La Boda. Parte I
Nunca creí que mi padre se fuera a dar una segunda oportunidad con alguien más. Cada vez que intentábamos juntarlo con alguien más se mostraba indiferente, y nos pedía llegando a casa que no lo pusiéramos de nuevo en una de esas situaciones sin su consentimiento. Si se lo decíamos no accedería, de eso estábamos seguros así de que lo seguimos haciendo hasta que una noche después de pasar casi cuatro horas encerrado en el pequeño estudio que compartía con mamá, fue a nuestra habitación, y con la voz entre cortada nos dijo lo mucho que agradecía que nos preocupáramos por él, pero que no quería que lo siguiéramos haciendo, que lo más importante para él era precisamente estar con nosotros y no necesariamente estar con alguien más. Dejamos de hacerlo, Noah y yo dejamos de buscarle una pareja porque sabíamos que eso le afectaba de alguna manera. Así que sí, dejamos de meterlo en páginas de citas, dejamos que siguiera con su vida, él encontraría a alguien algún día y vendría a decirnos que se estaba dando una oportunidad. No fue tal y como lo imaginábamos, mi padre siempre había sido un hombre sonriente, feliz y que jugaba bromas. Aun después de la muerte de mamá él siguió conservando ese humor, así que no nos dimos cuenta de cuando, ni como conoció a Anne Mattson, bueno ese era el apellido que llevaba después de su boda, el nombre de pila era Anne Cox, futura de Henderson. Aquella mujer había venido a cambiar por completo la vida de mi padre y la de nosotros, recuerdo la cena en la que nos presentó como sus hijos, y como ella no dejaba de decirnos de lo bien que papá hablaba de nosotros cada que podía, por nuestra parte solo agradecíamos, no sabíamos en sí mucho de ella, lo cual era una fea desventaja, lo único que habíamos averiguado hasta el momento era que Anne tenía dos hijos, y bueno eso lo supimos porque vimos varias fotos de ellos, en realidad vimos fotos de la chica y una que otra del chico, debo de mencionar que es demasiado guapo y la chica es verdaderamente hermosa, siempre quise una hermana, así que esperaba poder tener una buena relación con esta chica. Durante la cena descubrimos que su hijo seguía en Londres, que aún no aceptaba la idea de que su madre se fuera a casar, y la verdad es que ella no esperaba su asistencia a la boda. Mencionó que su hijo solía ser muy reservado y con un carácter duro y difícil de entender. De la que casi no hablo fue de Gemma, su hija mayor, sola menciono dos o tres cosas, que era muy inteligente, que solía ser muy buena amiga de Harry y que era la única con la que él demostraba sus sentimientos después de una situación absurda. Papá nos dijo llegando a casa que aquella hija a que tanto quería Anne había fallecido hacía unos años atrás, junto a su padre. No quisimos seguir indagando en cenas siguientes, así que dejamos de cuestionar y de hablar de familias, nos involucramos más al tema de la boda en las siguientes reuniones que tuvimos, fue así como se planteó la idea de una boda en Julio, el verano es hermoso y una boda en la playa sería más que perfecta. Además, sería pasando el cuatro de julio, todos seguirían esperando con ansias más fiestas así que si estábamos preparándonos esta mañana para la boda. Lo malo del verano es que no sabíamos en qué momento llovería, por esta razón de último momento pedimos una carpa de bodas para que la gente se pudiera proteger de la lluvia, esperamos que al menos se detenga en medio de la ceremonia, no queremos que nos interrumpan las olas ni mucho menos los relámpagos. Miro por cuarta ocasión mi vestido, un hermoso vestido blanco con unos hombros muy graciosos, era de mamá. Noah me había insistido en que no lo llevará, pero de alguna forma me sentía con la necesidad de llevarlo puesto este día, era como si mamá también quisiera estar presente. Quizás sí, quizás quería ver como papá era feliz nuevamente y quizás quería hacerme sentir segura. La puerta de mi habitación se abre y mi padre entra con una sonrisa nerviosa en el rostro, y con su corbata en una mano mientras la otra la lleva sobre su cabello rascando; eso lo hacía cada que se sentía nervioso, inseguro de algo. Lo miro divertida porque si me causaba gracia verlo así. Me acerco a él y le quito la corbata de la mano.
—Tranquilo padre, verás que todo saldrá perfecto. Noah y yo nos hemos asegurado de que todo salga bien este día.
El nombramiento de mi hermano lo ha sacado de su nerviosismo, ahora está preocupado, Noah lleva horas jugando al golf en el jardín de frente, el que da justo frente a mi ventana.
—Hablando de Noah, ¿a qué hora piensa arreglarse? Iré a decirle que se meta, no quiero que se enferme y tampoco quiero que lleguemos tarde a la boda, eso le corresponde a la novia. —Me río, mi padre podría llegar a ser muy gracioso aun en los peores momentos. Su nerviosismo y preocupación no le arrebataban nunca su maravilloso humor.
—Si quieres yo le digo. Tú ya estás vestido no queremos que se te arruine el traje. —Mi padre me mira curioso es obvio que me falta arreglar mi cabello, pero no hay mucho que pueda hacer, lo llevo corto así que solo lo cepillaré y me colocare un bonito adorno en él. Del maquillaje no me preocupo porque nunca he exagerado en ello, así que puede que solo use una base, bloqueador solar y unas sombras claras. Papá asiente y salgo en busca de Noah. Bajo los escalones con cuidado, no quería caerme como hace dos años y causarme un esguince, no hoy el día de la boda de papá. Salgo al jardín, siendo consciente de que nuestro padre nos mira desde la ventana de mi habitación. Muerdo mi labio inferior cuando mis pantuflas rosas, mis favoritas debo de mencionar, entran en contacto con el lodo del jardín, intento no pensar en ello y avanzo hasta donde esta Noah, he olvidado el paraguas por lo que me mojo un poco, bastante, mientras llego hasta él, le toco la espalda y se sobresalta.
—Gusanito, ¿Qué haces fuera? Ve a la casa. No quiero que te enfermes. —No importaba lo que él quisiera, yo iba a esperar hasta que decidiera venir conmigo. Lo del apodo, hablare luego de eso.