La Boda. Parte II
Noah sonríe mientras sostiene a Anne del brazo, porque así se veía. Pareciera que es Noah quien va tomando de su brazo, yo quiero reírme por tal situación, pero me contengo porque mi padre me mira serio. Me concentro en la música que suena en la capilla, y en el hermoso vestido que lleva Anne. A comparación de otras mujeres que se casan después de un matrimonio fallido, o en su caso después de quedar viudas, ella no lleva un vestido blanco. Mi madre decía que el color blanco era símbolo de pureza, puede que una mujer no llegue pura al matrimonio y aun así lo use, es pasable decía ella. Sin embargo, cuando ya ha estado por años casada y ha formado una familia no es bien visto que una mujer lleve ese color. Anne lleva un vestido en tono beige, un beige claro que se ve realmente hermoso, no esta tan largo, le llega unos centímetros arriba de los tobillos, luciendo sus hermosas zapatillas de diez centímetros en su tacón. Su velo es corto y no le tapa el rostro, debido a que esto ya no es necesario, ella ya no tiene nada que desvelar, ambos conocen las responsabilidades del matrimonio. Noah me sonríe mientras se coloca frente a mi padre, quien sigue nervioso y parece que se va a desmayar en cualquier momento. Me acerco a él y escucho las palabras de Noah:
—Bobby Henderson. Es para mí un honor estar aquí, junto a esta bella mujer que ha aceptado ser tu esposa. Quiero decirte que te has sacado la lotería con ella. Te entrego a esta mujer, con la única condición de que la haga feliz, en todo momento.
—Claro que lo haré, la haré realmente feliz, siempre, todos los días de lo que me resta de vida.
—Espero que la trates como es debido, ambos se lo merecen, se merecen esta segunda oportunidad. Les deseo de todo corazón que sean muy felices. —Comento mientras me paso a lado de Noah, ambos los miramos de manera tierna mientras ellos dos se miran de tal manera que pareciera que desbordan miel a todos los invitados.
La ceremonia inicia y todos tienen su vista clavada en la pareja que hoy se une en sagrado matrimonio por segunda ocasión. Anoche Anne me llamó con urgencia debido a que tenía un ataque de nervios típicos en una novia previa a su boda, y me contó lo emocionada que estaba, pero también lo mal que sentía por no poder tener a sus hijos con ella. Quizás la ausencia de Gemma dolía más que antes hoy, pero sabía que no pudo asistir por que lamentablemente falleció hace años junto a su padre, pero no entendía porque su hijo no había siquiera respondido la llamada, por qué no confirmó sus asistencia. Eso era lo que más le dolía, y no podía creer cómo lograba mostrarse fuerte ante todos. no conocía a su hijo, las fotos que tenía en casa lo mostraban guapo si, y se nota que era muy apegado a su madre, entonces si eso era así no entendía porque no estaba con ella en un día tan importante. Solo esperaba que no fuera un inmaduro que no quería que su madre se casara nuevamente. Porque eso sí que no lo entendería. Sería realmente patético para la edad que tenga, incluso hasta un niño de doce años lo comprendería mejor que nadie. Noah nota que me he ido de aquí, que mis pensamientos han logrado sacarme de la escena más bonita que he visto en mi vida; papá radiante de felicidad.
Habían pasado doce años, doce años en los que papá estuvo solo y tuvo que cuidar de dos niños pequeños sin la guía de nadie. Mi tía, la hermana de papá, Clarissa era una mujer maravillosa, sin embargo, ella había fallecido meses antes de nuestro cumpleaños número nueve y doce respectivamente. Ahora bien, papá debía y merecía ser feliz con alguien más, aunque él se negara siempre le estuvimos buscando citas, quizás por eso no funcionaban; porque dos niños pequeños eran quienes la organizaban. Pero debo de decir que Noah y yo siempre intentábamos hacer que todo fuera super romántico. Que ellas no supieran agradecerlo ya era su problema. El sacerdote dice todas esas palabras que sellan el amor de un matrimonio; mis padres se habían casado frente a Dios, al igual que Anne con su esposo. Pero ahora que ellos habían fallecido era aceptado que ellos dos se casarán frente a él. Anne sonríe mientras mi padre le coloca el anillo pronunciando las palabras que el padre le dice. Cada uno menciona sus votos matrimoniales y puedo jurar que estoy llorando como si nunca antes lo hubiera hecho. Noah toma mi mano y me sostiene con fuerza. Lo quería demasiado, quería demasiado a mi adorado hermano, no sabía qué haría algún día sin él. Conseguir una pareja después de una perdida es fácil, al menos eso quería creer. Pero conseguir un hermano no sería tan fácil.
—Lo que Dios ha unido, que no los separe el hombre. Bobby, puedes besar a la novia. Bueno, esposa ahora.
Mi parte favorita de una historia de amor era precisamente el beso de los protagonistas, ya que eso indicaba que estaban a punto de conocer su felicidad eterna. Me parecía lo más perfecto del mundo, que cerraran su acuerdo de amor de esa forma. Noah toma mi mano y me lleva a dónde están mi padre y su esposa. Les sonrío mientras camino hacia ellos.
—Muchas felicidades, Anne. Bienvenida a la familia Henderson.—Ella sonríe mientras me toma de la cintura y me abraza, adoraba estos abrazos. Después de que la conocimos creamos entre nosotras una especie de conexión que nos permitió seguir unidas. Seguro que mamá se encargó de hacer las audiciones para mí nueva madre. No, estoy clara que no puedo llamarle “mi nueva madre”, pero me parece algo divertido. Además, las chicas de mi clase, solo las que han pasado por lo mismo y que saben a lo que me refiero, entienden que una madre siempre será una madre aun así lleguen diez mujeres más. Me enseñaron que podía querer a la pareja de mamá. La verdad es que ya lo hacía y me gustaba hablar con ella mientras me cepillaba el cabello; claro antes de cortarlo. No sabía porque lo había cortado, si me había costado mucho tenerlo así de largo y brillante.