Aquí estamos, en la oscuridad. Todas en fila, sobre el aparador de aquella mujer que solo mira la puerta por la que se llevaron a su amado, por última vez. A veces, viene a nosotras y nos arrulla, sin dejar de llorar por el pasado. La oscuridad entra por nuestros ojos abiertos, llena nuestros miembros huecos, susurra ideas perversas en nuestros oídos de porcelana. Así es como lo he decidido. La llevaré hacia él. Cumpliré su deseo y seremos libres.
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Editado: 14.10.2022