JACK
Este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.
No me importa si Jeremy y los chicos me molestan después, estoy loco por Harmony y el hecho que hoy pude sostener su mano, fui al Festival con ella y tuvimos varios momentos importantes, convierte todo en un día perfecto.
No esperaba nada hoy y tampoco espero que algo cambie con Harmony. Sé que ella ha estado interesada en Cameron por mucho tiempo y bueno, es como jugar un juego en que solo quedan pocos segundos y el rival lleva mucha ventaja.
Pero eso no evita que sonría como un idiota cada vez que recuerdo lo bien que nos la pasamos hoy. Incluso en esos momentos tensos, pude estar con ella.
Pensé que mi racha de buena suerte con ella había llegado a su fin cuando le di un último beso en la mejilla y me fui pero luego, sobre mi cama viendo al techo, pensé que sí había algo más que estaba dentro de los limites. No iba a besarla pero sí que podíamos ir a ver las estrellas.
De milagro hoy es una noche asombrosa. La luna está llena y es de esas veces que brilla intensamente, hay muchas estrellas y está despejado.
Me estaciono a un lado de la calle, no al frente. No estoy seguro si Jeremy está ahí o se fue a una cita con Mariana. De todas formas prefiero que no vea como espero a su hermana en la noche.
Le envíe un mensaje hace dos minutos y sigo esperando. Solo espero que no se haya quedado dormida, todavía no se ha terminado este día.
Finalmente la veo. Lleva un sudadero rosado y unos pantalones deportivos grises, en la mano lleva la chaqueta que le presté y había olvidado pedírsela. Bueno, no lo olvide, una parte de mi esperaba que se la pusiera también mañana pero al parecer me la va a devolver.
Cuando se acerca bajo la ventana y se asoma. —Ten, otro regalo —deja la chaqueta en el asiento.
Le hago una seña. —Sube, tenemos algo que hacer.
Entorna la mirada. — ¿Qué? ¿Si sabes que no es temprano, verdad?
Ruedo los ojos. —No me digas, pensé que alguien solo había apagado la luz. Sube, Harmony, te mostraré algo.
Respira profundo y exhala. —Bien, bien.
Sube al asiento del conductor y espero hasta que se coloca el cinturón de seguridad para comenzar a moverme.
— ¿Qué estás planeando ahora? —pregunta.
Enciendo la música y finjo que no estoy reproduciendo una lista que hice solo para este momento lleno de canciones que te recuerdan a películas cursis.
No es que yo las vea.
Harmony se mueve sobre el asiento. —Jack, ¿A dónde vamos? Dime o me voy a tirar del auto.
Sonrío y comienzo a cantar, moviendo los hombros al ritmo de la música. Harmony solo me observa con el ceño fruncido pero no importa. Ya me acostumbré a la forma en que me mira.
—Primero vamos a pasar por batidos —digo—. Por suerte Roller Burger tiene servicio todo el día.
—Bien, ¿eso es todo? ¿Querías verme solo para ir por batidos?
No, hay más en el plan.
Llegamos al autoservicio de Roller Burger y nos pido dos batidos arcoíris llenos de azúcar, también porciones de papas fritas grandes. Avanzamos lento al área de pago y nos entregan la orden.
—Come —pido.
Harmony saca una de las papas fritas y empieza a comerlas, aun con la mirada confundida.
— ¿Por qué estamos aquí? —sigue preguntando.
—Ya lo entenderás —respondo.
Tengo que conducir por unos diez minutos hasta llegar al lugar que quería. Es una pequeña colina, no tan alta, pero está rodeada de plantas y árboles. Sé que varias personas suelen hacer caminatas por este lugar, sé que también vienen aquí a besarse.
No es que yo quiera besar a Harmony… está bien, si quiero pero no venimos por eso. Es para algo más de su lista.
—Bajemos —le pido cuando estaciono el auto a un lado.
Lleva el batido por la mitad y me mira con las cejas juntas. — ¿Me vas a asesinar?
Suelto una carcajada. — ¿Qué?
—No sé —se encoje de hombros—. Este parece un lugar para hacer algo así.
Solo ella podría pensar en eso. —No, no te asesinaré. Ven, vamos, confía en mí.
Le da un último sorbo al batido antes de desabrocharse el cinturón y bajar al mismo tiempo que yo. Me apresuro a llegar a su lado y mi corazón se acelera.
Ya sé que ella es linda, muy linda, pero verla en esta luz es algo distinto. En realidad, quisiera que fuera mi novia porque ahora mismo la estaría besando. Es difícil no querer hacerlo, tiene esos labios rosados y esas mejillas tan suaves.
Aclaro la garganta. Me voy a comportar, a pesar que solo quiero acercarme.
—Ven aquí —estiro la mano y tomo la suya.
Estoy consciente que a partir de mañana puede que ya no tenga la libertad y el coraje de tomar su mano. Este día fue una excepción pero tengo el triste presentimiento que mañana volveremos a como éramos.
Acaricio su piel con mi pulgar y me obligo a memorizar esto. Jamás me sentiré así de nuevo, jamás volveré a tener diecisiete y estaré con Harmony en San Valentín, en un lugar como este.
La llevo hasta un área donde está rodeada con una barda de metal y hay algunas bancas de madera largas. Aquí es donde lo llaman “El mirador”
Y ella abre los ojos.
Esto es lo que quería que viera. La luna está resplandeciendo como si no tuviera nada que envidiarle al sol y las estrellas junto con algunas constelaciones resalta en el oscuro fondo de la noche.
—Oh… esto es hermoso —afirma.
La miro y puedo ver el reflejo de la luna en sus ojos. Su rostro más iluminado y es tal vez la manera en que su cabello cae, su pequeña sonrisa y su fragancia dulce a vainilla pero creo que es hermosa.
—Es hermoso —digo—. Tú eres hermosa.
Regresa los ojos a mí. — ¿Qué dijiste?
—Que prefiero verte a ti que a la luna —respondo.
Frunce el ceño y sonríe. — ¿De dónde sacas tus frases?
—De mi corazón —bromeo—. No lo sé, supongo que eres la fuente de mi inspiración.
Ahora arruga la nariz, algo que hace que me parece tierno. —Eh, no sé de donde sacas eso pero eres un poco cursi. Bastante.
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Editado: 15.02.2025