—Si ya no estarás ayudando, ¿Qué tienes que hacer ahora? —le pregunta Jack luego de despedirme de mis hermanos y regresar a la escuela.
Se encoje de hombros. —Nada. Bueno, depende… ¿quieres hacer algo?
La música empieza a sonar desde la parte de atrás de la escuela donde anuncia que el Festival está comenzando. Mi mente sigue pensando en Cameron y en por qué Bayle se fue.
—Ah, por cierto, se te cayó esto —Jack busca dentro del bolsillo de su pantalón y saca una hoja de cuaderno doblada en cuatro.
Mis ojos se abren. Oh, no. ¡Mi lista!
— ¡Dámela! —pido.
Levanta una ceja. — ¿Qué? ¿Por qué? —Sonríe de lado—. Te la iba a dar pero aparentemente es importante para ti y…
— ¡Dame mi lista! —exijo.
Jack levanta el brazo para evitar que la tome. —Si me dices que hay aquí te la doy.
—Nada —sigo intentando llegar hacia su mano pero es demasiado alto—. Por favor, Jack, dámela.
—Solo tienes que pedirla de buena manera —ríe.
Y quizás es como en esos momentos cuando muchas cosas malas te han sucedido que la siguiente cosa mala, por muy pequeña y tonta que sea, es lo que te quiebra.
Recuerdo una vez que llevaba un vestido lila nuevo y mi cabello alisado a los catorce años. Me había puesto perfume, un poco de maquillaje y me encantaba como me miraba pero Cameron nunca salía de su casa. Mientras tanto mis hermanos hacían chistes y bromas, así que cuando Ruby se tomó mi vaso de jugo que había dejado a un lado, me enfurecí.
Solo estaba frustrada y no era su culpa pero jamás he sido buena manejando mis emociones.
Como ahora pues mis ojos se llenan de lágrimas. —Solo dámela, Jack.
Y eso hace que todo cambie con Jack. Él abre los ojos y baja la mano, frunce el ceño. — ¿Harmony? Oh, no, lo siento tanto. Ten, lo siento.
Pero no puedo detener las lágrimas. Odio esa lista, odio todas las noches que pasé soñando con Cameron. Odio que él sea la primera persona que rompió mi corazón.
Me limpio las lágrimas rápidamente y tomo mi teléfono para llamar a Dallas y pedirle que le diga a Enzo que regrese por mí. No puedo más, necesito olvidarme de todo esto.
— ¿Harmony? Lo lamento, no quería hacerte llorar —Jack dice.
Respiro profundo. —Ya me quiero ir.
Pero dallas no contesta, es probable que esté en modo avión pues odia que interrumpan su juego.
—Uchú, Dallas —me quejo.
Jack aclara la garganta. — ¿Quieres irte realmente? Yo… te puedo llevar.
Supongo que es mi única opción. Ya no quiero estar aquí. Ya no importa el festival. Ya no importa si Bayle ama a Cameron o si Cameron la ama a ella. Ya nada me importa.
—Está bien.
Jack estira la lista a mí, aun doblada. —Ten, lo siento.
Aclara la garganta. —Puedes tirar eso.
— ¿Yo? —Inclina el rostro—. ¿Qué es?
Escucho la música y el pasillo ahora está vacío. La mayoría está en el Festival. —Nada importante, solo algo tonto.
Jack suspira. —Bien, vamos a tu casa —dice.
De nuevo nos dirigimos al estacionamiento hasta llegar a su auto. Entro y me acomodo, cerrando los ojos por unos segundos.
Jack conduce el corto camino a mi casa sin hablar. Veo hacia afuera y las nubes se han ido, ahora es un día brillante y fresco pero eso tampoco me importa ahora.
Jack conduce en silencio por un momento hasta que aclara la garganta. —Oye, Harmony, lamento si te hice sentir mal o algo así. Quiero disculparme, no sé qué fue exactamente pero, lamento que ahora tu…
—No es tu culpa —lo detengo—. No es tu culpa.
Vuelve el silencio por unos segundos, él vuelve a hablar. — ¿Te pasó algo? Dime. Yo sé que no somos los más cercanos pero, a diferencia de lo que puedas pensar, me importas.
Lentamente volteo a verlo. — ¿Por qué te importo?
Sigue con la vista al frente. —Porque sí. No sé cómo empezar a explicarlo pero lo haces. Siempre me has importado.
Aprovechando que aquí solo estamos nosotros, pregunto algo que tengo muchas ganas de saber: — ¿Por qué te gusto, Jack? No lo entiendo. Mírate, tú puedes estar con quien quieras —y seguramente ha sido así.
—Eso no es cierto —afirma.
Ruedo los ojos. Odio la falsa humildad. Las personas atractivas saben que son atractivas y solo fingen para que les repitas que lo son. —Sí es cierto y lo sabes. Eres amado por todos, siempre estás rodeado de personas y te sales con la suya. Puedes salir con quien se te dé la gana.
—No contigo —dice, firme—. No puedo estar con “quien se me dé la gana” porque a quien realmente quiero, eres tú. Siempre has sido tú, Harmony.
¿Sabes cómo son esos momentos cuando sientes que algo se cierra?
No sé si a eso se refieren cuando dicen “momento de circulo completado” pero yo lo siento así ahora mismo.
Todo este tiempo deseé escuchar esas palabas pero de los labios de alguien más y ahora tengo a mi lado al chico que me ha querido por mucho tiempo diciéndolo.
“siempre has sido tú, Harmony”
— ¿Qué? —pregunta, sonriendo—. ¿Por qué te sigues sorprendiendo que me gustes? No, no me gustas. Rayos, me encantas Harmony Roselle. Eres tan… olvídalo. Mejor me callo.
Me he quedado sin palabras, pero sí quiero que él hable. — ¿Qué? Dime.
No lo hace inmediatamente, solo señala a un lado. —Llegamos.
Niego. —Dime Jack, dime qué ibas a decir.
Apaga el motor luego de estacionarse y suspira. — ¿Para qué? No vale la pena ahora. Siempre jugué del lado del equipo perdedor contigo. Creo que de la misma forma en que a ti siempre te ha gustado Cameron, a mí siempre me has gustado.
Lo veo directamente a los ojos. — ¿Por qué no dijiste nada antes? Me refiero a que nunca te tomé enserio porque nunca fuiste directo. Siempre usabas bromas.
Chasquea la lengua. — ¿Y? vamos Harmony, sabes que ni siquiera con un cartel en un avión me hubieras volteado a ver como lo ves a él. Hoy me prometí intentarlo todo, dar mi último gran intento. Quería que supieras lo mucho que me importas pero no puedo obligarte a nada. No puedo obligar a que me quieras o a que siquiera te agrade. Ya vengo aceptando que te he perdido, incluso mucho antes. Incluso cuando nunca te tuve.
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Editado: 15.02.2025