Diez Deseos

EPILOGO

— ¿Qué haces? —pregunta Ruby.

Dallas, con la mirada en su teléfono, dice: —Decorando los pasteles para su novio.

Ruedo los ojos. Enzo estira la mano para intentar meter un dedo en la cubierta y lo aparto. —Dejen de molestarme.

—Quien lo diría, mi hermana y mi mejor amigo —Jeremy se cubre la boca como si fuera a vomitar.

Ruby sonríe. —No molesten a Harmony, déjenla ser feliz.

—Gracias. Solo por eso te daré un pastelito a ti, solo a ti —mis hermanos se quejan al mismo tiempo.

El timbre de la puerta se escucha y Enzo va a abrir, unos segundos después aparece Jack en donde todos estamos. Mi corazón pega un salto. Se ve muy bien con esa camiseta azul y una gorra hacia atrás.

—Ey, amigo —Jeremy se levanta de la silla para chocar los puños.

—Hola —se acerca a mí y me toma de la cintura—. ¿Para mí, dulzura?

Dallas es el primero en quejarse y luego todos continúan. He aprendido que Jack disfruta hacer esto, molestar a mis hermanos demostrándome afecto y diciendo apodos cursis.

Ruby suelta una carcajada. —Mira Jack, me agradas, básicamente te vi crecer pero cuida donde colocas tus manos o sino, usaré uno de esos cuchillos.

Jeremy bufa. —Ya sabes que soy bueno tacleando personas.

Enzo endereza la espalda. —Yo practiqué karate.

Dallas eleva la mirada y se encoje de hombros. —Yo he visto películas y sé cómo esconder un cuerpo.

Arrugo la frente. —Ustedes están locos. Mejor nos vamos.

Jack sin embargo, no parece intimidado. —Por cierto, todos están invitados a nuestra boda. Es como, en cinco años.

— ¿Cinco? —Enzo resopla—. Que sean diez.

—Ochenta —Jeremy murmura.

Suspiro, no puedo esperar a irme a la universidad.

En realidad, no es cierto. Los voy a extrañar y aunque ya no me van a molestar cada vez que salgo con Jack, siempre disfrutaré un poco de la protección de todos mis hermanos.

—Vamos —pido.

Jack asiente.

Tomo la caja con los pastelitos y caminamos fuera de la casa de la mano. Hoy tendremos una cita en el mirador, celebrando nuestro primer mes, haremos algo así como un picnic.

Cuando salgo veo que Cam está sacando la basura y nuestras miradas se cruzan. Él me sonríe primero y yo le devuelvo el gesto.

Cameron y yo, curiosamente, nos hicimos más unidos después de ese caótico día de San Valentín. Algo cambió y nos hizo mejores.

A lo que se refiere el resto de mi vida, todo sigue igual. HeeSoo sigue siendo mi mejor amiga, ahora hablamos de nuestros novios y ya estamos planeando una boda doble.

Creo que Cameron tenía razón, el mundo no iba a terminarse si mi día de San Valentín no ocurría como lo había planeado.

Creo que así es en la vida, ¿no? Nunca sabes qué puede ocurrir. Puedes incluso hacer una lista y creer que es todo lo que necesitas para un día perfecto pero luego te das cuenta que así como en el amor, la vida no juega con tus reglas.

Jack se inclina para darme un beso en la mejilla. —Te quiero —susurra.

Giro mi rostro y le beso los labios. —Y yo te quiero.

Se supone que debemos irnos ahora pero Jack toma mi rostro entre las manos y me besa por lo que podría ser, una hermosa eternidad.




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