—Bueno, gracias por traerme —eso se traduce a: Por favor solo vete.
Jack, sin embargo, camina hacia donde estoy. —Nos vemos, Harmony.
Y porque sí, se inclina y me besa en la mejilla. Estoy gritando por dentro, no por felicidad sino porque estoy segura que Cameron está viendo toda la escena.
—Um, bien —murmuro.
Jack finalmente da la vuelta y regresa al asiento del conductor, unos segundos después se ha ido.
Yo sigo de pie en el mismo lugar y evito a toda costa la mirada de Cameron aunque es tan penetrante que puedo sentirla sobre mí.
Respiro profundo y comienzo a moverme a mi casa. No voy a voltear, voy a fingir que Cameron no existe y…
— ¡Harmony! —me llama.
Sostengo la respiración cuando me giro. —Cameron.
Se coloca frente a mí y no sé qué estamos esperando. Me mira como si quisiera hacerme muchas preguntas pero no las dice.
Finalmente rompo el silencio. — ¿Necesitas algo?
Rasca su cabeza. —Bueno, no. Digo, ¿Tu y Jack, eh?
Muevo la mirada al espacio vacío donde Jack se había estacionado. —Jack y yo no somos nada.
Resopla. —Eso no parecía como nada.
Finalmente lo veo a los ojos directamente. —Tienes razón, eso no parecía como nada porque tal vez sí hay algo. Algo que es solo asunto de él y yo, no de ti, Cameron. No tengo porque darte explicaciones.
Entorna los ojos. —Entiendo.
—Lo siento —digo.
Suspira. —Creo que hoy ha sido un día raro —admite.
Hago una mueca. —Supongo —bajo la mirada a mis zapatos—. Cameron… sobre lo que dije, ¿Por qué no habías dicho algo? Si sabias que me gustabas.
Cameron se cruza de brazos. — ¿Por qué? No lo sé. Realmente no lo sé. Cuando pienso en ello solo pienso que…
Hace una pausa que se extiende por demasiado tiempo. — ¿Qué?
Chasquea la lengua. — ¿Podemos hablar en otro lado? No quiero que uno de tus hermanos esté ahí, escuchándolo todo.
Puede que Dallas haga eso, después de todo lo ha hecho antes. —Está bien.
Cameron y yo nos movemos al otro lado de la calle y nos sentamos en el borde de la acerca. El peso de mi lista en el bolsillo es perceptible. Creí que este día sería diferente, muy diferente.
— ¿Qué? —pregunto.
Estamos a pocos minutos de la famosa hora dorada, cuando los rayos amarillentos y anaranjados hacen que todo lo que alcancen se vea en ese tono dorado que solo puedes alcanzar en un momento específico.
—Mira, sabía que te gustaba porque tú actúas diferente conmigo —suspira—. Y creo que en parte yo quería que fuera así.
Entorno los ojos. — ¿Querías mi atención?
—No —dobla las piernas—. Tal vez. No sé, Harmony. No creo que sea un buen amigo, no sé porque no puedo ser como los demás, ¿sabes? Es solo que veo a mí alrededor y no me interesa seguir lo que todos hacen.
Eso lo sé.
—Pero supongo que no es justo para ti. Perdóname, no significa que no me agrades. Harmony, eres la única persona que me tiene paciencia y que no se ha rendido conmigo —baja el rostro—. Ni siquiera creo que les agrade a mis padres.
Aunque he pasado una gran parte de mi vida enamorada ciegamente y delirantemente de Cameron, también he pasado el mismo tiempo siendo su amiga y él es mi amigo. Yo siempre lo he visto así.
Me acerco y coloco mi mano en su espalda. —No creo que eso sea verdad.
Encoje los hombros. —Solo quiero que sepas que mi intención no era lastimarte. Tal vez debí, no sé, hablar contigo. Tal vez… tal vez debí darte una oportunidad.
Elevo las cejas. — ¿Qué?
Resopla. —Tal vez tú eres la única que puede sentir algo por mí.
Aunque esas palabras deberían emocionarme y devolver la ilusión a mí, percibo tristeza en ellas también. — ¿Qué pasó?
Me da una mirada. — ¿Qué pasó?
Cameron se fue, no estuvo con Bayle en el festival. No está en una cita con ella. Está aquí, en su casa, con su ropa casual y sin Bayle cerca.
— ¿Te rechazó? —pregunto.
Él no tiene que responder nada más, solo asiente.
Me acerco más y le rodeo los hombros con mi brazo. —Lo lamento.
Suelta una risa ironica. —No importa. No sé porque pensé que alguien así como Bayle podría fijarse en mí.
Qué raro es darme cuenta que Cameron piensa igual de como yo pensé sobre él.
Respiro profundo. — ¿Desde cuándo te gusta?
Vuelve a encogerse de hombros. —No sé. Tal vez desde el año pasado, tuvimos que hacer un trabajo juntos y pensé que ella era diferente. Y lo es, no le interesan las citas y todo eso.
—Como a ti —digo.
Suelta una pequeña risa. —Como a mí. Bueno, supongo que es mi merecido, ¿no?
Frunzo el ceño. —No Cameron. Bueno, tal vez sí pero, mira… no deseaba que te rompieran el corazón.
Sonríe de lado. —No creo que me haya roto el corazón. Solo quise intentarlo y pensé que al final, este es mi último año en la secundaria. Ni siquiera esperaba que duráramos tanto, solo un par de meses.
Arrugo la nariz. — ¿Un par de meses? Eres cínico.
Ríe. —Lo soy.
Exhalo lentamente. —Bueno, al menos sé que tú no eres de los que cree en “felices para siempre”
Resopla. —Para nada, ¿Quién cree en eso?
Pienso en un chico, uno que me ayudó mucho este día.
—Tal vez algunas personas lo creen.
Gira y me mira, nuestros rostros están cerca pero esta vez, mi corazón ya no pega un salto. — ¿Cómo tú?
Sonrío ampliamente. —Como yo, ¿Algún problema?
Cameron sonríe otra vez. —No, ningún problema.
Y en este momento, donde casi es el final del día y pareciera el final de algo entre Cameron y yo, siento nostalgia. Hay muchas cosas de las que me estoy despidiendo, creo que es hora de dejar atrás a la versión de mí que pasó imaginándose un futuro con él.
—Te diré algo pero no entres en pánico —digo—. Te quiero, Cam.
Cameron me mira a los ojos y sonríe lentamente. —Te quiero Harmony. De verdad.
No hay un registro de veces que él me ha dicho eso. A pesar de ser amigos desde niños, él nunca lo ha dicho pero hoy se siente sincero. Se siente como si todas las veces que no lo dijo están contenidas en esta vez.
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Editado: 15.02.2025