«Nunca se es demasiado viejo para luchar por lo que uno ama».
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En días lluviosos las canciones se sienten más profundas, el arte se ve mas magnifico, la vida se hace mas triste y reflexiva que cualquier otro día, a veces he pensado que el amor te destruye, te roba cada vitalidad que tuviste antes de enamorarte de esa persona, pero, hoy sé que eso depende de como quieras seguir. Como me dijo Vicent el otro día, tenía que dejarlo ir, una noche explícitamente para mí, sin que Lenin invada en mi vida, algo para poder recuperarme completamente.
La taza de café estaba humeante, esperando a que la bebieran, yo solo estaba pensando antes de convertirme en una obsesa por el trabajo, seguía en mi estudio sin salir siquiera un momento a ver a Wendy, tenía que terminar el vestido para este sábado, milagrosamente quede entre los que irían a la dichosa fiesta, creo que el hecho de que esto será una oportunidad para crecer hizo que me tomara en serio las cosas, poco a poco sentía que podía seguir… aunque, solo me convenzo de esa mentira. En fin, tenía que dejar de estar haciendo esto, me estaba haciendo daño, mucho más del que todavía tengo en el pecho, respiré profundo, avanzando hacia la pequeña taza que decía mi nombre en grande, no tenía idea de quien era, pero sabía que era importante para mí, lo que me causaba curiosidad porque yo no recordaba de quien era.
Sonreí al observar la forma que tomaba el vestido, fue una decisión difícil, Sean tuvo que ayudarme a escoger porque Zack no estaba, y Wendy estaba demasiado ocupada para molestarla con una indecisión mía. Al final, no solo fue uno de los mejores diseños que había realizado, era algo que no era mi estilo, pero luego de pensarlo, me atreví a probarlo, ya tengo 23 años, tengo que ser capaz de aventurarme a lo nuevo, a lo que nunca había probado. Me senté con calma, ignorando la interminable lluvia que se daba cerca de mí, concentrándome en lo poco que pedía mi atención.
Mis manos comenzaron a cortar y medir la tela del vestido con rapidez y cansancio, llevaba la mañana entera aquí, Phineas había dicho que hoy era día libre, pero que el domingo sin falta tenía que llegar al trabajo, que había una sorpresa para mí, lo que sospechaba, Phineas nunca da libertades sin un precio, y el que ya me hubiese dado 3 días anteriormente lo hace mucho mas extraño. Como sea, eso fue un beneficio para mí, aunque sepa que ese beneficio me costará caro.
—Te estoy diciendo que está ocupada, está bien que quieras visitarme, pero a ella no Lenin. Déjala tranquila, suficiente con lo que le hiciste ¿no te parece?
—Lo sé, sé que no estuvo bien lo que hice con ella. Pero también tienes que entenderme, yo… no sabía lo que hacía cuando tenía a Sandra a mi lado, no lo hice a propósito.
Hubo unos minutos de silencio que me pusieron tensa, ¿Lenin estaba aquí? ¿A verme a mí? No sabía que sentir al respecto, pero estaba segura de que no quería volverlo a ver, es un descarado. No se conforma con nada, también tiene que torturarme y sentirse victorioso sabiéndose importante en mi corazón.
—Te creo, pero eso no significa que ella te deje entrar otra vez, la perdiste en el momento que decidiste jugar con ella, sabes como es Luna, fue muy difícil para nosotros conseguir su amistad una vez, ¿crees que será fácil esta vez, cuando la lastimaste, a tal grado, que ni siquiera la veo sonreír con sinceridad cuando está conmigo? Discúlpame Lenin, pero no estoy dispuesta a dejar que la sigas lastimando, puedes ser mi hermano, pero sé cuando estas haciendo las cosas mal, y te diré con sinceridad que no me esperaba eso de ti. Pero estas acostumbrado a decepcionar a la gente, ¿no?
—Wendy, ¿también me abandonas? Tú… ¿te avergüenzas de mí, al igual que ellos?
Tragué saliva. No quería salir, no quería salir… pero lo hice, dejando de lado el vestido y a la mente diciéndome que no tenía por qué importarme lo que le pasara.
—Lenin, sabes muy bien lo que hemos tenido que pasar contigo, no digo que me decepcionaste a mí, estoy esperando de verdad que no lo hagas, porque créeme, que las cosas no serán sencillas para ti teniéndome en la lista de personas que mas has decepcionado en tu vida. —Hubo una pequeña pausa que me dejó desconcertada—. Ven aquí, sé que estoy siendo muy dura contigo, pero hermano, ¿Seguirás de esa forma? ¿Sabes lo mucho que me duele saber que te estoy perdiendo? Mamá esta preocupada, sigues sin llamarla, y papá ya no sabe que hacer contigo, dime Lenin, ¿qué estás haciendo? —Escuché sollozos que detuvieron mis pasos, la imagen que tenía en frente era tierna, y dolorosa a la vez.
Tenía la sospecha de qué sucedía, pero no estaba dispuesta a preguntárselo directamente a ella, no cuando sabía que eso podía destruir mi fuerza de voluntad.
—No lo sé Dina, no lo sé. Necesito alejarme de todo, y la única que se me vino a la cabeza fue Luna. Pero ya sabía que no estaría dispuesta a acompañarme, Dina, tengo algo que confesar. Y espero que me entiendas, que no me juzgues, y, por favor —sin verlo, sabía que estaba tomando fuerzas de donde no las tenía para hablarle a su hermana. ¿Qué es lo que tienes Lenin, por qué estás así? —. No le digas nada a mamá, he tratado de sobrellevarlo, pero no puedo, es difícil salir, es tan doloroso que lastime a la persona que mas quiero en este mundo.
No escuché mas nada luego de eso, solo el sonido del celular anunciándome un mensaje. «No llegaré a dormir Luna, espero que sepas cuidarte, no destruyas nada, ¿está bien?». Mordí mi labio con inseguridad, ¿estaba tan mal? Negué con la cabeza dirigiéndome a la silla que estaba dispuesta a acompañarme en mis preocupaciones.
—Ignóralo, él no te tiene que interesar más Luna. Él no.
Guardé todo lo que sentía en un cajón y me dispuse a continuar con mi trabajo, no más de 1 hora pasó y ya el vestido estaba listo. Logrando sacar una sonrisa verdadera, de esas que no he sabido soltar en estos días, me miré en el espejo con el sobre mi ropa.