Prólogo

19:36 p.m, mi despertador no paraba de sonar, estire la mano para poder apagarlo sin poder conseguirlo, tuve que estirarme un poco más, no recordaba que lo hubiese puesto tan lejos.

estaba tan dormida que en el intento de apagarlo cai de mi cama envuelta en las sabanas, pero me había dormido tan tarde que decidí quedarme mas tiempo alli tirada, pensando que mi vida cada vez iba más rápido, y yo apenas conseguía  aferrarme  a ella.

cuando estaba apunto de entrar en el quinto sueño otra vez, mi madre entró drásticamente a mi habitación, como siempre lo hacía.

-Gianna - grito mi madre al no verme en mi cama como todas las mañanas que entraba a la habitación a despertarme.

-aca estoy mamá, por favor deja de gritar-dije levantándome del suelo.

amaba a mi madre, y aunque era un poco chillona y algo dramática, admiraba a esa bella mujer que se había ocupado de mí la mayor parte de su vida. la observe mientras levantaba algunas prendas sucias de mi habitación. 

su cabello rubio estaba tan bien peinado en una cola alta, y llevaba puesto un lindo vestido floreado, también llevaba algo de maquillaje.

 mi madre es de esas mujeres que siempre andan impecables, incluso si no van a salir, ella dice que uno nunca sabe y que siempre hay que estar lista.

-disculpe, Bella durmiente, pero van a ser las 20:00 y has dormido la mayor parte del dia. La cena  está casi lista, hice tu comida favorita-dijo guiñandome el ojo mientras se dirigía a su habitación. 

tenía ganas de seguir durmiendo si no fuera porque recordé que a las 20:30 mi mejor amiga me estaría esperando en el parque de diversiones. 

Me duche tan rápido como pude, me vestí y  cepille mi largo cabello, a diferencia de mi madre, yo era castaña, no tenía su increíble sonrisa y mucho menos era impecable como ella. Baje al comedor y devore la porción de pastel, puse el plato en el lavabo y me diriji hacia mi lugar favorito.

El parque de diversiones era mi lugar en el mundo, un lugar en el que me sentía tan bien conmigo misma, la adrenalina en la montaña rusa, la comida rápida, las luces coloridas.la música, las parejas felices que pasaban y la noche estrellada que les hacía compañía.

las estrellas- pensé- no había otra cosa que me pareciera tan hermosa como las estrellas que iluminaban aquella noche tan mágica. Admirando aquel cielo azul oscuro me pregunte si algun dia  el universo me permitiria admirarlo con alguien mas que solo mi tediosa  soledad.

Apenas tenía 18 años pero la idea de amar a alguien mas que solo a mi madre me causaba cierta curiosidad, digo, he salido con algunos chicos de mi  barrio, pero  no llegaron a nada serio porque ninguno fue capaz de encender mi corazón, aunque tengo muchos pretendientes, ninguno ha logrado llamar del todo mi atención, y por alguna razón, siento que es por que aun no he conocido al chico que  le de un vuelco a mi tan tranquila vida.

mientras seguía en mis remotos pensamientos camine por todo el parque sin lograr encontrar a mi amiga, hasta que pude verla a lo lejos también buscándome.

Alba- grité, pero no logro escucharme por el estruendo de la gente gritando arriba de los juegos del parque- ALBA- grite mas fuerte que la primera vez, pero tampoco escucho- uig, maldita sorda.

en cuanto me fui acercando lo más rápido que pude hacia ella, al fin me vio, pegó uno de sus típicos gritos al verme, y corrió a abrazarme lo mas fuerte que pudiera hasta dejarme casi sin oxígeno.

Alba es algo...especial, digo, no me mal entiendan, es demasiado alegre para mi gusto, mientras que para ella la vida es bella, para mi es una terrible tortura.

-Por Dios no te veía hace tiempo, estas...igual que siempre!- soltó mi rubia amiga, por no decirme, estas del asco Gianna.

-Oye gracias, en  serio me alagas- dije sarcásticamente, sabía que quería decirme con eso, le encantaba vestirse bien y siempre a la moda, y es por una de esas razones que se lleva tan bien con mi madre, son tal para cuales, en cambio yo.. bueno, yo solamente existo.

-sabes que te quiero-me dio un beso en la frente mientras veía a unos chicos pasar por nuestro lado- Madre mía que alguien detenga a esos delincuentes por que esta noche voy  salir patrullar-los chicos miraron hacia nuestra dirección para coquetear a la distancia con mi  queridisima amiga.

-Okay- interrumpi- si bien sabes que es nuestro ultimo dia de vacaciones y no quiero desperdiciarlo mirando a unos estúpidos chicos terriblemente ejercitados.

-hablando de chicos ejercitados, creo que tenemos compañía-dijo arreglando rápidamente su cabello y con eso supe exactamente a qué se refería.

Motocicletas, chaquetas de cuero, rostros perfectos, y por supuesto,  chicos terriblemente ejercitados. Pero no eran cualquier chico, se trataba de los tres chicos más populares de nuestra escuela.

 Ian Torres, el hermano de Alba, y sus dos mejores amigos Ander Rossi y James Vargas.

y aunque eran conocidos como los Dioses de la Escuela Norbridge, sus encantos no eran mi debilidad como la de la mayoría de las chicas.

bueno, quizás solo un poco.

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