, ser el supuesto abogado en la capilla, dar…
—Las rosas —repito—. Necesito que hagas algo por mí, en realidad, voy a necesitar que hoy hagas todo lo que te pida.
Bufa. — ¿A cambio de qué?
Levanto el brazo otra vez como amenaza y él sonríe.
—Está bien, entiendo —aclara la garganta—. Soy tuyo por hoy, ¿para qué quieres las rosas?
—No —bajo la voz—. Solo quiero que me ayudes a descubrir si alguien le envía a una chica.
— ¿A ti? —eleva la ceja derecha.
Bufo. —A Bayle —susurro.
Jack inclina el rostro y permanece en silencio por unos segundos. — ¿Para qué?
—Solo hazlo, Jack —ordeno.
Jack se pasa la mano por el cabello rubio. —Oye, no me voy a involucrar si no me explicas.
—Mira lo que hiciste —señalo mi blusa—. ¿Qué harás al respecto?
Jack da un paso hacia mí y se inclina a mi rostro, yo retrocedo un poco. —Tengo una idea.
—Tus ideas son muy tontas —replico.
—Primero, deberías tirar ese pastel, me pones nervioso —afirma—. Luego, ve al baño a limpiarte lo que puedas.
Ruedo los ojos. — ¿Una mancha roja en una blusa blanca? No tienes idea de nada, ¿eh? Esto jamás se quitará.
—Solo confía en mí, Harmony —toma el pastel de mi mano—. ¿Ves? Si me lo hubieras regalado no estaríamos aquí.
—No era para ti —reclamo.
Sonríe lentamente. —Era para Cameron, ¿verdad?
Odio tanto como es tan obvio que Cameron me gusta. —No, era para HeeSoo.
Aunque a HeeSoo no le gusta el chocolate pero eso es algo que Jack no sabe.
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Editado: 02.02.2025