Camino hacia el salón con el corazón latiendo muy rápido.
Este día no está marchando en absoluto como lo imaginé y podría ponerse mucho peor pues estoy a punto de estar en un salón de clases con Bayle y Cameron.
No ha sido la primera vez obviamente pero nunca he notado nada sospechoso entre ellos. Esta vez tendré que analizar cada gesto, cada mirada, todo.
Llego primero que Cameron pero noto que Bayle ya está ahí. Ella siempre se sienta en el medio y siento envidia por lo pulido que luce su atuendo. Nada comparado con el desastre que llevo debajo de esta chaqueta.
Bayle siempre parece vestirse como una de esas mujeres jóvenes que saben exactamente a donde van por la vida. Faldas no tan cortas pero no tan largas, zapatos con un poco de tacón, blusas que podrían considerarse semiformales y su cabello recogido.
Incluso es como si su maquillaje fuera hecho por profesionales. No me sorprendería que también fuera perfecta en ello.
Me siento a dos escritorios de ella porque el queda entre nosotras es donde se sienta Cameron. Aunque no quiero que lo haga, especialmente hoy.
Me levanto y me siento en ese lugar. Tal vez Cameron no diga nada, él no es así.
Bayle no me voltea a ver, está haciendo algo con su teléfono.
Mientras estoy espiándola, veo de reojo una sombra. Giro el rostro y es Cam, de pie frente a mí.
Le sonrío. —Hola Cam. —Solo yo le digo así, nadie tiene un apodo para él realmente y he visto que en ocasiones cuando lo llaman “Cam” él no responde.
Me señala. —Estás en mi asiento.
Levanto el hombro. —Sí, ¿Por qué no cambiamos hoy?
Me pareció notar que por medio segundo, le echó un vistazo a Bayle. —No.
Frunzo el ceño. — ¿No? Ay vamos, solo es un asiento.
Cam entorna los ojos. —Harmony, ¿puedes?
Le sostengo la mirada y mi sonrisa va disminuyendo poco a poco. Algo que me gustaba de Cameron era que no se iba con rodeos, sí él quería decir algo lo hacía y sino no. Nunca fingió o endulzó alguna verdad, pero ahora me doy cuenta que es demasiado directo.
Me levanto del asiento. — ¿Por qué quieres estar aquí?
No me responde, ¿así que ahora ya no es tan directo?
—Cam, no me voy a mover sino me explicas porque quieres estar en este escritorio en lugar de ese.
No estoy segura pero creo que Bayle ha elevado el rostro. De lo que si estoy segura es que Cameron está molestándose, siempre aprieta un ojo levemente cuando está molesto.
— ¿Por qué? Porque sí. Me he sentado aquí desde que comenzaron las clases, ¿Puedes pasarte ahí?
Cruzo los brazos. —No, yo vine primero.
Chasquea la lengua. —Harmony, ¿Por qué siempre haces todo tan complicado?
Oh.
Eso no me sentó ben, en absoluto. Si desarmo esa pregunta me doy cuenta que el “siempre” significa que lo he molestado ante, en varias ocasiones.
Honestamente quiero llorar. Lo sé, soy una llorona pero quiero hacerlo. Aunque lo que realmente hago es tomar mis cosas y pasarme al otro lugar. Fulmino con la mirada a Cameron pero él no me nota.
Y se siente como ser tirada a un volcán cuando abre la boca, gira y dice: —Bayle, ¿recibiste mi mensaje?
Me fuerzo a ver al frente. Aprieto los puños y me ruego mentalmente para no llorar. Escucho que ella le responde y ahora están teniendo una conversación.
Este es el motivo por el que quería que me moviera.
Aprieto mis labios. Odio que ahora mismo me estoy sintiendo tan pequeña e insignificante.
¿Qué hice mal?
Bajo la mirada. Están hablando de algo relacionado con Biología y no es una conversación romántica en absoluto pero están golpeando mi corazón con cada palabra que sale de su boca.
Puede que esta es la manera en que Cameron demuestra que le gusta alguien.
Hundo más mi rostro y puedo sentir como la tristeza se acumula en mi garganta.
Me he sentado al lado de Cameron casi toda la vida desde que nos conocemos y él simplemente no empieza las conversaciones. Siempre he sido yo la que pregunta y espera las respuestas.
Recuesto los codos deseando que HeeSoo estuviera aquí, ella me distraería y me haría sonreír. Desearía que cualquiera, incluso el tonto de Jack estuviera aquí porque él no me ha hecho llorar jamás.
Claro que he llorado por Cam, es normal cuando te ha gustado alguien unilateralmente por tanto tiempo. He llorado cuando se tarda en responder mis mensajes, cuando ha olvidado detalles sobre nuestra amistad y cuando le he pedido que me acompañe a eventos escolares y me responde que no es lo suyo.
He llorado porque me ha importado, pero lo más triste, patético y humillante es saber que probablemente Cameron jamás ha llorado por mí.
Tal vez realmente él nunca ha sentido nada por mí.
Se escuchan muchas voces de pronto y luego entra uno de los chicos de la banda escolar con su trompeta, al lado de él dos animadores con pon pones rosados y dorados.
—Traemos una sorpresa —anuncia una de ella—. Solo tres personas pagaron por el regalo especial de San Valentín.
Rudo los ojos. Estoy comenzando a odiar este día.
El “regalo especial de San Valentín” es algo que anunciaron, básicamente se trata de un ramo con doce rosas y una caja de chocolates en forma de corazón.
Sé que una de esas personas es Allison Jennings, escuché a su novia hablando sobre ello en el baño. Pensé que era un gesto lindo pero ahora solo quiero que se apresuren con todo esto para seguir hundiéndome en mi miseria.
No me sorprende que solo tres hayan pagado. No es algo barato y sí, tiene una razón social pues los fondos serán donados pero aun así, solo alguien que realmente quiere expresar sus sentimientos por la otra persona puede hacer algo así.
O alguien con más dinero que la mayoría de aquí.
Garry, el de la trompeta, empieza a tocar un tema muy de antes. Es una canción con toda la sensación romántica y aunque no se me su nombre, estoy segura que muchas personas se han casado con esa canción de fondo.
#1040 en Joven Adulto
#7302 en Novela romántica
romance juvenil y humor, mejor amigo del hermano, amor amistad confesiones
Editado: 15.02.2025