Dijiste Quererme (amores En Peligro)

Capítulo 11 Dos Días Antes De La Boda

Que no le respondieran una llamada era algo que ponía de muy mal humor a Natalia, y con más razón si se trataba de comunicar algo tan importante, como lo que había descubierto la anoche anterior en el hospital. Perdió la cuenta de las veces que había marcado al celular de Pablo. Parecía que se lo habían llevado los extraterrestres porqué de su existencia nada sabía desde el día anterior que la dejara en el estacionamiento de la clínica. 

Intentó una vez más, pero de nuevo escuchaba la misma grabación.

Hola por el momento no puedo responder, deja tu mensaje y en cuanto sea posible me comunico contigo. Buen día. 

-¡Buen día mis ovarios! ¿Dónde diablos se habrá metido este tonto? ¡Es el colmo! Primero, el muy presto, se ofrece a traerme el primer día al trabajo, pero al segundo día me deja esperando como tonta en la esquina de mi casa, y encima no responde los mensajes ni las llamadas. ¡Pero, Pablo me va a escuchar apenas lo tenga enfrente!

Vio venir a un grupo de personas por el pasillo e hizo por relajarse. 

Natalia estaba sonriente cuando el grupo de personas pasó a su lado. Los saludó con la cortesía de quien quiere dejar una buena imagen del lugar. Después, cuando se esfumaron, volvió a apretar el rostro. 

-¿Qué se supone que debo hacer sabiendo que Alberto está vivo, medio muerto pero vivo, y a dos días de su boda? 

Sacó el celular de la bolsa de su filipina y entró a facebook. Tecleó en el buscador el nombre de Pablo Castro y apareció su perfil. No perdió tiempo en checar sus últimas publicaciones, fue hasta su lista de amigos. 

Alberto, Alberto Alvarado, Alberto Abundis, Alberto Beltrán, Alberto Casanova, Alberto Estrada, Alberto García, ¡mil Albertos! ¿Cómo voy a dar con él. 

Detuvo la búsqueda y quedó pensativa. Supuso que Alberto no era amigo de Pablo por lo tanto, no estaba agregado al facebook de este. 

-¡Diego! 

Localizó en la lista de amigos de Pablo a Diego. No fue difícil. Y cuando estuvo en el perfil de su excompañero de secundaria, no pudo evitar observar con detenimiento su fotografía de portada. En ella, Diego tenía la cara de frente, con el cabello alborotado y húmedo. Se había fotografiado saliendo de la ducha. Mostraba una bandera de México pintada en la mejilla, en apoyo a la selección de fútbol mexicana y una lengua larga resbalaba por encima de unos labios sonrientes. Un tatuaje en forma de rosa con los pétalos negros le adornaba el cuello, este último detalle le agradó, aunque la forma como mostraba la lengua le estaba pareciendo un gesto bastante vulgar. Se veía que no tenía la más mínima idea de cómo era sacarse una foto de buen gusto. 

-Bastante mono, pero callejero, no es mi tipo. 

Dejó de lado el análisis de la portada y deslizó la pantalla hacia abajo hasta dar touch en la lista de amigos, no fue complicado dar con Alberto pues aparecía en las primeras sugerencias de perfiles. 

Fue cuidadosa en revisar su perfil. Se detuvo casi un minuto en observar su foto de portada. Era una foto de estudio. Aparecía muy feliz junto a su novia. Él estaba sentado en la banca de un parque mientras ella, parada detrás de él, lo abrazaba al momento de ofrecer ambos una sonrisa hacia el enfoque de la cámara. 

Ella era bastante bonita, una mujer agradable de rostro. Traía un bonito vestido estampado de flores, con tirantes, que dejaba a la vista un par de brazos morenos y delgados, con la piel brillante y muy bien cuidada.

Los dos eran bastante fotogénicos y formaban una hermosa pareja. 

Natalia deslizó rápido la pantalla hacia abajo y fueron apareciendo imágenes solo de la pareja. Eran muchas publicaciones donde él la etiquetaba a ella y le dedicaba frases hermosas, todas de amor. Parecía que Alberto estaba de verdad muy enamorado de ella. ¿Entonces por qué engañarla? ¿Por qué aprovechar la distancia y la ausencia de la chica para pintarle los cuernos con una mujer tan vulgar como Bárbara? ¿Eso era amarla para él? ¿Eso le hacía a la mujer con la que se quería casar? ¿Por qué algunos hombres eran tan idiotas? Natalia no daba crédito a como un hombre tan guapo con una linda novia tuviera en el fondo un alma fría y vil para cometer actos tan bajos como una infidelidad. Sin duda, Alberto era un truan en el asunto de burlarse del amor de una mujer. ¿Cómo podía ser tan farsante y mentiroso? ¿Cómo le hacía para disimular un engaño y mostrar esa cara de ángel frente a ella? Porque debajo de esa máscara de galán de película se ocultaba el rostro de un demonio. Porque para ella, Alberto era un demonio con cara de ángel. Dios me proteja de conocer a alguien así, se persignó y suspiró. ¿Acaso él se merecía lo que estaba viviendo? Lo recordó en el estado en el que lo había descubierto y comprendió que no era el momento para juzgarlo, así que se decidió a hacer lo que consideraba correcto. 

Dio touch en la etiqueta de Brenda Olivares, y en un segundo, apareció la foto de portada de ella; sola, sin sonreír, parando los labios como una modelo, con una blusa de rayas blancas y negras como la piel de una cebra y un peinado de chongo alto en forma de cebolla. 

Deslizó y, ¡caramba!, ¿que estaba viendo? Ese hombre que la acompañaba en la siguiente publicación no era Alberto, pero la estaba abrazando. Que extraño. ¿Algún hermano de la chica? 

Volvió a deslizar y, ¡Se besan! 

Quedó de a seis: perpleja con las cejas contraídas y la boca semiabierta. Revisó la fecha de la publicación de esa foto. Era de un día anterior.




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