Dijiste Quererme (amores En Peligro)

Capítulo 52 Deidad Negra

Las puertas se abrieron de par en par y apareció un grupo de mujeres de formas exuberantes, que vestían atuendos de lentejuelas con escotes pronunciados, zapatillas de plataforma de cristal con talón alto y excesivo maquillaje alrededor de las mejillas.

- Llegaron las reinas. – alzó la voz uno de los escoltas.

En la sala principal, en pose de sirena varada en un risco, estaba acomodado el buitre, mientras que, alrededor suyo, Brenda y Bárbara se encargaban de atenderlo como rey.

- Será épica esta despedida de soltero. Por cierto, es la novena en mi cuenta. Les dijo el enano con un acento de orgullo.

Brenda sonrió fingida y después observó a Bárbara trasmitiéndole a través de sus ojos el mensaje de que debía imitarla. Pero Bárbara frunció mas el rostro y suspiró. Después echó una mirada panorámica al lugar atestado de hombres, en su mayoría escoltas del hampón, quienes se estaban dando la gran vida abriendo botellas de whisky y diversos licores de prestigiadas marcas mundiales.

Las mujeres de apariencia galante que habían atravesado el umbral de la puerta de inmediato se distribuyeron a lo largo y ancho de la sala; algunas se fueron de inmediato directas a la mesa de las bebidas, mientras que otras fueron a picar bocadillos y enseguida se dejaron atrapar por los hombres que las miraban sedientos de tocarlas.

Se presentó una, en especial, que, por su talle y sus ojos grandes, perfectamente delineados, llamó poderosamente la atención del buitre.

- Esa es para mí. – el enano gritó antes de que uno de sus escoltas le pusiera una mano encima a la mujer.

Ella sonrió tan fingida, como sonríen las mujeres de la vida galante para ganarse la paga.

- Ven conmigo, preciosa. Dime como te llamas.

La chica dudó en acercarse. Miró a todos lados y se halló con la mirada de aprobación de las demás mujeres.

- Si, tú, te estoy hablando a ti, preciosa. Tú eres la seleccionada por mí. Nadie mas que tu eres para mí porque estás hecha a mis antojos.

La chica respiró profundo, contrariada, tal pareciera que no era lo que ella esperaba.

Sin embargo, tuvo que caminar hasta el enano, fingiendo una extensa sonrisa.

- Pero mira nada más que hermoso ángel de caderas tan ricas y finas. Se ve que tienes clase.

Ella sonrió. El buitre le puso ambas manos en el talle y acercó su rostro lo mas que pudo al vientre de la chica.

- Hueles a reina.

Ella, al sentir la proximidad de la nariz del tipo, hizo un movimiento de defensa, retrocediendo la cadera.

- Pero ¿qué pasa, mami? estás muy nerviosa.

- Es que es su primera vez. – intervino otra chica del clan.

- No me digas que es tu primera vez. Eso me encanta, ricura. La vamos a pasar divino. ¿Cuál es tu nombre, preciosa mujer de piel de fuego? – empezó a besarle los brazos. – me encantan las morenas ardientes como tú.

Pero la joven siguió callada como una muñeca de plástico.

- ¿Acaso te han comido la lengua los ratones?

- Se llama Yahaira, y es la deidad negra, la diosa del arte, el deseo y la perversión. – Volvió a intervenir la misma mujer.

- Pero ¿es que esta belleza necesita traductora?  No me digas que no eres de este país. ¿acaso vienes del extranjero? Déjame adivinar… ¿Jamaica? ¿Cuba?  ¿O quizás Puerto Rico?

Yahaira se retorció y se remolinó en las piernas del mafioso.

- ¿De verdad eres todo eso, mi amor? ¿Eres una diosa? Y me vas a hechizar con tus dones en la cama. Te vas a dejar que te ame, mi amor, que te haga mía y me vas a consentir en todo lo que yo te pida.

- Papi, yo te hago todo lo que tú quieras, pero… - al fin dijo Yahaira con un tono grave pero seductor.

- Pero ¿qué? Dime lo que tú quieras. Te complaceré en todo.

- Pero antes debo ir a arreglarme un poco. Necesito retocarme.

- Yo te voy a retocar mi morenota de fuego.

- lo sé, bebé, pero entiende que soy una mujer muy vanidosa y quiero ver si estoy perfecta para ti. ¿entiendes, chaparrito adorado?

El enano le dio una nalgada que la hizo cimbrar.

- Vaya entonces mi reina, y arréglese todo lo que tiene ahí para que, éste, su humilde admirador, quedé bien complacido cuando usted vuelva.

La chica se apartó del hombre caminando con exagerada coquetería. Sabía que los ojos del mafioso no dejaban de verle el trasero. Lo escuchó pronunciar una frase vulgar con respecto a la voluptuosidad de sus glúteos.

Tran pronto como se quitara los ojos depravados del enano de encima, Yahaira corrió por el pasillo ignorando el camino hacia el sanitario. Contó las puertas en busca de llegar a una de ellas. Cuando lo hizo, la abrió de manera intempestiva para entrar rápidamente y cerrarla a su espalda. Se recargó en la hoja de madera con el pecho subiendo y bajando en una respiración agitada por la adrenalina que estaba sintiendo en ese momento, y que aumentó al descubrir, encima de la cama, a Pablo con el torso y las piernas desnudas, atado de manos al respaldo. Apenas un bóxer diminuto de color blanco le cubría la parte íntima.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.